El PP de Mompó quiere exhibir hoy unidad en Nàquera, ayuntamiento gobernado por Vox

Cita del PP valenciano

Carlos Mazón se suma al almuerzo organizado por el president de la Diputación de Valencia ante la atenta mirada de Génova, que manda a a vicesecretaria de Organización Carmen Fúnez

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Carlos Mazón con el presidente de la Diputación de Valencia, Vicente Mompó, en imagen de archivo en ell congreso del Partido Popular Europeo en Valencia

Kai Försteling / EFE

El Partido Popular de Valencia quiere mostrar hoy unidad en Nàquera, un municipio gobernado por Vox, con una doble convocatoria que trasciende lo orgánico: la Junta Directiva Provincial y el Comité Ejecutivo del PPCV, seguidos de un almuerzo masivo con 900 asistentes confirmados. Un evento que, más allá de su formato, quiere ser una exhibición de músculo en un momento crítico para el partido, tanto a nivel autonómico como nacional, y con no pocas incomodidades internas, como la de Francisco Camps.

A la cita acudirán los dos pesos pesados del PP valenciano: el president de la Generalitat, Carlos Mazón, y el líder provincial y presidente de la Diputación de Valencia y organizador del evento, Vicent Mompó. Pero también estará presente Carmen Fúnez, vicesecretaria de Organización del PP nacional, un detalle significativo que subraya el interés de Génova por una provincia clave. No en vano, Valencia es el feudo donde el partido ha logrado mantener una movilización ejemplar —como ya demostró en enero en Alzira—, en contraste con el relativo letargo que críticos como Camps achacan a la formación.

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El acto llega en un momento delicado para Mazón, quien esta semana ha logrado sacar adelante los presupuestos autonómicos para 2025 gracias al pacto con Vox. Un hito que el president ha vendido como “un trampolín” para la reconstrucción tras la dana de octubre, aunque su imagen sigue lastrada por la gestión de aquella crisis y sobre el pesa la amenaza del fin de su mandato. Para él, este sábado es una oportunidad de reafirmarse ante la militancia y proyectar unidad, en un contexto donde rumores sobre su futuro político coexisten con la preparación del congreso nacional del PP en julio.

Mompó, por su parte, consolida su papel como anfitrión de lujo y operador clave. Su habilidad para movilizar bases —ya logró cifras similares en enero— y su gestión durante las riadas le han granjeado respeto interno. No es casual que la dirección nacional, incluida Fúnez, haya puesto sus ojos en este acto: Valencia es un termómetro de la salud popular, y Mompó sabe que su capacidad de convocatoria es un activo en la negociación orgánica.

Mompó consolida su papel como anfitrión de lujo y operador clave, su capacidad de convocatoria es un activo

Sin embargo, el evento no está exento de tensiones. La reaparición de Francisco Camps, con discursos que critican la “desmovilización” del partido, planea sobre la jornada. Camps, que reunió a un millar de personas en el Veles e Vents hace semanas, insiste en que el futuro del PP valenciano debe decidirse en un congreso autonómico, no en Madrid. Un guante que Mompó recoge con ambigüedad: “En este PP cabemos todos”, dicen en su entorno, aunque la frase suena más a advertencia que a reconciliación.

La presencia de Fúnez, enviada de Feijóo, añade otra capa de lectura. Con el congreso nacional a la vuelta de la esquina, Génova busca cerrar filas en territorios estratégicos. Valencia, además de ser clave electoralmente, es un laboratorio de la convivencia con Vox —Nàquera es un ejemplo— y de la reconstrucción postdana. Que Fúnez acuda —algo que no ocurrió en enero— refuerza la idea de que el PP valenciano quiere evitar que su futuro se decida sin su voz.

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Entre cuentas aprobadas, balances internos y fotos de familia, el acto de Nàquera es, sobre todo, una demostración de fuerza. Mompó muestra que su maquinaria provincial sigue viva; Mazón, que pese a los golpes sigue en pie; y el PP nacional, que Valencia no es un territorio ajeno. Con el congreso de Feijóo en el horizonte y Sánchez sufriendo no pocos frentes, el partido necesita cohesión, dicen desde el PP. Pero queda por ver si este sábado es el principio de algo o, simplemente, el fin de un ciclo.

Lo cierto es que, en Nàquera, el PP valenciano ha elegido un escenario simbólico: un pueblo gobernado por Vox para recordar que, en la Comunitat, los populares aún marcan el ritmo, aunque a la hora de la verdad sea la derecha extrema quien impone su criterio, así en las leyes claves como en los presupuestos de la Generalitat Valenciana. 

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