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“Trabajar en una isla privada australiana es increíble porque acabamos el turno y en diez minutos estamos en playas paradisíacas de película”: Jorge y Carmen viven en el paraíso

Españoles por el mundo

En Hamilton Island, una isla privada australiana, Jorge y Carmen descubrieron una vida que parece sacada de una película: todo es más fácil, más feliz y hasta trabajar se siente distinto

Jorge y Carmen han encontrado en Hamilton Island su lugar ideal

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¿Te imaginas cómo sería vivir rodeado de naturaleza exótica, ver canguros a cada momento desde tu ventana y, además, ahorrar mucho más cada semana de lo que podrías imaginar en España? Para Jorge y Carmen no es una fantasía ni el argumento de una serie, sino su día a día en Hamilton Island, una isla privada situada en el corazón de la Gran Barrera de Coral donde trabajan como hosts en hoteles de lujo y viven lo más parecido a un verano infinito.

Allí, el trayecto de la oficina a casa dura apenas diez minutos y termina siempre del mismo modo: con un baño en la playa, una barbacoa con amigos o una excursión improvisada en barco. “Aquí casi ni notamos que estamos trabajando”, cuentan. Y es que en este rincón tropical donde viven unas dos mil personas, el equilibrio entre trabajo y vida personal es tan idílico que parece de ficción.

Entre playas de arena blanca, arrecifes y selva, los dos jóvenes españoles han encontrado una rutina que combina sueldos altos, gastos mínimos y una sensación constante de estar de vacaciones. En una entrevista con La Vanguardia, describen cómo es vivir en una isla privada en el corazón del paraíso australiano:

¿Cómo es vivir en una isla privada como Hamilton Island? ¿Se parece más a un paraíso o a una burbuja?

Jorge: Diría que es una mezcla de las dos cosas. Es un paraíso porque trabajas rodeado de playas, selva y animales tropicales, pero también es una burbuja. Aquí vivimos unos 2.000 empleados, casi todos menores de 30 años, y nos conocemos todos. Es como una realidad paralela: trabajas, vas a la playa, haces planes con la misma gente y apenas sales de la isla. Cuando coges el ferry y llegas a tierra firme, parece que cambias de planeta.

Carmen: Tiene ese punto de pueblo pequeño en medio del paraíso. Todo el mundo se conoce y siempre hay algún amigo organizando algo: planes en barco, días de playa, paddleboard, barbacoas… Aquí la gente que trabaja en la marina te deja una lancha o una moto de agua y nos vamos todos juntos a explorar. Acabas el trabajo y en diez minutos estás bañándote en una playa que parece de película.

La isla es una de las más bonitas de Australia y del mundo

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¿Cómo acabasteis viviendo allí?

J: Fue casi por casualidad. Yo estudié en Madrid y tenía un amigo gallego que se vino a Australia a trabajar en esta isla. Mientras tanto, yo trabajaba en Repsol, pero siempre tuve la idea de irme fuera. Carmen y yo nos conocimos estudiando un año en California y nos enamoramos del estilo de vida de allí: el sol, la playa, la naturaleza. Cuando este amigo me contó cómo era la vida en Hamilton Island, lo busqué, vi las fotos y me fascinó. 

Aquí trabajas en hoteles de lujo, en un ambiente muy agradable, y al acabar el turno estás en el paraíso

Carmen Montoya

¿Qué tiene de especial la vida en la isla que os hizo querer volver?

J: Es una vida muy sencilla, lo tienes todo a mano. Te levantas, trabajas y en cuanto sales ya estás en la playa o con tus amigos. No hay estrés ni tráfico.

C: Y además el sitio es espectacular. Estamos en un archipiélago tropical, a las puertas de la Gran Barrera de Coral, rodeados de naturaleza y playas impresionantes. Pasan canguros por delante de casa, ves aves exóticas todo el rato… Pero más allá del entorno, lo especial es el equilibrio entre trabajo y vida personal. Aquí trabajas en hoteles de lujo, en un ambiente muy agradable, y al acabar el turno estás en el paraíso. Encima ahorras, porque todo está facilitado: el alojamiento es barato y la empresa te da muchas comodidades.

¿Qué es lo que la gente no se imagina de vivir en un sitio así?

J: Que todo está conectado. La isla es tan pequeña que cualquier cosa que hagas se sabe. Si te llevas bien con todos, genial, pero si cometes un error, se entera hasta tu jefe. Una vez me pusieron un aviso por aparcar mal y llegó directamente a mi responsable. Es como vivir en un pueblo en el que tu vida personal y laboral están totalmente unidas.

C: Tiene su parte buena y su parte mala. Todo el mundo se conoce, y eso crea comunidad, pero también hace que no puedas desconectar del todo. Aquí tu reputación cuenta mucho, porque las cosas corren rápido.

