La comunidad de monjes del Monasterio de Poblet se encuentra en una situación “crítica”. En una entrevista en el ACN, el abad Rafel Barruè ha explicado que actualmente hay diecisiete monjes, cuatro de los cuales se encuentran en enfermería.En 25 años, el número de religiosos se redujo a la mitad.
Además, desde el 2020 no se ordenan nuevos monjes y desde la pandemia que no entran novicios. Sin embargo, Barruè está “ilusionado” gracias al 'We Work', un nuevo programa que han iniciado para despertar vocaciones entre los jóvenes. Paralelamente, las casas de la orden del Cister de España y el monasterio de Boulaur, en Francia, trabajan para unificarse en una sola congregación en el 2027.
El abad recuerda que cuando él entró en el monasterio en 1999 era el número 33, y en poco más de 25 años, el número ha caído a la mitad. “A veces vas al corazón y somos diez, once, doce, trece a veces, pero es que no podemos ser más”, lamenta.
Los dos últimos monjes que hicieron la profesión solemne fue en enero del 2020. Durante la pandemia, accedieron a Poblet siete nuevos novicios, coincidiendo con la etapa de ERTO y de confinamientos, pero ninguno se ha quedado. Los otros monasterios cistercienses del país (Vallbona de les Monges en el Urgell, Valldonzella en Barcelona y Solius en el Baix Empordà) se encuentran en una situación todavía “más crítica”, comenta el presidente de la orden cisterciense en Catalunya.
El abad señala que “en Catalunya la religión está muy fría” y destaca la caída de la práctica religiosa. “Si la gente no va a misa, ¿por qué debe hacerse monje?”, se pregunta. Barruè define la vida monástica con la palabra “radicalidad”, y descarta flexibilizar el reglamento para atraer nuevas vocaciones. Explica que muchas veces le preguntan por qué sueldo cobra, y que siempre responde “la vida eterna”. “Yo diría que tenemos más sueldo que los demás, porque lo haces por amor a Dios”, añade.
El pasado año iniciaron el programa 'We Work'. Se trata de una experiencia de fin de semana en la que un grupo reducido de personas jóvenes se alojan en el edificio para conocer la vida monástica. Este programa lo hacen siguiendo el ejemplo de las monjas cistercienses francesas del monasterio de Boulaur, que en los últimos años han logrado, de este modo, atraer nuevas vocaciones.
Con esta iniciativa la comunidad está “ilusionada”. “Hay algunos que están planteándose la vida monástica”, afirma Barruè. Comenta que hay jóvenes que “van a la iglesia”, pero desconocen qué ocurre en un monasterio. Lo ven como una “cosa extraterrestre”, dice. El 'We Work' también se ha desarrollado en el Monasterio de Vallbona de les Monges.