Euskadi mira de reojo a Madrid y Catalunya

Alderdi Eguna

El PNV celebró el día del Partido condicionado por la incertidumbre en torno a una legislatura que aspira a exprimir

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El presidente del Partido Nacionalista Vasco, Aitor Esteban.

Adrián Ruiz de Hierro / EFE

El PNV celebró ayer el Alderdi Eguna, día del Partido, con un ojo puesto en Madrid y fiel a la máxima lanzada por su líder, Aitor Esteban, este verano: “día a día” y “partido a partido”. La formación jeltzale, que festejó sus 130 años, trata de exprimir la legislatura para avanzar en lo que denomina “agenda vasca”, aunque en su horizonte gana espacio la hipótesis de que el mandato pueda acabar de manera precipitada. Ahí, los jeltzales miran también a Junts, tanto por su posición con respecto a la legislatura como por la inquietud que suscita la correlación de fuerzas que parece abrirse en Catalunya.

El lehendakari, Imanol Pradales, explicó en el Parlamento vasco la perspectiva de su formación respecto al futuro cercano. “Pueden llegar tiempos muy complicados para Euskadi. Un tiempo oscuro en el que se cuestione nuestro autogobierno, identidad e instituciones”. El líder vasco se refería así a la eventual llegada a corto plazo de un gobierno de PP y Vox, un escenario del que cada vez se habla más en el ámbito político vasco.

La pujanza de AC reflejada en la encuesta de ‘La Vanguardia’ no ha pasado desapercibida en Euskadi

El PNV llama a avanzar en materia de autogobierno y a acelerar para alumbrar un nuevo pacto estatutario, aunque no está nada claro que pueda llegar a tiempo. Mientras, se aferra al goteo de conquistas que ha podido cerrar en las últimas semanas: el aumento de la potencia en la red eléctrica que alimenta a la industria vasca, los acuerdos alcanzados en materia de inmigración o el reciente pacto para traspasar las políticas pasivas de empleo.

EH Bildu, por su parte, aprieta al PNV para cerrar un acuerdo sobre el nuevo marco de autogobierno y otras cuestiones estratégicas a fin de “blindar” Euskadi ante la “amenaza cada vez más real­ de la ultraderecha”. La formación abertzale trabaja también con la hipótesis de un cambio abrupto en Madrid que le obligaría a dar un giro sustancial. Del posibilismo de los últimos años a la confrontación como estrategia para movilizar a su electorado,

Desde el País Vasco también se mira de reojo a Catalunya. No solo porque Junts pueda hacer que la legislatura encalle. La encuesta publicada por La Vanguardia sobre el panorama político catalán no ha pasado desapercibida en Euskadi.

En Junts, formación que ha recuperado­ las relaciones con el PNV, y ERC, hermanada con Bildu­, ya sienten el aliento de Aliança Catalana. El PP se podría ver superado por Vox, formación que aparece como la más votada entre los jóvenes. Y es ahí donde surge una pregunta: visto el limitado potencial de Vox en el País Vasco, ¿surgirá alguna formación antiinmigración en el ámbito del nacionalismo vasco y el independentismo?

De entrada, parece que Euskadi no está aún en esa pantalla. Atendiendo a la dimensión del fenómeno migratorio, el gran banderín de enganche de AC y Vox, aún hay diferencias sustanciales de contexto. El porcentaje de ciudadanos nacidos en el extranjero en la Comunidad Autónoma Vasca ronda el 14% (las personas de nacionalidad extranjera son menos, el 10%), mientras que en Catalunya asciende al 25% (un 18% de nacionalidad extranjera). Además, según una amplia encuesta de EiTB Focus, el primer partido entre los jóvenes es Bildu, seguido del PNV. No obstante, el caso catalán, y otros en el contexto europeo, demuestran que los cambios se pueden precipitar.

A falta de movimientos de calado, en los últimos meses sí ha surgido el embrión de una formación de signo abertzale que cuestiona “un modelo migratorio neoliberal que sirve a los intereses del capital”. Se llama Ezker Nazionala, se autodefine como “izquierda antiglobalista” y se identifica con el partido de Sahra Wagenknecht (ex Die Linke) en Alemania. En todo caso, se trata de una formación aún minúscula y no parece que vaya a tener recorrido en el próximo ciclo electoral.

El interés a corto plazo pasa por ver cómo responden PNV y Bildu a un debate que está en la calle. Los jeltzales han movido ficha, tal y como explicamos en estas páginas hace unos días. Quieren ocupar un espacio “centrado”, “huyendo tanto de los discursos populistas como de los buenistas”. Bildu también se mueve, y centra su discurso en la reclamación de “soberanía para desarrollar políticas de acogida adecuadas”. La política vasca mira de reojo a Madrid y Barcelona. Y atisba un horizonte inquietante.

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