La feminización de la izquierda social valenciana

Comunidad Valenciana

Dirigentes de organizaciones valencianas reconocen como aún se las cuestiona: “La mochila que llevamos es extremadamente pesada”

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La ministra de Juventud, Sira Rego; la coordinadora general de EUPV, Rosa Pérez Garijo, la exvicepresidenta Mónica Oltra y la portavoz de Intersindical Valenciana, Beatriu Cardona, ayer en València 

Manuel Bruque / EFE

Anna Oliver es la presidenta de Acció Cultural del País Valencià desde 2020, cuando se convirtió en la primera mujer que dirigía esta entidad referente de la izquierda social valenciana. “Había un déficit estructural clarísimo”, explicaba ayer en el acto Feminisme per avançar en drets i fer país, organizado por Esquerra Unida del País Valencià. Oliver explicaba como su presidencia respondía en parte a ese ejercicio de romper “estereotipos e imagen” que las mujeres han ido haciendo en los últimos años en la sociedad valenciana, que también se ha transformado, y daba nombres como el de Beatriu Cardona, sentada en la misma mesa como portavoz de Intersindical Valenciana, o recordaba que también otra mujer, Rosanna Martínez - como antes lo hiciera Alexandra Usó- preside Escola Valenciana. “Las cuatro coportavoces del movimiento social que se está manifestando contra la gestión de la dana somos mujeres, y nadie nos ha cuestionado”, reseñó.

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Son ejemplos de la feminización que se ha ido produciendo los últimos años en la izquierda social valenciana, con otros nombres, como el de Ana García Alcolea, secretaria general de uno de los sindicatos mayoritarios, CCOO-PV. Participante también en la misma mesa, García Alcolea señaló como “la mochila que llevamos (las mujeres) es extremadamente pesada y tenemos que empezar a quitarle las piedras” y puso ejemplos del menosprecio que a menudo recibe por liderar.

“Se minusvaloran nuestras opiniones constantemente, o te dicen cosas como ‘es que no me haces caso a lo que te digo’, cuando en realidad lo que pasa es que te puedo escuchar, pero ahora la decisión la tomo yo”, signos a su juicio de un “paternalismo exacerbado”. Por su parte, Cardona asumió que hay “opresiones que compartimos” y reconoció los “obstáculos que sufrimos diariamente”, por eso considera que tiene una responsabilidad “en hacer que para las otras sea más fácil, para que las que vienen por detrás tengan un futuro mejor”.

Tenemos una responsabilidad en hacer que para las otras sea más fácil, para que las que vienen por detrás tengan un futuro mejor”

Beatriu Cardona, portavoz de Intersindical Valenciana

Ellas desde los movimientos sociales, igual que otras mujeres en la esfera política muestran una Comunidad Valenciana diferente, con más referentes femeninos ocupando espacios de poder. Lo hizo la exvicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra -ayer la estrella invitada del debate, por lo poco habitual que es encontrarla en eventos públicos desde su dimisión- y quien advirtió que “no hacen falta mujeres más fuertes, sino ambientes más amables” para superar una presión que, en algunos casos y así lo dijo sin autorreferenciarse, suponen “un juicio constante”. 

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También en la izquierda valenciana lidera Rosa Pérez Garijo, coordinadora general de EUPV, en su momento Consellera de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática de la Generalitat Valenciana en el Botànic. Ayer reconoció como la autoexigencia de las mujeres es un freno: “El nivel de exigencia no es el mismo porque nosotras mismas nos exigimos más, y los demás también nos exigen más. Tenemos que demostrar que somos merecedoras”, apuntó mientras el resto asentía. 

Apostó por avanzar juntas “y tejer alianzas” entre mujeres, con el anhelo “de tener una mujer presidenta de la Generalitat Valenciana en 2027”. En esa carrera ya está Diana Morant, secretaria general de los socialistas valencianos, haciendo tique con Pilar Bernabé como futura candidata a la alcaldía de València, en competición con la actual alcaldesa, María José Catalá. Papi Robles, como portavoz de Compromís en el Ayuntamiento, es otro ejemplo de esa feminización que también se percibe en la política del cap i casal.

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El nivel de exigencia no es el mismo porque nosotras mismas nos exigimos más, y los demás también nos exigen más”

Rosa Pérez Garijo, coordinadora general de EUPV

Una muestra del síndrome de la impostora al que todas las ponentes aludieron también se vislumbraba ayer cuando Mónica Oltra saludó primero, en su parlamento inicial, a la ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, por “protocolo”, y esta quiso quitarse importancia. “Es que no somos conscientes... no ha habido tantas ministras, y menos de izquierdas”, dijo quien fuera vicepresidenta del Consell, la segunda en la historia de la Comunidad Valenciana tras la popular Paula Sánchez de León.

Rego, por su parte, dijo que “ese síndrome de la impostora es estructurante” y reconoció que no partimos “del mismo lugar, vamos descalzas, nuestro carril no está asfaltado, nos pone muchas resistencias... También hay paredes y suelos pegajosos, es todo un paisaje construido por muchos hilos de patriarcado”, dijo.

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