Sonia Carrasco, 19 años, residente en Barcelona: “Trabajo y aun así necesito ayuda económica de mis padres porque pagar un alquiler, incluso compartiendo piso, es muy complicado”

Estudiante 

“Una habitación te cuesta casi lo mismo que ganas y lo demás pasa a segundo plano. No darte caprichos, te sientes agobiada y tienes que medir cada gasto porque todo gira en torno al dinero”, cuenta Sonia

Sonia Carrasco, (19 años), estudiante

Sonia Carrasco, (19 años), estudiante

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Las primeras veces encontrando piso, haciendo la compra, comprando decoración o preparando los menús semanales… Todas esas pequeñas cosas parecen insignificantes, pero forman parte de la emoción de mudarte por primera vez. Puede resultar emotivo al principio, incluso divertido, pero, si somos realistas, también puede ser abrumador. Dejar el hogar donde has vivido tantos años con tu familia es un gran paso y, en ocasiones, puede sentirse asfixiante. “Nadie te enseña a ser adulto”, cuenta Sonia Carrasco, de 19 años, en una entrevista para La Vanguardia.

Sonia empezó estudiando Business Economics, pero tras descubrir que no le gustaba la carrera decidió cambiar a Ingeniería Biomédica. Comparte piso en Girona con tres personas más y trabaja los fines de semana para poder pagar el alquiler. Estar independizada le facilita ir a la universidad, ya que su familia vive en Santpedor. Todas estas experiencias le han enseñado algo esencial: espabilarse, convivir y encontrar un equilibrio. Hoy, con la mirada puesta en su independencia futura, comparte con sinceridad los retos económicos y personales que enfrentan los jóvenes que intentan vivir solos.

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¿Cuándo se fue de casa por primera vez?

Hace tres años empecé International Business Economics en la universidad Pompeu Fabra, en Barcelona. En ese momento decidí irme a vivir a Sagrada Familia, porque desde Santpedor —mi pueblo— era imposible ir y venir cada día. Estuve allí unos seis meses. Al terminar los exámenes en febrero decidí dejar la carrera, porque no me gustaba. Entonces dejé también el piso y volví a casa un tiempo.

¿Cómo fue encontrar piso en Barcelona?

Encontré el piso porque era la hija de una amiga de mi padre quien lo dejaba. Si no llega a ser por eso, imposible. Era muy difícil encontrar algo que no fuera carísimo o en malas condiciones. Considero que tuve mucha suerte. El piso estaba bien para vivir un tiempo como estudiante, aunque pequeño. Pagaba 330 euros, que ahora parece un milagro. La cocina era más pequeña que el baño, pero las compañeras eran geniales y eso lo compensaba.

Sonia junto a sus compañeras de piso en la terraza

Sonia junto a sus compañeras de piso en la terraza

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¿Cómo era vivir en la zona de Sagrada Familia?

Siempre digo que la experiencia de vivir allí era muy caótica, teniendo en cuenta que es una de las zonas más turísticas de Barcelona. El metro estaba siempre lleno y había días en que incluso la policía tenía que regular la entrada. A veces te obligaban a coger otra línea porque no cabía más gente. Era bonito, sí, pero agotador. El día a día se convertía en una odisea para llegar a la universidad. A veces pensaba en que me salía más a cuenta caminar hasta clase que coger el metro.

¿Cómo fue la experiencia de esa primera independencia?

Fue un aprendizaje total. Era la primera vez que me organizaba sola: hacer la compra, cocinar, limpiar… Aprendí mucho, sobre todo gracias a mis compañeras, que ya llevaban tiempo viviendo fuera. Me enseñaron trucos para cocinar más rápido o cómo organizarnos con la limpieza.

¿Qué experiencias laborales o personales tuvo después de dejar la universidad y durante los veranos siguientes?

