Solo en Navidad

Si tú me has entendido

Solo en Navidad
Editorial Team

Hay cosas que pasan solo en estas fiestas, otras que ya no se producen ni porque lleguen las fiestas y, la más preocupante, hay quien pasa solo, o sola, la no siempre “dulce Navidad”. Cuando llega diciembre nos fijamos, pero no ocurre solo ahora, o eso percibo cuando un domingo cualquiera camino por el parque más cercano a mi casa. Señoras y señores solos, mirando el móvil, sentados en un banquito, buscan el sol del invierno de media mañana. ¡Qué pena! Día festivo y nadie con quien quedar, nadie que vaya a verte, a servirte un plato de puchero, a abrazarte... ¿Hacia dónde vamos?

La Fundación Social Padre Ángel y Mensajeros de la Paz impulsan la declaración del día internacional de la Soledad no Deseada para que se conmemore, por decir algo, cada 16 de diciembre, tal día como hoy. Y con ese propósito han radiografiado esa soledad a través de las llamadas al Teléfono Dorado que gestiona la oenegé, un trabajo que muestra como los usuarios de la Comunidad Valenciana representan el 10% del total de las llamadas. Pocas me parecen.

Soledad no deseada.

Una señora mayor cocina en su casa 

FUNDACIÓN ONCE / Europa Press

Dice su informe que Valencia y Alicante son “los principales focos de aislamiento emocional”, mientras que el interior de Castellón refleja una menor visibilización de la soledad, pero también la hay. Los que más llaman son los baby boomers, y lo hacen, dice la organización, tras perder a su pareja, al sentir que ya no cuentan para sus hijos, o simplemente para combatir el silencio de cada día, un eco que martiriza.

¿Qué estamos haciendo? Todos preocupados por el aislacionismo adolescente a causa del dichoso móvil y nadie se pregunta si ese watsap que le mandas a la abuela cada día es suficiente para sostenerla emocionalmente. Ya te digo yo que no. Mis abuelos no llegaron a usar la mensajería instantánea, pero no había nada, pero nada en el mundo, que sustituyera a esa charla en su casa cara a cara, de tú a tú. Aquí mi trozo de nostalgia.

No haré el típico discurso del “antes todo era mejor”, porque tampoco soy yo de dar alas a la melancolía del pasado, que ya sabemos que empezamos por ahí y acabamos celebrando los pantanos y al general, pero sí que creo que el individualismo se nos come y ni en estas fiestas estamos ya salvados.

Nadie se pregunta si ese watsap que le mandas a la abuela cada día es suficiente para sostenerla emocionalmente

Sea uno de montar el belén, de únicamente pimplarse el champán o de pasar de largo ante tanta celebración, todos caemos en la misma frivolidad del “feliz, feliz, feliz” solo porque es Navidad, pero al caer la hoja del calendario seguiremos peleando por la verdad de la dana, llorando a los muertos y cabreándonos por tanto machismo anquilosado que no deja avanzar.

La vida no va a cambiar, pero tal vez deberíamos cambiar nosotros. E ir a ver a nuestra gente, no solo en Navidad. Menos watsaps, 2026.

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