Durante el otoño de 2022 protagonizaron concentraciones frente a la clínica Askabide de Vitoria-Gasteiz a las que asistían con carteles en contra del aborto, al tiempo que proferían gritos contra pacientes y trabajadores del centro, y rezaban el rosario. Las denuncias presentadas por Askabide dieron como resultado varias órdenes de alejamiento, y ahora, tres años después, se juzga a 21 antiabortistas por estos hechos.
El juzgado de lo penal número 1 de Vitoria-Gasteiz ha iniciado este lunes el juicio contra estas personas por un presunto delito de coacciones contra los trabajadores y las pacientes de Askabide, centro que, entre otros servicios, realiza interrupciones voluntarias de embarazos.
Cinco meses de cárcel o trabajos comunitarios
La Fiscalía pide una condena de cinco meses de cárcel por un delito de coacciones, que podrían sustituirse por 100 días de trabajos para la comunidad, por obstaculizar el ejercicio del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo y la actividad de los trabajadores de la clínica. La acusación particular de la propia clínica, mientras, les reclama 20.000 euros en total, por el “perjuicio causado”. La defensa, finalmente, solicita la libre absolución, aludiendo a que estas 21 personas se limitaron a rezar y exhibir pancartas, en uso de su “libertad de expresión”.
Durante la primera jornada del juicio han prestado declaración 17 testigos de los hechos juzgados, entre ellos, dos pacientes de la clínica Askabide durante los días en los que tuvieron lugar las concentraciones de los antiabortistas.
Una de las mujeres ha señalado que se sintió “incómoda cuando vio a las personas rezando y con carteles” en la acera de enfrente de la clínica: “En el caso que quisiera interrumpir mi embarazo, no es muy agradable, ya que me podían haber condicionado. No es agradable tenerlos en la puerta cuando vas a vivir un momento difícil”.
Otra de las pacientes ha señalado que los concentrados se “dirigieron directamente” hacia ella y le dijeron “cosas como 'perdónala'”, por las cuales se sintió “intimidada” en un momento personal “complicado y vulnerable”, hasta el punto que decidió no volver fruto de la intimidación.
La declaración del gerente
Mientras, el gerente de la clínica Askabide, Igor Elberdin, ha denunciado la “coacción constante” que ejercían los concentrados, con el objetivo de “amedrentar física y mentalmente tanto a los trabajadores de la clínica como a sus pacientes”.
Según ha explicado, los antiabortistas se concentraban a diario para rezar con rosarios y con carteles, “de manera organizada y en turnos”, para tratar de permanecer ahí “cuantas más horas posibles”, dos veces al año durante 40 días.
‘40 días por la vida’, ‘no estás sola’ o ‘rezamos por ti’ eran algunos de los lemas que mostraban en sus carteles, así como gritos de “asesino”, con el que trataron de amedrentar incluso al propio gerente, o “perdónale señor, porque no sabe lo que hace”.
“Era algo continuo, todo el día. Te enseñan carteles, te señalan, te miran, rezan en alto y nos han llegado a sacar fotos. Utilizan los rezos para decir barbaridades. Las concentraciones no permitían el correcto desarrollo de la clínica. Las mujeres tienen que entrar tranquilas y su objetivo era amedrentarlas, cuando vienen de situaciones que no son fáciles para ellas”, ha señalado.
Como consecuencia de estas concentraciones, hubo pacientes que “anularon citas, porque no querían que se les señalara”, así como quienes padecieron “ataques de ansiedad derivados de sus manifestaciones”.
El gerente del centro, asimismo, ha indicado que el 95% de las interrupciones del embarazo son concertadas con Osakidetza, quien las deriva a la clínica. “Es un servicio público pagado por la Administración”, ha recalcado.
Los policías locales
Durante esta primera sesión también han testificado varios policías locales de Vitoria-Gasteiz, si bien en este caso los testimonios no han sido tan contundentes. Los agentes han coincidido en que las manifestaciones eran pacíficas, aunque no se han puesto de acuerdo a la hora de señalar si mediaba intimidación o no.
Cuestionados por las defensas de los acusados sobre el proceder de los manifestantes, algunos policías han considerado que los carteles que portaban no eran “ni coaccionantes ni intimidantes”, mientras que otros agentes han razonado que, “con su presencia, las personas ejercían una especie de coacción hacia la clínica”.
Las denuncias presentadas por Askabide dieron como resultado varias órdenes de alejamiento y ahora estas concentraciones se realizan en una plaza cercana, aunque evitando que pacientes y manifestantes se crucen.
En todo caso, Askabide quiere que se castigue el “perjuicio causado” y que el pronunciamiento judicial siente un precedente para otros casos, ya que este tipo de concentraciones son habituales mucho más allá del caso de Vitoria-Gasteiz.
“Llegar a juicio ha sido una victoria para nosotras”, ha señalado en nombre de Askabide Naroa Iturri, trabajadora de este centro. Asimismo, ha remarcado que buscan que se establezca “un perímetro de seguridad de 100 metros”.
“En los últimos tres años se han concentrado a 100 metros. No hay ningún problema con eso. Ellos tienen el derecho a concentrarse y a expresarse, y nosotras a trabajar y practicar interrupciones del embarazo en libertad y con tranquilidad”, ha indicado.


