“Todos estamos lógicamente volcados con Gaza, más después de las declaraciones del presidente Trump, pero tenemos mucho más cerca una zona de la que nos olvidamos y que tiene un impacto directo sobre nosotros: el Sahel”. Quien así hablaba el pasado jueves en Casa Mediterráneo de Alicante, el diplomático Ángel Losada, lo hace con gran conocimiento de causa, no en vano fue representante especial de la Unión Europea en el Sahel, además de embajador en Irán, Nigeria y Kuwait.
Losada ejerció de presentador del libro 'El Sahel. El nuevo escenario de la geopolítica mundial', una obra que considera “fundamental” para entender una zona que se ha convertido en “un polígono de crisis”, cuyos hechos nos afectan de una manera directa: “No habrá paz en Europa si no la hay en el Sahel”, asegura el embajador. ¿Por qué 'un polígono de crisis'? “Porque encontramos en la región todas las crisis que nos podemos imaginar, y alguna nos impactan a nosotros más directamente: la crisis de migración, la presencia de grupos criminales que trafican con narcóticos y con personas, y el problema del yihadismo”.
Todo ello sucede además en un contexto de cambio climático que afecta de forma dramática a una zona donde el desierto gana terreno cada año a los cultivos, aumentando el riesgo de hambruna y los ancestrales conflictos entre agricultores y ganaderos; y donde se viven guerras tan brutales como la de Sudán.
La crisis migratoria tan patente en las Islas Canarias y, por extensión, en el conjunto de España, con todas las implicaciones políticas que conlleva, tiene ahí su génesis
El libro es obra del prolífico autor Gerardo Muñoz (Melilla, 1951), escritor e investigador histórico que ha dedicado sus últimos ensayos a temas relacionados con la presencia española en el norte de África (El desastre de Annual; Los españoles que lucharon en África; La dictadura de Primo de Rivera) y en su último trabajo he descendido hasta un territorio de extensión similar a la del conjunto de la Unión Europea, una franja que abarca desde el Atlántico en Mauritania hasta el Mar Rojo en Eritrea en la que viven unos 400 millones de personas y que incluye países sumidos en una inestabilidad y una violencia incontrolable que mueve ingentes masas migratorias, desconcierta a los más expertos diplomáticos y ha convertido el territorio fronterizo entre Burkina Faso, Níger y Mali en el lugar más peligroso del planeta.
En una charla introducida por el anfitrión y director de Casa Mediterráneo, Andrés Perelló, Muñoz y Losada expusieron la línea argumental que el primero documenta extensamente en un libro que definió como “caliente”, no solo porque acaba de salir de la imprenta sino porque recoge el contexto muy actual y cambiante de un territorio que es, entre otras cosas, una bomba demográfica: “las mujeres en Níger tienen siete hijos, la población se va a duplicar en los próximos veinte años”.

Portada del libro.
La crisis migratoria tan patente en las Islas Canarias y, por extensión, al conjunto de España, con todas las implicaciones políticas que conlleva, tiene ahí su génesis. “La clave es Mauritania”, apuntó el embajador Losada. Porque ese extenso país de apenas 4,6 millones de habitantes acoge cerca de 200.000 refugiados en su territorio, mantiene un gobierno estable “formalmente democrático y prooccidental, aunque mantiene buenas relaciones con Rusia y China; al mismo tiempo que ha aumentado su cooperación en materia de seguridad con la UE y Estados Unidos, ha descartado cualquier presencia militar estadounidense en el país, mostrando así una ambivalencia desconcertante”, según explica Muñoz. Y de sus costas parten la mayoría de las frágiles embarcaciones cargadas de desesperados en busca del archipiélago canario, su puerta hacia el sueño europeo.
El ensayo de Gerardo Muñoz expone en su primera parte lo que denomina 'presente efímero' de la región, con un análisis de la coyuntura inmediata de cada país, la apresurada retirada de Francia -la potencia occidental que colonizó la mayor parte del Sahel-, el repliegue de la Unión Europea, la activa presencia militar de Rusia a través de los mercenarios del Grupo Wagner, que ha llevado a Ucrania a desplazar efectivos a tierras africanas, a cuyas ricas reservas de mineral Putin recurre como fuente de financiación para una guerra cada vez más global, las maniobras de China, que controla ya la mayoría de los puertos de África...Turquía, Irán, incluso India son actores que mueven piezas en el avispero del Sahel.
No solo Rusia y China, sino países como Turquía, Irán o India mueven ficha en una región donde Francia y la UE han sido desplazadas
Tras ese planteamiento, Muñoz dedica el eje central de su libro a exponer el 'pasado cercano', con un orden y una claridad -distribuyendo los asuntos en capítulos breves, nunca más de veinte páginas- que facilita al lector la consulta y evita que se pierda en la confusión que caracteriza a la región.
Por último, cuando el lector tiende a verse dominado por el desánimo, no solo ante la magnitud de los problemas que amenazan a los sahelianos, sino ante el riesgo que sus ecos representan para su comparativamente plácida existencia europea, el autor le tiende un cabo de esperanza al plantear un futuro que califica de 'impreciso', pues por más sombrías que sean las amenazas existen respuestas posibles. Que a su juicio pasan, desde el punto de vista de Occidente, por acertar en las fórmulas para estabilizar la región, luchar contra el terrorismo y las organizaciones criminales y revertir la tendencia en el combate ideológico frente al autoritarismo que propugnan Rusia y China.

En el desierto del Sahel, la ganadería trashumante propia de la región es una de grandes afectadas por la falta de agua y motivo de disputas entre ganaderos y agricultores.
Mucho más fácil de decir que de hacer, Muñoz cree que las misiones occidentales deben estar encaminadas preferentemente a dar “un mayor énfasis a la inversión, la provisión de recursos públicos y la democracia procurando un equilibrio entre seguridad y desarrollo”, entendiendo que debe apoyarse a la sociedad civil “y a las autoridades tradicionales, históricamente respetadas y ci poder de persuasión para convencer de la democracia y los derechos humanos dentro del modernismo islámico”.
Además, “debe priorizarse la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades mediante una distribución más equitativa de los recursos naturales”, “ofrecer alternativas atractivas a la influencia de Rusia y China, incluidos apoyo económico, apertura comercial e intercambio tecnológico”. También aboga por “contrarrestar las campañas desinformativas rusa y china”, por aplicar “una política migratoria justa y regulada que beneficie tanto a los países del Sahel como a Occidente, combinando el control con la apertura regular”, y propone que la OTAN abra “misiones de entrenamiento y asesoramiento militar para cooperar con los gobiernos sahelianos en su lucha contra el el yihadismo y las organizaciones criminales”.