La sede del Museo de Aguas de Alicante, ubicada en los antiguos Pozos de Garrigós, el viejo y fresco aljibe que en épocas pasadas almacenaba el agua que escaseaba en la ciudad, es el único refugio climático oficial que existe hoy día en Alicante. Lo cual resulta por completo insuficiente en un municipio que ronda los 350.000 habitantes censados y multiplica su población en verano.
Lo advirtió a comienzos del verano Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico de la Universidad de Alicante y reconocido experto en los riesgos derivados del clima. Lo corrobora un informe de la organización ecologista Greenpeace, que sitúa a la capital alicantina entre las peor preparadas para soportar un verano de temperaturas tan elevadas como el actual. Y lo denuncian una veintena de asociaciones vecinales de Alicante, preocupadas por la falta de un plan municipal que responda a un problema, el del calor extremo, que se ha acrecentado de manera evidente en los últimos años en estas latitudes.
Un informe sitúa a la capital alicantina entre las peor preparadas para soportar un verano de temperaturas tan elevadas
En un manifiesto distribuido esta semana que firman los principales colectivos de la práctica totalidad de barrios de la urbe, los vecinos señalan que “las olas de calor extremo que sufrimos en Alicante no son una anécdota: están afectando gravemente la salud de muchas personas, especialmente mayores, niños y personas vulnerables. Las calles abrasan, los hogares no se refrescan y la ciudad no ofrece alternativas. Mientras tanto, el Ayuntamiento de Alicante sigue sin actuar”, lamentan.
El escrito resalta que “otras ciudades cercanas sí están tomando medidas. Murcia acumula 70 espacios climáticos, València cuenta con 18 y Málaga alcanza casi un centenar”. Son 48 las asociaciones firmantes.
El escrito resalta que “otras ciudades cercanas sí están tomando medidas”
En Alicante, añaden, “con únicamente un refugio climático y 22 fuentes instaladas por gentileza de Aguas de Alicante, no se puede hablar de una estrategia seria ni suficiente de adaptación de la ciudad a la realidad del calor extremo que padece la ciudadanía”.
Los representantes vecinales se dirigen directamente al alcalde, Luis Barcala, al que exigen que “deje de mirar hacia otro lado”. Y proponen una serie de medidas concretas destinadas a paliar el problema. En primer lugar, los vecinos solicitan “habilitar de inmediato espacios públicos como refugios climáticos, accesibles, gratuitos y cercanos, en todos los barrios y partidas rurales”. Además, piden al Ayuntamiento que abra “con horarios ampliados, centros municipales, bibliotecas y otros espacios refrigerados”.
En añadidura a estas medidas que podrían adaptarse utilizando los recursos disponibles, las asociaciones proponen otras que requerirían de más tiempo e inversión. Por ejemplo, “aumentar la cubierta vegetal”, de forma que en la ciudad se planten más árboles para ampliar las zonas umbrías y existan más zonas verdes que contribuyan a refrescar el entorno y hacerlo más habitable. Al mismo tiempo, plantean la reducción de “superficies asfaltadas que disparan el calor en calles y plazas”.
Desde los distintos barrios se aboga también por la ampliación de la red de centros de día y centros sociales comunitarios “dignos, públicos y dotados, a 15 minutos como máximo de cada vecino”.
Manuel Villar aseguró que el equipo de gobierno “está trabajando” en la implantación de “toldos y sombrajes”
Recuerda el comunicado vecinal que “los ayuntamientos están obligados a proteger la salud pública. Alicante no puede ser la excepción. Exigimos que Alicante deje de quedarse atrás y que adopte ya un modelo de ciudad habitable, cuidada, sostenible. Porque las personas importan. Porque la salud no espera”.
Preguntado ayer por esta cuestión, en su comparecencia habitual de los martes, el vicealcalde y portavoz municipal Manuel Villar aseguró que el equipo de gobierno “está trabajando” en la implantación de “toldos y sombrajes” en la ciudad para mitigar el impacto del calor y afirmó que “no se puede poner en duda la predisposición” del ejecutivo municipal para realizar actuaciones de este tipo.
Aunque Villar no pudo concretar si está previsto establecer más refugios climáticos, y, desde el conocimiento que se supone a quien tiene entre sus responsabilidades la gestión de los parques y jardines, quiso aclarar que la superficie arbórea ha aumentado un 30% desde que Luis Barcala se convirtió en alcalde hace siete años.