“Aquí, un perfil como el mío puede cobrar más de 120.000 euros al año, algo impensable en España”: dejó Barcelona para probar suerte un año en Londres y ya lleva dieciséis
Españoles por el mundo
En Londres ha encontrado las oportunidades y la estabilidad que buscaba, aunque admite que “la falta de sol y la distancia de la familia pesan más de lo que imaginaba”
Alexandra ha encontrado en Londres su lugar
Alexandra dejó Barcelona hace más de tres lustros con la idea de pasar solo un año en Londres, mejorar su inglés y vivir la experiencia de una gran ciudad. Pero aquel plan temporal se convirtió en un proyecto de vida. Hoy, dieciséis años después, trabaja en una Big Tech británica y ha hecho de la capital inglesa su hogar.
Desde allí observa con distancia —y también con cierta melancolía— la realidad laboral de su país. Disfruta de un buen salario, flexibilidad y un entorno profesional diverso e inclusivo, pero confiesa que el sol, la familia y la calidez de España siguen pesando. En esta conversación con La Vanguardia, reflexiona sobre lo que ha aprendido en el camino y sobre cómo el talento español continúa encontrando fuera las oportunidades que aún escasean dentro.
¿Qué te llevó a dejar España y venirte a Londres? ¿Fue una decisión más económica o profesional?
En mi caso llevo ya 16 años en Londres, aunque quedarme tanto tiempo no era parte del plan. Me vine nada más acabar la carrera en Barcelona, con la idea de pasar un año, mejorar mi inglés y vivir la experiencia de una ciudad tan diversa y cosmopolita. Por entonces tenía 22 años y muy poca experiencia laboral, así que no vine buscando grandes oportunidades, sino por vivir algo distinto. La idea era estar un año… y aquí sigo.
¿Cómo fue el proceso para entrar en una Big Tech? ¿Habría sido posible un puesto similar en España?
Mi primer trabajo relacionado con lo que estudié —Publicidad y Relaciones Públicas— fue en una startup de AdTech. Luego, tras tres años, entré en una Big Tech. Los procesos de selección son mucho más largos: entre cuatro y seis entrevistas, y todo el proceso puede durar más de un mes. Creo que en España habría sido posible un puesto parecido, pero la progresión sería más lenta. Aquí pude pasar de un rol júnior a un puesto de responsabilidad en unos cuatro años, algo que en España habría tardado mucho más. Además, en Londres hay mucha rotación y movimiento laboral, lo que facilita las oportunidades.
La española reconoce ser feliz allí, aunque admite que sigue buscando cada rayo de sol para no echar tanto de menos el clima de España
¿Cómo llevabas el idioma cuando llegaste?
Tenía un nivel básico, suficiente para mantener una conversación, pero no para trabajar como ahora. Tardé uno o dos años en sentirme cómoda y fluida en inglés. Cuando vine era muy fácil para los españoles encontrar trabajo en tiendas o cafeterías, así que eso me ayudó a empezar.
¿Cómo describirías la forma de trabajar en una Big Tech respecto a las empresas españolas?
Destacaría la autonomía y la confianza. Se valora que gestiones tu tiempo y tus proyectos, con una cultura muy horizontal donde las ideas se escuchan vengan de donde vengan. En España, en cambio, aún hay estructuras más jerárquicas. También destacaría la diversidad: se promueve un entorno inclusivo y auténtico. En mi empresa existen “networks” internas por afinidad o identidad, como una red hispana, y nos dan presupuesto para organizar eventos. Es algo muy positivo.
En Londres hay mucha rotación y movimiento laboral, lo que facilita las oportunidades
¿Tenéis flexibilidad laboral real?
Sí. Tenemos un modelo híbrido: vamos tres días a la oficina y trabajamos dos desde casa. No hay control estricto de horario; se priorizan los resultados. Pero también implica cierta disponibilidad, porque trabajamos con equipos en California y a veces hay que conectarse más tarde o muy temprano. Es el otro lado de la flexibilidad.
