“Seguimos trabajando, no hay un plazo concreto y queremos los mejores presupuestos, los que merecen los valencianos y la situación extraordinaria que tiene esta Comunidad Valenciana”. El Gobierno valenciano ha suspendido sine die la presentación de los Presupuestos de la Generalitat para 2025 después de constatar que no tiene garantizado el apoyo de Vox. Los ultras siguen apretando en la negociación y el presidente Carlos Mazón, en minoría en Les Corts, no se atreve a presentar unas cuentas sin tener ligado con antelación un apoyo a las mismas. Sacar adelante los presupuestos en una situación tan complicada para el mandatario valenciano supondría un balón de oxígeno, pero no poder aprobarlas le dejaría todavía más contra las cuerdas al president.
No lo quiso decir ayer tajantemente la portavoz del Consell, Susana Camarero, pero sí que deslizó que el Ejecutivo autonómico no tiene intención de presentar unas cuentas sin tener amarrada su ratificación parlamentaria. “Las cuentas se presentan para ser aprobadas”, señaló a preguntas de los periodistas. Además, la dirigente popular no quiso ponerse nuevos plazos para presentar los números después de tener que tener que posponerlos de nuevo pues ya van tres veces.
Los continuos aplazamientos han obligado a retocar el calendario parlamentario
El día 31 de octubre se tenían que haber presentado las cuentas como marca la norma, pero la terrible dana del 29 de octubre hizo que la convocatoria se anulara, como era lógico. Pasaron los meses, con un Consell centrado en la emergencia, y se habilitó el mes de enero en el Parlamento autonómico con la esperanza de poder recepcionar los números de 2025. No fue así. Entonces, se puso encima la mesa el objetivo de la segunda quincena de febrero y se ordenó el calendario parlamentario para poder tramitarlos bajo esta previsión. Tampoco se cumplió y la semana pasada se puso un nuevo horizonte: el 4 de marzo. La fecha expiró ayer pero el Consell sigue todavía trabajando en un acuerdo con Vox lo que obligará, para enfado de la oposición, a reestructurar, otra vez, el periodo de sesiones.
“Seguimos negociando con Vox”, señaló ayer la portavoz del Ejecutivo de Mazón admitiendo que el acuerdo todavía no se ha cerrado, pero sin admitir “puntos de fricción concretos”. Un contexto de impasse y duda en el que el Consell no da el paso y prefiere no apretar el mecanismo de tramitación de las cuentas por temor a la reacción de esos socios que se habían mostrado bastante fiables hasta la fecha, echando importantes capotes al president.
De puertas hacia fuera, los ultras han señalado que las negociaciones son “muy fructíferas”, pero siempre dejando claro que el sentido final de su voto no estaba claro todavía. Y eso que, apuntan desde Vox, el PP valenciano estaría cediendo en la mayoría de sus exigencias, conscientes de la situación de vulnerabilidad que tiene el Gobierno valenciano.
Ante esta incierta coyuntura, del discurso de ayer de Camarero llama la atención el intento de transmitir el mensaje de que no pasa nada si las cuentas no salen adelante. La portavoz del Consell enfatizó que la reconstrucción se seguirá ejecutando haya o no nuevos presupuestos, porque no depende de estos, de manera que, aunque “lo deseable” sería tener unas cuentas nuevas, si no se tienen estas, “los presupuestos de la dana están garantizados”, aunque sea apostando por tener “más deuda”.
El argumentario de Camarero era apostillado por las palabras del conseller de Educación, José Antonio Rovira (también presente en la rueda de prensa posterior al pleno del Consell), que apuntaba por bajo de las palabras de la portavoz que Pedro Sánchez lleva años con presupuestos prorrogados y no pasa nada.
El hecho de que Vox no ceda demuestra la fragilidad parlamentaria de Mazón en Les Corts
Es la primera vez que el Ejecutivo de Mazón, que hasta el momento había defendido la necesidad de aprobar unas cuentas claves para garantizar la recuperación, abre la puerta a que los presupuestos no se aprueben o, directamente, no se presenten en sede parlamentaria. Una circunstancia que evidenciaría la fragilidad parlamentaria del PP.
Lo cierto es que Mazón está en manos de Vox y su continuidad solo depende de la voluntad de los ultras. Los dirigentes de esta formación en la Comunidad Valenciana se han mostrado bastante comprensivos con la situación que atraviesa el dirigente alicantino, pero el problema para el jefe del Consell es que en Vox las decisiones se toman en Madrid.