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La enfermedad y el dolor familiar enmascara la violencia en el crimen machista de Alpedrete

Desigualdad

El pasado 15 de noviembre, María del Pilar, de 60 años, fue asesinada por su marido, que se suicidó tras cometer el crimen, por lo que no podrá ser juzgado por sus actos

El alcalde aseguró que el feminicida “estaba luchando por una incapacidad laboral que nunca llegó y que al final la presión no ha podido con él”. También los dos hijos de la víctima y del agresor salieron en su defensa

PP, MM y PSOE guardan silencio por la mujer asesinada en Alpedrete y Vox se desmarca por “respeto a deseo de su familia”

EUROPA PRESS / Europa Press

La enfermedad, la vulnerabilidad económica y otras situaciones colaterales suelen utilizarse para justificar los feminicidios, también por parte de la familia que ha sufrido el impacto de la pérdida, como en Alpedrete, pero las expertas subrayan que “no hay mayor hecho de machismo que alguien se plantee que puede disponer de la vida de su esposa”.

El pasado 15 de noviembre, María del Pilar, de 60 años, fue asesinada por su marido, que se suicidó tras cometer el crimen, por lo que no podrá ser juzgado por sus actos. Le asestó 50 puñaladas.

Tras conocerse los hechos, el alcalde de la localidad madrileña de Alpedrete, Juan Fernández (PP), aseguró que el feminicida “era un buen padre y la quería mucho”, que “estaba luchando por una incapacidad laboral que nunca llegó y que al final la presión no ha podido con él”. Estas manifestaciones fueron muy criticadas, incluso por el presidente del Gobierno, y el regidor municipal salió a rectificar.

También los dos hijos de la víctima y del agresor, mayores de edad, salieron en defensa del padre, de quien dijeron que era “un hombre ejemplar” y un “marido único”, que pidió ayuda a un sistema que no le prestó la atención que requería: “A nuestros padres los mataron”, señalaron en un comunicado.

Decidir sobre la vida de una mujer

Las expertas explican que no se puede pedir conciencia de los hechos a las víctimas de un hecho tan traumático como que tu padre haya matado a tu madre y después se haya suicidado. Sí a los responsables públicos.

La directora de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto, señala que tomar la decisión de suicidarse, pero antes quitarle la vida a una pareja, es el hecho más significativo del sometimiento de las mujeres, de la creencia de que las mujeres son propiedad de un hombre. Incluso cuando median situaciones colaterales como pueden ser una adicción o una enfermedad.

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“Si no fuera porque la persona que comete el feminicidio tiene ciertos derechos sobre su pareja, probablemente esto no ocurriría. Estamos abordando un tipo de crimen como consecuencia de la desigualdad de mujeres y hombres”, enfatiza.

Y esto es así “independientemente de la intencionalidad que pueda atribuir la gente del entorno o la familia”: No podemos pedir a quienes son víctimas en un momento de dolor una toma de conciencia ideológica, hay que ser compasivas y compasivos. Pero también tenemos que saber que la legislación contra la violencia de género persigue que nunca más nadie piense que tiene derecho sobre la vida de la mujer”, asevera.

Supervivencia psíquica

La psicoterapeuta y presidenta de la Fundación Alanna, Chelo Álvarez, habla de “supervivencia psíquica”: “Reconocer que tu padre ha asesinado a tu madre es durísimo porque aquí se juntan dos hechos muy graves, que tu madre está muerta y tu padre también y él ha sido el asesino de tu madre”.

“Reconocer que él ha sido el responsable de la muerte de ella, reconocer que la figura paterna que supuestamente aman y que los amaba ha sido un verdugo, eso se convierte en un mecanismo de defensa a nivel cerebral que se llama supervivencia psíquica. No es una negación voluntaria, no lo están negando porque quieran proteger al padre ni dar una buena imagen, es un mecanismo humano profundo para sobrevivir al sufrimiento”, apunta.

La experta, de la Asociación de Psicología y Psicoterapia Feminista, indica que como hija o como hijo “te quedas atrapado entre dos lealtades”, el amor a la madre y el amor al padre, “hay un colapso emocional y eliges inconscientemente una versión de la historia para no sufrir tanto”.

Álvarez insiste, sin embargo, en que la violencia de género no depende de las circunstancias del maltratador y que justificar la violencia de género con argumentos como que había problemas de alcoholismo, falta de empleo u otras cuestiones es desplazar la responsabilidad del agresor hacia factores externos que nada tienen que ver con esta violencia. “Todas tenemos a varones a nuestro alrededor con enfermedades o en situaciones de exclusión que no son violentos”, remacha.

Soleto concede que, tras un asesinato, las víctimas necesitan consuelo y transitar el duelo de la forma menos dolorosa posible. Ahora bien, la directora de la Fundación Mujeres pide cautela a los responsables públicos en sus manifestaciones, porque pueden tener consecuencias que llegan a afectar a los derechos de los huérfanos.

Si la creencia de que concurren otras circunstancias que nada tienen que ver con la violencia de género siembra dudas y esto llega al ámbito judicial, se resuelven casos sin reconocimiento explícito de esta realidad y, por tanto, provoca que hijos e hijas que han quedado huérfanos no puedan acceder a las medidas de reparación del daño que les corresponden como víctimas.

“A través del Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla Prieto -que atiende a huérfanos de la violencia machista- sabemos bastante de ello”, lamenta. Soleto resume que “el feminismo lo que piensa es que, si alguien te quiere mucho, no te apuñala”. “Queremos llegar a una sociedad en la que esto quede claro meridiano”, concluye.

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