Caras de tristeza, incluso desencajadas y ojos llorosos. Mucho silencio y respeto dentro de la catedral de València donde las autoridades políticas –Gobierno central, Consell valenciano, presidentes regionales y alcaldes de las zonas afectadas– compartieron espacio con cerca de 400 familiares de víctimas de la DANA. Una pequeña tregua tras semanas de agria batalla política donde unos y otros se han lanzado graves acusaciones sobre las responsabilidades en la gestión de la brutal riada que ha dejado 222 muertos y cuatro desaparecidos. Un tsunami de lodo y barro que todavía está presente en muchas localidades y que ha embarrado aún más la política valenciana con peticiones de dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que este lunes compartía espacio con quienes le reclaman, casi todos los días, que dé un paso al lado.

Los Reyes Felipe y Letizia a su entrada en la Catedral de València.
Los Reyes presiden la misa organizada por el Arzobispado entre grandes medidas de seguridad
En el interior de la catedral, en la misa funeral organizada por el Arzobispado de València y presidida por los Reyes, estaban la vicepresidenta primera del Gobierno de España, María Jesús Montero, y los ministros Ángel Víctor Torres y Diana Morant, junto con el presidente valenciano, Carlos Mazón, y todo su Consell; el líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo; así como los presidentes autonómicos de Andalucía, Aragón, Madrid y Murcia. El anunciado desembarco del PP fue contrarrestado en el último momento por el Ejecutivo, aunque no estuvo Pedro Sánchez.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón (i) saluda a la alcaldesa de Paiporta, Maribel Albalat (2d) momentos antes del funeral por las víctimas de la DANA
Fuera el ambiente era un tanto distinto. Los reyes Felipe y Letizia fueron vitoreados a su llegada a la seo. Solo ellos entraron por la misma puerta que lo habían hecho los familiares invitados. Allí, sus majestades recibieron aplausos de los curiosos que se agolpaban detrás de las vallas de seguridad en un perímetro con grandes medidas de seguridad. Los “viva el Rey” fueron acompañados rápidamente por gritos contra los políticos. Se escuchaba “políticos asesinos”, pero las autoridades no les debieron escuchar porque la organización ideó una entrada para las autoridades bien alejada del público.
El Gobierno contrarresta a última hora la presencia de dirigentes del PP, pero Sánchez no acude
De hecho, esto provocó algunos momentos duros como cuando a uno de los familiares se le impidió la entrada por la puerta de las autoridades justo en el momento que bajaban del coche el presidente Mazón y los mandatarios de Murcia, Fernando López Miras, y Aragón, Jorge Azcón. Este familiar mostraba su enfado por tener que dar toda la vuelta tras haber perdido a tres allegados.
Otra, como Sonia Fuster, que perdió a su padre en la tragedia, entró en la catedral pero prefirió salirse fuera ante la masiva presencia de tantos políticos. “Me da igual que sean de izquierdas, que de derechas, que de centro. Uno porque no pidió la ayuda y el otro porque no se la dio. El uno por el otro y la gente ahogándose. Me he levantado y me he salido”, apuntó.
Hasta cinco personas se encaran con Carlos Mazón en el interior de la catedral de València
Paralelamente, una veintena de personas protestaron a la entrada de la Puerta de los Hierros de la catedral. Entre ellas una joven que, muy emocionada, portaba una pancarta donde se leía que “no fue una catástrofe climática, fue un asesinato” y que gritó por su hermano muerto, a quien según explicó “nadie fue a buscar y encontraron sus propios amigos en un barranco”.

Una manifestante muestra una pancarta contra Mazón a las puertas de la Catedral de València
Algunos de los gritos de fuera llegaron a penetrar en el interior de la catedral la misa. Dentro la tensión se contuvo, aunque no todos pudieron morderse la lengua. Hasta cinco personas llegaron a encararse con el presidente valenciano al término de la eucaristía. Lidia, de Benetússer, que perdió a su suegro en la DANA, le llamó “cobarde” a la cara. Escenas que contrastaron con las emotivas imágenes de pésame que se dio a las familias y de los saludos respetuosos entre los políticos.
Las familias de quienes perdieron la vida en las inundaciones entraban con invitación, cursada por el Arzobispado de València que la hizo llegar a través de las parroquias a los afectados. “Perdí a mi madre en Alfafar, dentro de casa. Y casi morimos mi hermano y yo”, explicaba la hija de una de las fallecidas, a quien la avisaron de la misa funeral cuando acudió a la iglesia a encargar una ceremonia en memoria de su madre fallecida.
Además de invitar a las familias, la catedral acogió a todo aquel que quería entrar, haciendo una cola previa en la plaza de la Reina.