Bibiana Collado nació en Borriana, hija de migrantes almerienses, hecho que condiciona tanto su trabajo literario como su propia vida.
Tras numerosos reconocimientos por su obra poética, llega “Yeguas exhaustas”, su primera novela, de título esforzado y evocador, donde la autora enfrenta el mestizaje entre Almería y Castelló, la herencia de su cultura genética y la realidad de la cultura adquirida.

Portada del libro Yeguas exhaustas de Bibiana Collado
Tal vez para los que no lo hayan vivido nunca, el desafío de la migración interna pueda parecer una cuestión nimia o baladí, pero nunca lo es.
Cambiar de geografía implica muchas de las veces dejar amigos y afectos, espacios íntimamente aprehendidos, buscar nuevos referentes por obligación, ensayar códigos ajenos, sentir la punzada cruel de la añoranza, la soledad de no reconocer como propio el espacio distinto que se habita. Reinventarse por necesidad, desdibujando el pasado para tratar de construir un futuro.
Migrar es también, en ocasiones, enfrentar una lengua ajena y desconocida en vocablos, sintaxis y ortografía, pero también en expresiones y giros, tan locales a veces.
Es la inseguridad de sentirse en desventaja cada día, advertir que poco importa lo que uno fue, tener que resignificar el bagaje que nos conforma y estructura.
Es la tensión entre dos universos, el que nos define por designio ancestral y el que nos debería de acoger por derecho de naturaleza y crianza.
Es el esfuerzo extenuante por alcanzar un espacio legítimo que nunca se vive como suficientemente merecido, en una tierra de adopción donde no se contempla el fracaso.
“Yeguas exhaustas” es un relato autobiográfico en el que se entrelazan sin solución de continuidad un sinfín de sentimientos y estados de ánimo tamizados por el filtro de un sentir forastero, bajo el análisis causal y crítico de los roles y estructuras sociales que constituyen el nuevo marco referencial.
Las complejas relaciones intrafamiliares de una familia pobre y migrante.
Un padre incapaz de expresar sentimientos. Una madre distante, sabedora de que el trabajo duro es el único y gran patrimonio de los pobres. Su aparente dureza y falta de empatía, forjadas a golpe de trabajo sin descanso para merecerse varias veces la vida de cada día. Un borroso pasado de posible abuso y sumisión tras su impenetrable coraza de fuerza y de silencio.
Dos hijas a caballo entre dos culturas buscando su identidad. Una tóxica relación de pareja. La difícil comunicación entre la protagonista y sus alumnas, en quienes adivina a su pesar el peligro de la cosificación, condicionada por su propia vivencia.
“Yeguas exhaustas” es un doloroso alegato sobre el “síndrome del impostor” como patrón emocional vinculado a la adaptación a un nuevo entorno y la autopercepción de no merecer los logros alcanzados”
“Yeguas exhaustas” es un doloroso alegato sobre el “síndrome del impostor” como patrón emocional vinculado a la adaptación a un nuevo entorno y la autopercepción de no merecer los logros alcanzados. La lucha por validar la experiencia propia en entornos percibidos como ajenos. La duda constante acerca de la propia valía. La sutil y dolorosa vergüenza de saberse diferente.
La presión por cumplir expectativas externas, el miedo a defraudar a los que esperan un éxito rápido en un entorno nuevo.
La búsqueda de pertenencia a través del uso de códigos lingüísticos satisfactorios, aunque no necesariamente correctos. Los errores de comunicación verbal y corporal, más frustro que lección.
Los estereotipos inquebrantables como los “chamó y qués”, término valenciano equivalente a los “charnegos” catalanes, referido a personas migrantes y ligado a la lengua como eje de identidad y exclusión. La experiencia lingüística como cristalizador de culpas y reproches identitarios.
La dualidad cultural alimentando siempre la idea de “impostura“” en cualquiera de los dos contextos.
“Yeguas exhaustas” es un ajuste de cuentas con los que creen que merecer su espacio es solo una cuestión de “ser de allí”.
Es un manifiesto contra estigmas imborrables (aunque a menudo curiosamente circunstanciales) como la comunidad emocional a la que se pertenece.
Bibiana Collado convierte lo personal en político, erigiéndose en espejo colectivo que proyecta las grietas de una sociedad fragmentada que, bajo la aparente igualdad de oportunidades, jerarquiza almas y castiga a quienes no parten de la línea de salida adecuada. Una sociedad compleja que conjuga raseros distintos en función del origen y procedencia, indiferente al dolor y al esfuerzo de quienes pocas veces tienen el privilegio de elegir.
“Yeguas exhaustas” es un homenaje a los que reivindican la lengua como ingenio para la integración, a la invisibilidad de las mujeres trabajadoras y a la fortaleza silenciosa de los que muchas veces nos sostienen.
Ficha del libro
Yeguas Exhaustas de Bibiana Collado (Pepitas de calabaza) 2023