Eclipsada por el terremoto político que supuso el levantamiento del secreto de sumario que incrimina a Santos Cerdán, Compromís y Sumar continuaron ayer sus negociaciones. Tras un miércoles agotador con constantes encuentros -la delegación de Compromís llegada desde Valencia se vio con el ministro Urtasun, con la portavoz parlamentaria Martínez Barbero o con la coordinadora de la formación Lara Hernández-, ayer jueves, continuaron las reuniones para intentar cerrar un acuerdo. Evidentemente, la actualidad y los acontecimientos de un día que puede marcar la legislatura condicionaron esos encuentros.
Compromís y Sumar llegan al viernes, cuando supuestamente concluye el órdago lanzado por la coalición valencianista, sin haber concretado todavía una reformulación del grupo parlamentario que permita cerrar definitivamente la crisis. El martes, ante todos los medios de comunicación presentes en la Cámara Baja, la diputada de Compromís, Àgueda Micó, y la portavoz de Sumar, Verónica Martínez Barbero, evidenciaron sus alejados puntos de partida. La primera exigía funcionar como un grupo mixto con total autonomía de las formaciones que se integran en el grupo, mientras que la segunda defendía la necesidad de trabajar como un grupo unido, tomando las decisiones sino por unanimidad si por mayorías.
Desde entonces, explican los negociadores, se han ido acercando posturas. De hecho, aunque todavía no se quiere decir cómo se puede hacer, parece que se podrá visualizar sin riesgo de ruptura que Compromís apoya la comparecencia de Pedro Sánchez en la comisión de la dana del Congreso. Más complicado parece que se pueda cumplir el deseo de los valencianistas de poder presentar aquellas iniciativas que considere o que pueda ejercer los distintos instrumentos parlamentarios de control al Gobierno.
Así las cosas, los avances logrados no convencen por igual a los distintos socios que conforman Compromís. Para Més, “todo está abierto”, para Iniciativa, “todo va bien”.
Diferencuas
Para Més, “todo está abierto”, para Iniciativa, “todo va bien”.
De hecho, la negociación de estos días y las distintas aspiraciones respecto al acuerdo con Sumar han evidenciado la división existente entre Més e Iniciativa. Unas diferencias que vienen de largo y que salen a la luz cuando hay algún conflicto (ya sea para elegir un socio electoral, para nombrar a un senador o para elegir a un representante en la Mesa de las Corts). Més, como quedó patente en su ejecutiva, quiere distanciarse de Sumar e, indirectamente, del Gobierno. En este contexto, están exigiendo el máximo casi con la esperanza de que Sumar les dé una excusa para romper.
Por el contrario, Iniciativa se encuentra cómoda dentro del grupo parlamentario plurinacional (así lo ratificó también por unanimidad su dirección hace unos días) lo que hace que no vea necesario cambiar su relación con Sumar y que “le baste con pequeñas cesiones”, lamentan sus compañeros de Més. Una diferencia de criterios que amenaza con hacer encallar unas negociaciones a contrarreloj y que, por cierto, ahora con todo lo que está pasando son un problema menor para de la formación de Yolanda Díaz.