Varias ONG que cada noche atienden la necesidad de comer de las más de 200 personas que, según los cálculos más optimistas, malviven sin techo en las calles de Alicante, han sido conminadas en las ultimas semanas a no hacerlo en determinados puntos e incluso han sido multadas por cuestiones como el estacionamiento indebido de sus vehículos de reparto o bajo la acusación de haber ‘convocado’ una concentración no autorizada porque un nutrido número de ‘sin hogar’ acudían en busca de un bocadillo y una pieza de fruta.
Esta mañana, en la sede local de Cáritas, hay convocada una asamblea de Rehapsa (Red de entidades para la atención de personas sin hogar) para tratar el asunto.
Hay convocada una asamblea de Rehapsa (Red de entidades para la atención de personas sin hogar) para tratar el asunto
A la sanción de 200 euros impuesta a un voluntario de 'Reacción Solidaria' al que se culpó de supuestos incidentes ocurridos en el entorno de la estación, se suma una multa de 100 euros, el pasado domingo, a un voluntario de 'Alicante Gastronómica Solidaria' por detener su vehículo un par de minutos sobre un paso de cebra de un desierto Paseo de Federico Soto para entregar su cena a un hombre con problemas de movilidad sentado en un banco del bulevar.
Algo parecido ocurrió hace unos días a un equipo de voluntarios de Cáritas, que realizan el reparto cada viernes desde hace más de diez años. Fueron abordados por dos personas de paisano, que dijeron ser agentes de Policía, sin mostrar identificación alguna, que les conminaron a abandonar el lugar, en las proximidades del CAUS (Centro de Atención y Urgencia Social) .
También la organización CASA, que da de cenar a personas sin hogar cada día entre 18.30 y 20.30 en el antiguo convento de las Monjas de la Sangre del Casco Antiguo, informa de que en las últimas semanas es frecuente que la Policia Local acuda por “supuestas quejas vecinales”, debido a las “molestias” causadas por los usuarios.
Las ONG coinciden en señalar una presión municipal que ha llevado a alguna de ellas a desistir del reparto, por ejemplo, en la plaza de Séneca. Y lamentan que el Ayuntamiento, en lugar de poner medios para paliar un problema creciente que le desborda, ataque a quienes cumplen una imprescindible labor social.
Las ONG coinciden en señalar una presión que ha llevado a alguna de ellas a desistir del reparto, por ejemplo, en Séneca
Reacción Solidaria reparte los lunes y los jueves. Carmen Soler, su portavoz, explica que uno de los puntos donde más gente se acumulaba estaba a espaldas de la estación de Renfe, donde habitualmente acudían una veintena de personas en busca del bocadillo, botellín de agua y algún dulce de los 120 que sus limitados recursos les permiten repartir de media.
Fue a finales de enero cuando dos voluntarias mayores de 60 fueron desalojadas “con cajas destempladas” por agentes de la Policía Local porque se había acumulado más gente de lo habitual. Carmen dice “entender” que si se produce algún altercado cause incomodidad a los vecinos, “pero nosotros nos limitamos a repartir comida y nos vamos; no es nuestra culpa sien un momento determinado hay algún incidente entre ellos”.
Asegura que la Policía “siempre nos ha echado una mano”, que llevan muchos años cumpliendo esa labor, que se identifican con chalecos y que “nunca en la vida nos han dicho nada”, por lo que les sorprende esta actitud diferente: “nos hemos enterado que están arremetiendo contra otras entidades”, denuncia.
Lo confirma el hecho de que se haya suspendido, al menos temporalmente, el reparto en la Plaza de Séneca, con el argumento de que los transeúntes, que han sido habituales en la zona desde hace años, pero cuya presencia ha aumentado en fechas recientes, ensucian los jardines.
Y lo ratifica Charo Moreno, responsable de Cáritas, la organización que se ocupa de este reparto de alimentos cada viernes, que relata un incidente singular ocurrido hace dos semanas, cuando dos hombres de paisano que dijeron ser policías conminaron a sus compañeros a cesar en su labor solidaria y abandonar la zona, como ya se ha señalado. “Recorriendo todos estos hechos, encontramos un patrón común”, afirma.
Dos hombres de paisano que dijeron ser policías conminaron a sus compañeros a cesar en su labor solidaria y abandonar
Tanto en Reacción Solidaria como en Cáritas señalan el apoyo de muchas personas -en el primer caso han recibido donaciones para hacer frente a la multa recibida- pero aprecian también cierto rechazo “que está burbujeando en la sociedad”, en expresión de Charo Moreno. “Son muchos años saliendo a la calle”, señala, “y no me puedo aventurar a señalar una intención, pero lo que está pasando es esto; son cuatro entidades las que han recibido presiones de un tipo u otro”.
La cuarta ONG implicada es CASA, que no reparte en la calle, sino en el convento de las Monjas de la Sangre, en el casco antiguo, cedido por las religiosas, y en el que cada día, de lunes a viernes, entre 18.30 y 20.30, dan de cenar a personas sin recursos desde 2020.
Entre los que acuden a este comedor social de CASA y quienes reciben su ración diaria en la calle, estamos hablando de unas 350 personas en la calle
Con el mismo argumento que han escuchado las otras organizaciones, las “quejas de los vecinos”, su responsable, Mar García, señala que “el Ayuntamiento nos viene agobiando un poco”. Admite que “a veces, entre las 80 personas que de media vienen al comedor, aunque dentro no causan ningún problema, hay gente que monta escándalo en la calle, pero eso es la Policía Local quien debe controlarlo”.
Mar García señala “la hipocresía” de que se actúe cuando se denuncia una actividad que concluye a las 20.30, y no se produce los fines de semana -“porque a nadie le gusta tener personas sin hogar en la puerta, aunque nos llenemos la boca con la solidaridad”- en una zona donde proliferan los pisos turísticos, los bares, los restaurantes, y todas las noches “se monta bastante más follón y a horas más intempestivas sin que nadie haga nada”. Una solución sería que las autoridades ofrecieran un local alternativo en otra zona algo más apartada, porque la opción de abandonar una labor tan básica como dar de comer a quien lo necesita no la contemplan.

Voluntarios de Alicante Gastronómica Solidaria repartiendo comida en Alicante
Entre los que acuden a este comedor social de CASA y quienes reciben su ración diaria en la calle, estamos hablando de unas 350 personas en la calle, entre los que existe una gran diversidad, porque hay transeúntes españoles o europeos, inmigrantes del Magreb, ucranianos, personas mayores con problemas de movilidad, otras que padecen adicciones, familias con niños... En el informe social municipal de 2023, se contabilizaron 234 personas sin hogar, todas las oenegés coinciden en que la cifra se ha incrementado de manera notable desde entonces.
“¿Es casualidad lo que ha pasado en menos de un mes? ¿hay alguna directriz? Nos lo preguntamos”, dicen en Cáritas
En la ciudad de Alicante, resume Charo Moreno, “de lo que no se puede dudar es de que hay entidades comprometidas con el sufrimiento de las personas que están en situación de calle, y que se ven inmersas en situaciones así”. Por ello, no entiende “que vengan continuamente a amenazarme veladamente, a apretarme los tornillos, a fotografiarme la furgoneta, a multarme por haber estacionado mal, por haber convocado una concentración...ante esto, decimos, ¿es casualidad lo que ha pasado en menos de un mes? ¿hay alguna directriz? No lo decimos, nos lo preguntamos”. En lugar de encontrar la colaboración de las autoridades para que la ciudad ”sea más amable con las personas que más sufren“, concluye, ”nos encontramos una ciudad que cada vez es más hostil con ellas“”.