El PNV y el PSE se abonan al desencuentro, chocan en inmigración, autogobierno o euskera

Coalición en las instituciones vascas

Eneko Andueza cuestiona a Aitor Esteban: “Me gustaría saber quién manda en el PNV”

El presidente del PNV, Aitor Esteban, junto al secretario general del PSE, Eneko Andueza

El presidente del PNV, Aitor Esteban, junto al secretario general del PSE, Eneko Andueza

EP

El PNV y el PSE, la entente que viene gobernando Euskadi durante prácticamente la mitad del periodo democrático, parecen haberse abonado a la discordia. Los choques entre las dos formaciones que gestionan las principales instituciones vascas se han vuelto cotidianos, con diferentes cuestiones como telón de fondo: las políticas en torno a la inmigración, el debate sobre el nuevo estatuto, el trazado del tren de alta velocidad o, en los últimos días, la gestión de las dos lenguas cooficiales, el euskera y el castellano, en la función pública. La coalición de jeltzales y socialistas no parece peligrar en el corto plazo, aunque la recurrencia de estas polémicas deja entrever signos de agotamiento que no se percibían hace pocos años.

En las últimas horas, los líderes de ambas formaciones, Aitor Esteban, por parte del PNV, y Eneko Andueza, por los socialistas, han protagonizado un choque más sonado de lo habitual. El secretario general del PSE llegó a cuestionar el liderazgo de Esteban, buscando alimentar la idea de que los jeltzales comienzan a pensar en cambiar de socio en Euskadi. “El PNV está constantemente mirando de reojo a EH Bildu (...). Me gustaría saber quién manda verdaderamente en el PNV, si Aitor Esteban o el PNV de Gipuzkoa. No hace muchos meses le escuchamos a Markel Olano decir que ya era el momento de ir soltando amarras con el PSE para tejer alianzas con EH Bildu”, señaló Andueza en una entrevista en Radio Popular particularmente dura con los jeltzales.

Esteban: “Él es el único que hace estas declaraciones, y lo que genera es tensión, fricción y desconfianza”

El principal aludido, Esteban, le respondió en tono agrio, cuestionando “una serie de declaraciones absolutamente fuera de lugar”: “Es el único que las hace y lo que genera es tensión, fricción y desconfianza innecesariamente, en un tono retador que se compadece muy poco con la estabilidad parlamentaria que tenemos tanto en el Parlamento vasco como en Madrid. Quizá lo hace porque lo necesita para afirmar su autoridad ante sus correligionarios”.

Este cruce de declaraciones llega después de varios días de desencuentros y algunas declaraciones previas al filo del choque entre las dos formaciones. El acuerdo entre el PNV y EH Bildu, sin los socialistas, para la tramitación en el Parlamento vasco de sendas propuestas en torno al blindaje del euskera en la función pública puede considerarse el detonante de las últimas desavenencias. Aitor Esteban, sin embargo, quiso dejar claro que se trataba de un “disenso” pactado y que los socialistas saben que buscarán un acuerdo que les incluya.

El PNV necesita marcar perfil, y el PSE busca visibilidad dentro de la coalición

La realidad es que entre ambas formaciones existen diferencias pronunciadas, que no son nuevas, y, al mismo tiempo, existe una necesidad creciente de marcar perfil propio. En un momento de máxima rivalidad con EH Bildu, al PNV se le achaca que se ha desdibujado en su afán por ensanchar su base social, cayendo por momentos en la incomparecencia ideológica. Los jeltzales necesitan ocupar su espacio, sobre todo en torno a debates tan sensibles.

Para los socialistas vascos, mientras, resulta imprescindible reforzar su visibilidad y perfil propio en las instituciones en las que gobiernan en coalición con el PNV. Ha sido el principal empeño de Eneko Andueza desde que sustituyó a Idoia Mendia hace cuatro años, a costa, a menudo, de la paz social con sus socios. También ha sido la razón por la cual el líder socialista evitó entrar como consejero en el Gobierno vasco. El problema es que el tono de estas continuas polémicas lleva tiempo incomodando sobremanera a los jeltzales.

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De momento, entre los socios prima la voluntad de mantener las principales instituciones vascas a través de un pacto que eleva las cotas de poder de ambas formaciones, en detrimento de EH Bildu, enviando a la sociedad vasca un mensaje de estabilidad que viene siendo bien valorado. La duda es si la balanza beneficio-perjuicio de esta alianza se terminará inclinando en sentido opuesto en el medio plazo, bien porque el coste político del pacto termine siendo demasiado elevado o bien porque la correlación de fuerzas pueda no ser suficiente para garantizar la gestión de las principales instituciones vascas.

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