El local que ocupaba hasta 2020 la histórica ferretería Hija de Blas Luna está en obras. Esta semana, varios operarios adecuaban y pintaban su interior ante la mirada curiosa de aquellos que se detenían a fotografiar su llamativo cartel. El negocio de telas metálicas, que no superó una pandemia y una jubilación, no se reabrirá como tal. En lugar de los típicos capazos negros, las paellas, las palas y demás herramientas que colgaban y rodeaban su fachada desde la plaza del Collado hasta la majestuosa Lonja, habrá los anuncios habituales de ofertas y descuentos en alimentación de un nuevo supermercado exprés de una conocida marca francesa.
Otro, porque a escasos metros, en otro palacete histórico de una de las extintas Cajas de Ahorro se abrió, recientemente, otro establecimiento de similares características donde los turistas que visitan el Mercat Central de València pueden completar sus compras. Dos espacios con solera -el que ya está en marcha fue diseñado por el arquitecto valenciano Antonio Gómez Davó- convertidos ahora en un súper más.
Uno de los supermercados que ya ha abierto sus puertas.
La ferretería Hija de Blas Luna, especializada en telas metálicas, como reza el longevo cartel que parece que se respetará, cerró en 2020 tras más de 150 años de vida en una de las plazas más transitadas por los turistas que visitan la ciudad. El cartel del Youth Hostel que luce arriba del establecimiento ya era un buen presagio del futuro que le esperaba a la tienda que tuvo que cerrar hace ahora cinco años. Poco a poco, los locales del centro van variando y adaptándose a la nueva realidad y a la nueva clientela, como también sucede en el vecino Mercat Central, tal y como explicábamos la semana pasada,
La apertura de un nuevo súper -en los últimos años han florecido tanto los formatos pequeños de grandes marcas como los bazares donde se puede comprar casi de todo- evidencia el cambio de la fisonomía de muchas de las tiendas y negocios del centro histórico de València. Eso en cuanto a los establecimientos que no fueron convertidos en pisos turísticos para alojar a esos nuevos clientes antes de la moratoria aprobada por el Ayuntamiento de València.
Un estudio del Ayuntamiento señalaba que, en Ciutat Vella, había y un 17,7% de los comercios cerrados
Un estudio del propio Consistorio elaborado por ESIC ya puso de manifiesto este verano cómo el turismo en Ciutat Vella está contribuyendo a acelerar al cierre del comercio tradicional minorista y la reconversión de tiendas pensadas para los vecinos en negocios destinados hacia los visitantes.
Paula Nieto, una de las autoras del citado informe, advertía de que en este distrito del cap i casal había un 17,7% de comercios cerrados y explicaba que muchos de ellos habían pasado de ser negocios textiles a dedicarse a la hostelería; uno de los servicios más demandados por los visitantes. El propio concejal de Comercio, Santiago Ballester, reconocía el desplazamiento de este tipo de tiendas hacia otros barrios periféricos. Ejemplos como el de la ferretería Hija de Blas Luna dan buena cuenta de ello.

