Maria José Pino, española en Suiza: “Cada mes te quitan del sueldo una parte para la jubilación y si en el futuro decides no trabajar más en Suiza, te devuelvan lo acumulado. Es una forma de tener un ahorro asegurado”
Española en Suiza
“Aquí ahorrar es casi automático. Entre el sistema de pensiones y la mentalidad de guardar para el futuro, ni te das cuenta y ya tienes un colchón”, cuenta Maria José Pino
Maria José Pino, española en Suiza
“Con el tiempo sentí que necesitaba un cambio. Quería vivir de nuevo en otro país, perfeccionar aún más el alemán que ya hablaba casi a la perfección y, sobre todo, abrirme nuevas oportunidades para el futuro, ya fuera quedándome en España o buscando trabajo en otro lugar. Suiza me parecía el destino ideal: un país lleno de oportunidades, tanto a nivel lingüístico como económico, y además con la posibilidad de disfrutar de la vida en los Alpes”, cuenta María José Pino, una española de 25 años que reside en Suiza.
La joven, originaria de Mallorca, siempre ha sentido curiosidad por vivir en el extranjero. “Con 15 años me fui un curso completo a Alemania y cursé 4º de la ESO allí. Esa experiencia me marcó muchísimo y me ayudó a aprender alemán”, relata en una entrevista para La Vanguardia. Tras acabar el bachillerato estudió moda, pero al terminar no tenía claro qué camino seguir. Unas amigas de su madre, que eran azafatas, junto con la propia madre, la animaron a probar en la aviación. Hizo el curso de tripulación de cabina y trabajó durante dos años como azafata de vuelo. “Aunque los vuelos eran a muchos destinos, siempre dormía en casa, así que no era tan ‘vida viajera’ como parece, pero sí fue una etapa muy diferente”, cuenta.
Con el tiempo se dio cuenta de que necesitaba un cambio, quería marcharse fuera y Suiza era ideal: “Un país con muchas oportunidades, tanto a nivel de idiomas como económico, y además con la posibilidad de vivir en los Alpes”. Comenzó trabajando la temporada de invierno en la montaña y, después, la de verano, lo que le permitió ahorrar y darse pequeños lujos, como viajar sola un mes a Bali.
Cuando María José empezó a vivir en Suiza, lo que más le llamó la atención fue la confianza que tienen en la gente. “En Flims veías esquís y tablas de snow apoyados fuera de las cafeterías sin candado, o mochilas en la puerta de una tienda mientras la gente entraba a comprar algo rápido. Nadie estaba pendiente de que se los llevaran”, explica.
Paisaje en Films
Otro de los choques culturales que vivió fue la naturalidad de los residentes para cambiar de idioma. “En el hotel podía empezar la mañana en alemán, hablar en inglés a mediodía y acabar la tarde en italiano. Nadie se agobia, todos se entienden. Al principio me daba respeto, ahora me parece de lo más normal”, cuenta.
Cómo se gestiona el dinero en Suiza
El cambio de salario respecto a España es significativo, y la forma de gestionar el dinero también es distinta. “Aunque la vida es cara, el sueldo te permite ahorrar y darte caprichos. Gracias a eso, cuando terminó la temporada pude viajar un mes sola a Bali, algo que siempre había querido hacer”, comenta. La joven destaca además que los suizos gestionan el dinero de manera muy diferente: “Son muy previsores. Cada mes te quitan del sueldo una parte para la jubilación, el famoso segundo pilar, y si en el futuro decides no trabajar más en Suiza puedes pedir que te devuelvan lo acumulado. Me pareció una forma muy práctica de tener un ahorro asegurado”.
También le ha sorprendido la facilidad para ahorrar, algo muy distinto a lo que ocurre en España. “Aquí ahorrar es casi automático. Entre el sistema de pensiones y la mentalidad de guardar para el futuro, ni te das cuenta y ya tienes un colchón. No es que lo piensen demasiado, simplemente está en su día a día”. Además, confiesa que es mucho más fácil ahorrar y darse caprichos viviendo en Suiza que en España: “Incluso trabajando en hostelería como hostess pude ahorrar bastante dinero y darme el gusto de ese viaje de un mes y muchas cosas más”.
El día a día en Suiza, un choque cultural al que adaptarse
Desde el punto de vista de María José, las personas en Suiza son tranquilas y educadas. “No son de entrar con mucha confianza de primeras, pero cuando te ven cada día y te conocen un poco, se sueltan y son muy amables”. También cuenta que el trato recibido desde que llegó al país fue muy cordial y nunca se sintió fuera de lugar. En el hotel donde trabajaba, casi nadie era suizo. “Había, pero pocos, y eso me permitió adaptarme bien. Mi jefe, Alejandro, de Food & Beverage, era español y el resto venía de Italia, Portugal, Alemania… un mix increíble. El ambiente era genial; aprendí costumbres de muchos sitios y, aunque cada uno hablaba su idioma, siempre encontrábamos la manera de entendernos”.
Maria José junto a su jefe el último día de trabajo
Otro aspecto que le sorprendió es que, aunque muchos servicios son privados, todo encaja a la perfección: autobuses, teleféricos, trenes… “Cada uno es de una empresa distinta, pero los horarios se coordinan y nunca fallan. Y con el reciclaje pasa igual: hay puntos de recogida por barrios y la gente lo respeta sin que nadie tenga que recordarlo”, explica. También notó diferencias en la forma de trabajar y en la mentalidad laboral de los suizos en comparación con los españoles. “Tienen otra manera de organizarse”. Por ejemplo, en el hotel había gente de muchas partes y cada uno aportaba su estilo, pero el trabajo salía bien porque todos remábamos a la vez.
“No sentí que un país trabajara mejor que otro, simplemente cada persona traía su forma de hacer las cosas y se complementaba”, aclara. A pesar de haber vivido una temporada muy feliz en Suiza, hay algo que María José echa mucho de menos de su país natal: “Suiza me encanta, pero esa calidez española es imposible de sustituir”. Lo que más extraña es la forma que tenemos de juntarnos casi sin pensarlo: “En España basta con mandar un mensaje y en media hora ya hay plan”, concluye.