Antes de animarle a sumergirse en una de las fiestas más completas y vibrantes que existen, donde se combinan música, arte, pólvora y gastronomía, es crucial hacerle una advertencia: no venga a las Fallas de Valencia en coche. No es una exageración. Desde el 15 de marzo, cuando se plantan las fallas, hasta el 19, día de Sant Josep y de la Nit de la Cremà, cientos de calles están cortadas debido a la instalación de los monumentos falleros y las carpas de las casi 400 comisiones falleras. La circulación en vehículo privado es un caos, prácticamente imposible en todos los barrios.
Le recomendamos venir en tren (las estaciones del Norte y Joaquín Sorolla le dejan en el centro), avión o autobús, y prepararse para caminar en una ciudad con distancias cortas y una excelente red de metro que conecta el aeropuerto con el centro. Otra opción es alquilar una bicicleta o patinete, ya que Valencia cuenta con una amplia red de carriles bici que le permitirán moverse sin atascos. Repetimos: no traiga el coche, sería una de las peores decisiones de su vida.
Olvídese del coche: en Fallas, caminar y el transporte público son sus mejores aliados
24 horas de fiesta sin descanso
Una segunda advertencia: venga dispuesto a vivir la fiesta casi las 24 horas del día. Durante las Fallas, Valencia no descansa. Las actividades comienzan temprano, a las 7 u 8 de la mañana, con la tradicional despertà —pasacalles matinales con bandas de música y falleros lanzando petardos— y se prolongan hasta las 5 de la madrugada, con verbenas que inundan la ciudad. Si quiere seguir el ritmo de los valencianos, aproveche la siesta para descansar, hacer la digestión y recuperar fuerzas para la noche. Pero no se confíe: las sobremesas son largas, y la música y los petardos no cesan en ningún momento. Es una fiesta total, agotadora pero inolvidable, y todos los que la experimentan repiten.
Disfrute de todos los sentidos
Si ha asumido estas dos advertencias, prepárese para una experiencia sensorial única. Durante las Fallas, podrá admirar más de 800 monumentos falleros (y sus adorables ninots), degustar platos exquisitos —especialmente los basados en arroz—, visitar barrios emblemáticos, acercarse al mar en la playa de la Malvarrosa o al lago de la Albufera, y disfrutar de espectáculos pirotécnicos únicos en el mundo, como las mascletàs y los castillos de fuegos artificiales. Además, la oferta de ocio nocturno es amplia y variada.

Ninots de fallas valencianas
Un dato importante: las Fallas no se limitan a la ciudad de Valencia. También se celebran en localidades cercanas como Alzira, Gandía, Sagunt, Torrent, Algemesí y El Perelló, entre otras. En estos lugares, la fiesta tiene la misma esencia, aunque en una escala más reducida. Muchos prefieren disfrutarla en pueblos donde la interacción con los falleros es más cercana.
De la mascletà a la Nit de la Cremà: 24 horas de fiesta que no dan tregua
Recomendaciones para vivir las Fallas al máximo
Por la mañana: Adapte su ritmo al de los falleros. A partir de las 9 de la mañana, la actividad comienza y se intensifica hacia el mediodía. Este es el momento ideal para visitar los monumentos falleros y los lugares emblemáticos de la ciudad. En Valencia hay alrededor de 400 fallas grandes y 400 infantiles, algunas de ellas en la Sección Especial, como las de Convento Jerusalem, Na Jordana o El Pilar, que se encuentran en el centro y son las últimas en arder durante la Nit de la Cremà.
No olvide disfrutar del esmorzar, el almuerzo valenciano que se toma alrededor de las 10 u 11 de la mañana. Suele consistir en un bocadillo acompañado de olivas, cacao o altramuces. Si quiere profundizar en esta tradición, le recomendamos leer al periodista Paco Alonso, experto en la materia.
La mascletà: Sobre las 13:00, diríjase a la plaza del Ayuntamiento para presenciar la mascletà, que tiene lugar a las 14:00 en punto. Este espectáculo pirotécnico, con casi 200 kilos de pólvora, hace temblar la plaza durante seis o diez minutos. Es una experiencia única que no debe perderse. Si no puede asistir a esta, hay mascletàs en otras fallas de la ciudad, especialmente en las de la Sección Especial.

La cremà es el momento culminante de las fallas
Dónde comer: La oferta gastronómica es enorme. Si tiene la suerte de ser invitado por una comisión fallera, podrá disfrutar de un ágape en una de sus carpas. Si no, en el centro de la ciudad y en barrios como Russafa encontrará multitud de restaurantes, desde franquicias hasta locales tradicionales. Para los amantes del arroz, la playa de la Malvarrosa y El Palmar, en la Albufera, son destinos imprescindibles.
De paseo hasta la noche: Las tardes son ideales para seguir explorando los monumentos falleros. Si su visita coincide con los días 17 y 18, no se pierda la Ofrenda de Flores, donde más de 60.000 falleras desfilan hacia la plaza de la Virgen para entregar sus ramos a la Mare de Déu. Aproveche también para pasear por el antiguo cauce del Turia, visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias o disfrutar de un chocolate con buñuelos o churros.
Arte, pólvora y arroz: una explosión para todos los sentidos en cada rincón de Valencia
La noche: A partir de las 22:00, las verbenas toman las calles, con música en vivo y discotecas móviles que animan la fiesta hasta las 4 de la madrugada. Si prefiere algo más tranquilo, barrios como Russafa y Benimaclet ofrecen una amplia variedad de bares y pubs. Y no olvide presenciar los castillos de fuegos artificiales, especialmente el de la Nit del Foc, el 18 de marzo, un espectáculo pirotécnico de 30 minutos que deja boquiabierto a cualquiera.

La Nit del Foc en las Fallas de València
La Nit de la Cremà: El punto culminante de las Fallas es la noche del 19 de marzo, cuando todos los monumentos falleros arden en llamas. El orden de la cremà está cuidadosamente planificado, reservando para el final las fallas de la Sección Especial y, finalmente, la de la plaza del Ayuntamiento. Es una noche mágica, emotiva y llena de simbolismo, en la que los valencianos despiden la fiesta con la promesa de volver a prepararla el año siguiente.