La coordinadora de Recursos y Protección Civil del Centro de Coordinación de Emergencias (CCE) de la Generalitat Valenciana declaró este miércoles como testigo ante la jueza del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Catarroja, aportando detalles cruciales sobre la gestión de la catástrofe de la dana del 29 de octubre, que dejó 228 víctimas mortales. Su testimonio revela fallos críticos en la cadena de comunicación durante la emergencia, especialmente en torno a un correo electrónico de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) que alertaba del desbordamiento del barranco del Poyo, pero que nunca llegó a ser interpretado como una amenaza inminente.
La testigo, cuya identidad se preserva por razones judiciales, confirmó que fue ella quien abrió y leyó en voz alta el correo enviado por la CHJ a las 18:45 horas, en el que se informaba de un aumento “sin precedentes” del caudal del barranco del Poyo, superando los 1.500 m³/s con tendencia ascendente. Sin embargo, admitió que ni ella ni los demás técnicos presentes en la sala de control percibieron la gravedad de los datos.
Relata que ni ella ni los demás técnicos presentes en la sala de control percibieron la gravedad de los datos
“No vi ninguna frase que me alertase. No había una bandera roja ni nada que nos hiciera pensar en un peligro inmediato”, declaró, según fuentes jurídicas presentes en la audiencia. Destacó que los correos de la CHJ seguían un formato repetitivo, donde solo variaban las cifras de caudal, lo que pudo contribuir a la normalización del riesgo.
Lo más grave: el mensaje nunca se trasladó al CECOPI (Centro de Coordinación Operativa Integrado), el órgano donde se reunían las máximas autoridades, incluida la entonces consellera de Justicia y Emergencias, Salomé Pradas, y el presidente de la CHJ, Miguel Polo. La declarante justificó esta omisión argumentando que, al estar los técnicos de la CHJ presentes en el CECOPI, se asumió que ellos comunicarían cualquier novedad.
La testigo, que ese día actuó como refuerzo en la sala de emergencias a petición de su superiora, describió un escenario caótico: “Era una situación fuera del ámbito normal, con múltiples incidencias y llamadas”. Pese a ello, dejó claro que ni ella ni el jefe de sala tenían autoridad para interrumpir la reunión del CECOPI, incluso con información crítica.
No estábamos autorizados a interrumpir el Cecopi”
Este punto es clave para la investigación, ya que la jueza Nuria Ruiz Tobarra cuestiona por qué ni Pradas ni el exsecretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso (ambos imputados) actuaron ante las alertas técnicas. La defensa de Pradas, sin embargo, insiste en que la exconsellera no tuvo acceso al correo del Poyo y que el primer informe consolidado de la DANA no se elaboró hasta las 22:00 horas, demasiado tarde para tomar medidas.
Otro momento revelador de la declaración fue su relato sobre el ES-Alert enviado a la población a las 20:11 horas, criticado por su tardanza. La técnica afirmó que no participó en su redacción, pero recordó que Pradas, situada cerca de ella, supervisó el texto antes de su envío. “Dijo que debía revisarlo personalmente”, señaló, sin precisar si la exconsellera conocía entonces el riesgo específico del Poyo.
La técnica confirma que Salomé Pradas dictó el texto del ES-Alert
Fuentes de la defensa de Pradas subrayan que esta declaración refuerza su tesis: al no haber recibido el correo de la CHJ en el CECOPI, la exconsellera no pudo actuar con información completa. No obstante, la jueza mantiene que Pradas y Argüeso tenían suficientes datos para declarar la emergencia mucho antes.
La testigo detalló que el CCE trabajaba en un informe de seguimiento con datos de la AEMET, carreteras y municipios, pero admitió que no se actualizó en tiempo real. Tampoco supo confirmar si se enviaron SMS alertando del caudal del Poyo, pese a existir protocolos para ello.
Este vacío informativo coincide con las críticas de los afectados, que denuncian falta de avisos claros. La declaración también revela que el subdirector de Emergencias, Jorge Suárez, actuaba como enlace entre la sala y el CECOPI, pero no hay constancia de que trasladara la alerta del Poyo.