La otra cara de la moneda es que también tienes que viajar por trabajo varias veces. Antes del COVID viajaba más, pero ahora hago unos cinco o seis viajes al año fuera del Reino Unido. Al final hay confianza, y eso motiva a corresponder. No me importa atender una llamada a las siete de la tarde si hace falta.
Junto a su pareja, han logrado construir un hogar
¿Notas más meritocracia o más presión? Es decir, ¿se valora el talento o hay también mucha competitividad y política interna?
Diría que predomina la meritocracia. El trabajo bien hecho se reconoce y hay opciones reales de crecer. Pero también hay mucha competitividad, porque en Londres hay muchísima gente preparada. Además, en el sector tech los cambios son constantes, sobre todo con la inteligencia artificial, y eso te obliga a estar aprendiendo continuamente. Nunca estás del todo en la zona de confort.
Hablemos de sueldos. ¿Cuánto se gana en un puesto de Product manager como el tuyo?
Depende del nivel, pero un perfil medio en una Big Tech en Londres cobra más de 100.000 libras anuales —unos 120.000 euros—. En España sería bastante menos para el mismo puesto. Quizá se alcanzaría ese salario solo en niveles muy altos de responsabilidad.
No hay control estricto de horario; se priorizan los resultados, pero también implica cierta disponibilidad
Teniendo en cuenta el alto coste de vida allí, ¿realmente compensa el sueldo o el dinero se va en alquiler y gastos?
Depende. En pareja, sin hijos, sí compensa. Pero cuando hay familia todo se encarece. Las guarderías cuestan entre 1.900 y 2.000 libras al mes, así que muchos optan por vivir en las afueras, bien conectados con tren al centro. Con el modelo híbrido es factible, y así hace mucha gente.
¿Es tan caro vivir en Londres como se dice?
Sí, sobre todo la vivienda. En zonas céntricas, un piso de una habitación cuesta entre 1.800 y 1.900 libras, y una habitación en un piso compartido unas 800. En zonas más alejadas, con buena conexión al metro, puedes encontrar algo por 1.300 o 1.400 libras. Yo ahora tengo piso propio y la hipoteca me sale casi igual que un alquiler.
Alexandra aún echa de menos España, aunque ha logrado hacerse un hueco en el país británico
¿Te ha costado adaptarte al ritmo o al clima? ¿Qué echas de menos de España?
Al ritmo no, ya estoy hecha a este estilo de vida. He tenido la suerte de vivir siempre en zonas bien conectadas, y eso ayuda mucho. El clima sí cuesta más. Londres no es tan lluviosa como se dice —llueve más en París, de hecho—, pero de octubre a abril casi no vemos el sol, y eso se echa mucho de menos. Además, es curioso porque estos últimos veranos está haciendo mucho calor, pero la gran mayoría de los pisos no tienen aire acondicionado y se pasa fatal. Aun así, los británicos echan de menos su lluvia en cuanto tienen tres semanas de calor.
¿Crees que España desaprovecha el talento joven?
En parte, diría que sí. Creo que hay una generación muy preparada pero con muchas barreras para progresar rápido. Persisten estructuras jerárquicas y falta confianza en el talento joven. En Barcelona veo más startups y programas de emprendimiento, y eso es positivo, pero hace falta dar más oportunidades reales.
En zonas céntricas, un piso de una habitación cuesta entre 1.800 y 1.900 libras, y una habitación en un piso compartido unas 800
¿Y qué opinas del teletrabajo desde otros países o del fenómeno de los nómadas digitales?
Mientras se paguen impuestos en el país donde se reside, no lo veo un problema. En mi caso concreto, mi empresa no permite trabajar desde fuera del Reino Unido más de dos semanas al año. Si quisiera hacerlo desde España tendría que trasladarme oficialmente a la oficina de allí, porque si trabajas desde otro país la empresa tendría que cotizar también allí.
Después de tantos años, si te ofrecieran el mismo sueldo y condiciones, ¿volverías a España?
Creo que sí. Tal vez no ahora mismo, pero sí a corto plazo, en un par de años lo consideraría. Por la familia, el clima, y todo lo bueno que tenemos en España.