Desde el pasado viernes, el comedor social que se ubicaba en el convento de los Frailes Capuchinos de Arenys de Mar (Maresme) dejará de prestar servicio después de decenas de años repartiendo comida entre indigentes. Los religiosos han optado por suspender el servicio después de que una revisión sanitaria de la Generalitat les instara a cumplir con la normativa e inscribirse en el registro sanitario de actividades sociales de restauración de la Generalitat.
El convento atendía diariamente a unos 30 indigentes a los que suministran comida. Alguno de estas personas, desde hace meses provocan las protestas en el vecindario por sus actitudes incívicas, “hacen sus necesidades en los portales y protagonizan robos en los comercios próximos” denuncian los residentes, que se movilizaron con una recogida de firmas contra el servicio social de los frailes. “Los propios frailes, conscientes del problema dejaron de suministrar comida a los más conflictivos” apuntan los vecinos.
Polémica por la actitud de los indigentes
Desde el Ayuntamiento de Arenys de Mar, la concejal de Servicios Sociales, Soraya Real, detalla que hace un año que intentan negociar con los responsables del convento “porque estamos preocupados por la gestión del comedor”, lo que ha propiciado reuniones periódicas con los servicios sociales, salud y policiales, asegura que las reuniones han sido infructuosas.
Tras una inspección del Servicio de Salut Pública del Barcelonès Nord i Maresme Central de la Generalitat, la recomendación al centro religioso ha sido la misma que durante meses realiza el Ayuntamiento “regular sanitariamente la actividad” y realizar mejoras en cuanto a la higiene y conservación de alimentos. Conscientes que “si hubiera un problema de salud con la comida, la responsabilidad sería del Ayuntamiento porqué conociendo la actividad no ha hecho nada al respecto” apunta Real. Asimismo se debían inscribir en el registro de actividades de restauración colectiva social sin cocina.

Convent dels Caputxins d'Arenys
La concejala también detalla que el anterior prior del convento se había comprometido a dar de alta la actividad, pero un cambio en la dirección ha hecho cambiar las directrices. Los frailes, reconocieron que sus propios abogados les habían aconsejado legalizar el servicio. Durante el último año, las reuniones iban en esta línea, pero finalmente la dirección conventual ha optado por el cierre del servicio.
Hace un año, el convento también prestaba servicio de duchas a los indigentes, pero los problemas derivados de enfrentamientos entre usuarios y amenazas a los voluntarios, decidió anular el servicio, tras lo que el ayuntamiento se vio obligado a abrir una ducha en la zona deportiva exclusivamente para estos indigentes, pero “sólo acudió uno de ellos” por lo que se ha cerrado la instalación.