En el edificio de Esther, que vive en Paiporta, el ascensor sigue sin funcionar. De hecho, hay un palé colapsando la puerta y un tablero que lo bloquea. Han pasado casi cinco meses y por ahora lo que saben es que a finales de abril les empezarán a traer el material de la reforma y, a partir de entonces, tardarán unos tres meses en acabar la obra.
Pero ya saben de antemano que la empresa instaladora tiene lista de espera para “por lo menos, un año”, así que intuyen que la fecha no se cumplirá. Y en el edificio hay varias personas con movilidad reducida… como pasa en otros tantos otros inmuebles de la zona afectada por la dana de Valencia. De hecho, según el gobierno valenciano, son hasta 6.000 los ascensores que queda por reparar. Se han reparado unos 4.000, 65 al día aproximadamente según la estimación de la Generalitat Valenciana que matiza no es exhaustiva. Podría haber más.
Lo explicó ayer el vicepresidente segundo para la recuperación económica y social, Francisco José Gan Pampols, al abordar el diagnóstico inicial del Plan de Recuperación. Gan Pampols explicó que de los 10.000 ascensores afectados, solo se han reparado el 40%, por tanto todavía hay unos 6.000 sin dar servicio.
Y del total, un 13% no tiene aún presupuesto de reparación; el 15% de los ascensores serán reparados por un coste de entre 6.000 y 15.000 euros y el 72% tendrán un coste superior a los 15.000 euros. Por tanto, el volumen de reparación global se sitúa en aproximadamente 160 millones de euros. Dos de cada diez elevadores dañados pertenecen a edificios públicos, los otros son privados.
A la difícil situación que viven los residentes de estos edificios, sobre todo las personas con movilidad reducida, hay que añadir que las empresas de reparación no encuentran mano de obra, y además falta también material. “Los ascensores tienen medidas diferentes y hay que ajustarlos a los huecos, por lo que el coste puede irse a los 60.000 euros o a los 80.000 euros”, vaticinó Gan Pampols, quien dijo que lo más grave es el escenario en que quedan las personas con movilidad reducida, pues su puesta en funcionamiento puede tardar entre tres y nueve meses.
“Nos gustaría tener una solución para esto, pero no lo tenemos”, asume Gan Pampols sobre la urgente reparación de los elevadores
En muchos casos, dijo, hay familias que han hecho esfuerzos por subir y bajar a sus familiares dos veces al día, a pulso, e incluso han utilizado grúas, pero reconoció que no es una solución. “Nos gustaría tener una solución para esto, pero no lo tenemos”, dijo el vicepresidente.
Añadió que, para los casos críticos, la vicepresidenta primera, Susana Camarero, responsable de servicios sociales, está estudiando realojar en otros espacios a quienes tienen una situación más compleja. Y es que, en total, según las cifras presentadas ayer hay 1.625 personas con discapacidad afectadas por la dana, aunque de estas no se especificó cuántas presentan problemas de movilidad.


