¿Qué pasará ahora con Carlos Mazón?
Análisis
Mientras la investigación de la dana avanza y se acerca el relevo en la Generalitat el president en funciones mantendrá, tras la nueva investidura, su escaño de diputado y el aforamiento
El presidente de la Generalitat valenciana en funciones, Carlos Mazón, tras finalizar su discurso de renuncia
El escenario que enfrenta Carlos Mazón tras su dimisión se compone de tres vectores convergentes: político, judicial y estratégico. En el plano institucional, si no hay adelanto electoral y se celebra nueva investidura de un sustituto, Mazón seguirá ostentando su escaño en las Corts Valencianes como diputado autonómico, lo que le permite conservar su condición de aforado mientras continúe con el acta parlamentaria. Esta prerrogativa tiene una consecuencia clave: la investigación abierta por la juez instructora en Catarroja —que indaga la gestión de la catástrofe de la riada— no puede imputar al presidente autonómico directamente, ya que la competencia correspondería al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJ) en virtud del aforamiento de todo diputado. Por tanto, la jueza difícilmente podrá avanzar a la fase de imputación, si así lo considera, sin elevar la exposición razonada al Alto Tribunal valenciano.
En el frente del procedimiento político-parlamentario, el calendario al que debe hacer frente Mazón se vuelve relevante. En primer lugar, está convocado, a petición propia, para comparecer ante la comisión de investigación de la dana en Les Corts Valencianes el día 11 de noviembre, una sesión que ha sido instada por los grupos autonómicos (con participación de Vox —que preside la comisión— y del Partido Popular que la controla) y cuyo simbolismo no debe subestimarse. En paralelo, ya figura también la comparecencia ante la comisión homóloga del Congreso de los Diputados, fijada para el 17 de noviembre y que preside una diputada socialista. Su entorno reconoce que el peso de ambas comparecencias es elevado y que el político alicantino está plenamente consciente de que debe dar respuesta pública a la actuación de su Gobierno en los días críticos de la riada.
En el ámbito interno y personal, fuentes del entorno de Mazón dan cuenta de que se siente respaldado por su familia y amigos íntimos, lo que refleja que cuenta con un sólido apoyo privado pese al desgaste mediático y social que afronta. Su estrategia consistirá, cuando vuelva a su actividad en pocos días, en mantener su agenda como presidente en funciones —durante el tiempo que transcurra hasta que se proceda a la investidura del nuevo candidato— con la intención de conservar cierta normalidad institucional y no dar una impresión de precipitación.
Un aspecto estratégico de gran importancia es la apuesta de Mazón por que Juan Francisco Pérez Llorca sea el nuevo presidente de la Generalitat Valenciana. Pérez Llorca, secretario general del PP valenciano y portavoz en Les Corts, es un colaborador estrecho de Mazón y tiene buena interlocución tanto con el PP como con Vox. Su designación le resulta clave a Mazón por varias razones: primero, porque la opción de un hombre de su confianza minimiza la ruptura del equipo; segundo, porque permitiría que parte del grupo más próximo al presidente en funciones siga con posibilidades de trabajar en la administración pública autonómica; y tercero, porque garantiza una cierta continuidad en las políticas y en la estructura del poder autonómico que Mazón ha construido. Esa simbiosis de amistad, lealtad política y proyección compartida refuerza la hipótesis de una transición pactada y controlada.
Pérez Llorca un colaborador estrecho de Mazón y tiene buena interlocución con Vox.
Sin embargo, la sucesión no es automática ni exenta de tensiones. La dirección nacional del PP (en Madrid) mantiene reservas, y desde Vox se plantean exigencias para facilitar el relevo. Por ello, la apuesta por Pérez Llorca podría entenderse como una solución transitoria: permitiría a Mazón culminar su mandato “en funciones”, mientras se abre una negociación más amplia de cara a las elecciones autonómicas de 2027 o a una eventual convocatoria anticipada. El diseño de ese relevo, pues, implica el pulso entre Génova, la estructura autonómica del partido y la formación de Abascal.
En definitiva, Mazón está en una doble contienda: de un lado la política —en la que debe gestionar su sucesión, estabilizar su partido y afrontar la investigación parlamentaria—; de otro, la judicial —donde el aforamiento le otorga un margen pero no lo libra del proceso si la jueza de Catarroja traslada el caso al TSJ. El 11 y el 17 de noviembre quedan marcados en rojo en su agenda: serán días cruciales para el desenlace de su mandato, su futuro político y el reflejo que deje en la opinión pública valenciana.