Trabajé como au pair cuidando niños en casas de familias en Suiza durante unos tres meses. La experiencia fue muy buena. La familia con la que estuve fue encantadora y me dejaron vivir allí mientras trabajaba, así que me ayudó a ahorrar un poco. Ese verano me fui a Cadaqués a trabajar en un restaurante. Estuve un mes y medio viviendo con compañeros de trabajo. Trabajábamos 12 o 13 horas al día, así que apenas pasábamos tiempo en el piso. Pero fue una experiencia muy bonita, muy de verano, y aprendí mucho de convivir con gente diferente.

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¿Cómo llegó a estudiar Ingeniería Biomédica?

El año pasado decidí empezar Ingeniería Biomédica. Siempre me había gustado la ciencia y quería algo más aplicado, así que opté por cambiar completamente de carrera. Esta vez elegí Girona, porque no quería volver a Barcelona.

¿Le resultó más fácil encontrar piso allí?

Sí, un poco más. Encontré el primero a través de una web que se llama De Pis en Pis Girona. Era un piso bastante amplio, con salón-comedor y cocina juntos, céntrico y cerca de la estación. Pagaba lo mismo que en Barcelona, 330 euros.

La vida en Girona, un respiro del turismo, la masificación o los precios desorbitados del alquiler

¿Cómo es la vida en Girona comparada con Barcelona?

Mucho mejor. No es tan agobiante, no hay tantos turistas, se vive más tranquilo. Puedes cruzar la ciudad andando en menos de una hora y eso se nota: hay menos estrés, más ambiente de estudiantes.

¿Sigue viviendo en el mismo piso que cuando llegó?

No, este año me mudé. Ahora vivo con dos amigas de mi clase y un amigo de mi pueblo que también estudia aquí. El piso tiene cuatro habitaciones, terraza y balcón, y pagamos 335 euros cada uno. Al principio tuvimos problemas —goteras, el fogón que no funcionaba—, pero ya lo estamos resolviendo. Con los compañeros todo va genial, nos llevamos muy bien y la convivencia es buena.

Sonia y sus amigas en la universidad

Sonia y sus amigas en la universidad

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Ha vivido en varios sitios para ser tan joven.

Sí, he vivido en Suiza, Barcelona, Cadaqués y Girona, pero lo más importante han sido Barcelona y Girona. Cada sitio me ha enseñado algo diferente: en Barcelona aprendí a espabilarme; en Cadaqués, a convivir; y en Girona, a encontrar un equilibrio.

Una mirada al futuro: “Puede que a los 30 siga compartiendo piso, y no pasa nada. Lo importante es poder hacerlo sin sentir ese agobio constante”

¿Cree que hoy en día su generación tiene la posibilidad de independizarse y vivir sola?

Sinceramente, no. A no ser que tengas un sueldo alto o ayuda familiar, es prácticamente imposible. La mayoría de nosotros trabajamos fines de semana o a media jornada, y aun así no llega. Yo, por ejemplo, no puedo permitirme vivir sola: aunque trabaje los fines de semana, tengo que compaginarlo con la carrera, y no me da para cubrir un alquiler. Incluso compartiendo piso, pagar 400 o 500 euros ya resulta muy complicado si estudias, porque gran parte del dinero se va en gastos básicos y apenas queda para ahorrar.

¿Cómo se organiza ahora para cubrir los gastos?

Trabajo los fines de semana de cara al público en Manresa y con eso, pago el piso, pero mis padres me ayudan un poco. Si no, sería imposible.

¿Cómo influye el precio del alquiler en su día a día?

Muchísimo. Una habitación te cuesta casi lo mismo que ganas, así que todo lo demás pasa a segundo plano. No puedes salir a cenar, ni viajar, ni darte caprichos. Tienes que medir cada gasto. A veces te sientes agobiada: estudias, trabajas, haces la compra… y todo gira en torno al dinero.

¿Le gustaría vivir sola en un futuro a corto plazo?

Sí, me encantaría. Pero soy realista: con los precios actuales y la inestabilidad laboral, no lo veo fácil. Puede que a los 30 siga compartiendo piso, y no pasa nada. Lo importante es poder hacerlo sin sentir ese agobio constante.

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