Cuando salen de trabajar, dedican las tardes a hacer una actividad diferente cada día

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¿En qué trabajáis exactamente?

C: Yo trabajo como host en Hamilton Island Holiday Homes, que es la empresa que gestiona las casas vacacionales de la isla. Recibo a los huéspedes, hago los check-in, y me encargo de que todo esté perfecto para su estancia. 

J: Yo estoy en un hotel nuevo que se llama The Sundance, donde trabajo de host y porter. Antes estuve en Qualia, que es probablemente el resort más lujoso de Australia, solo para adultos, muy exclusivo. Es curioso porque antes de venir aquí nunca había trabajado en hoteles, y ahora toda mi experiencia es en hoteles de cinco estrellas.

Solemos ahorrar entre 2.000 y 2.500 euros al mes, algo impensable para trabajos similares en España

Carmen Montoya

¿Cómo llegaste a trabajar en ese tipo de hoteles?

J: Cuando vine a Australia no tenía experiencia en hospitality, pero apliqué a un hotel de lujo en Gold Coast para trabajar de porter y me cogieron. A partir de ahí siempre he trabajado en hoteles de cinco estrellas, subiendo poco a poco: primero como porter, luego bell captain —que es el que coordina al equipo—, después concierge, y así hasta llegar aquí. Al final, cuando vieron mi currículum lleno de hoteles de lujo, me llamaron para Hamilton Island sin saber siquiera para qué hotel era.

¿Y cuánto se puede ganar en un puesto como el vuestro?

J: Aquí se cobra por hora. La media son unas 26 dólares australianos, y los fines de semana sube: un 125 % más el sábado y un 150 % el domingo, así que puedes llegar a 38 o 39 dólares la hora. Además, si haces más de 38 horas semanales te pagan las extras al doble, así que casi todos intentamos hacer un día más a la semana.

C: Yo trabajo cinco o seis días y gano unos 5.000 dólares al mes, unos 3.000 euros. Como el alojamiento es muy barato —unos 95 dólares a la semana— y te descuentan directamente la habitación y otros gastos del sueldo, lo que te queda limpio lo puedes ahorrar. Solemos ahorrar entre 2.000 y 2.500 euros al mes, algo impensable para trabajos similares en España.

Cada día presencian atardeceres de película

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¿Qué os ha sorprendido más de los australianos?

J: Son gente muy abierta, amable y positiva. Les encanta hablar con todo el mundo, estar al aire libre y disfrutar de la vida. Les gusta la naturaleza, pescar, hacer deporte y también salir a beber con los amigos. Son un poco extremos: por la mañana hacen triatlones y por la noche se van al bar a beber cerveza sin parar.

C: Totalmente. Son muy sanos y muy fiesteros a la vez. También valoran muchísimo el entorno, tienen una conciencia ambiental muy fuerte. En general son personas sencillas y sociables, enseguida te hacen sentir parte del grupo.

El estilo de vida es muy cambiante y cuesta mantener un grupo de amigos a largo plazo

Jorge Romero

¿Qué es lo que más echáis de menos de España?

C: La comida, sin duda. Aquí no tienen cultura gastronómica, todo es fish and chips o carne de canguro, que además está malísima.

J: Y la estabilidad. En Australia la gente cambia constantemente de ciudad o de trabajo. Cuesta mantener un grupo de amigos a largo plazo, porque todo el mundo rota: tanto los extranjeros como los propios australianos. Es un estilo de vida muy cambiante.

Los españoles aseguran haber encontrado su sitio, aunque también hay cosas que echan de menos de España

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¿Cómo es un día normal en vuestra vida en la isla?

J: Me levanto sobre las siete, aunque aquí a las cinco ya es de día. Voy al gimnasio, desayuno y empiezo a trabajar entre las ocho y las nueve. Salgo sobre las cuatro o las cinco y me voy a la piscina o a la playa. Luego hay un montón de actividades para el personal: torneos, proyecciones de películas, fiestas temáticas, concursos tipo “Hamilton Got Talent”… Siempre hay algo que hacer.

C: Sí, la vida social aquí es muy intensa. Todos los días hay algún plan, alguien que organiza una cena o una barbacoa. Los viernes hay música en el bar de los empleados, que se llena siempre. Hay gente de todas partes: australianos, franceses, italianos, argentinos, chilenos… El ambiente es increíble y muy multicultural.

Algo así te hace darte cuenta de que puedes empezar de cero en cualquier parte del mundo, sin conocer a nadie y sin tener nada asegurado

Jorge Romero

¿Pensáis quedaros en Australia a largo plazo o volver a España?

J: Me gustaría quedarme más tiempo porque me encanta la vida aquí, pero la isla cansa si te quedas demasiado. Es una burbuja, al final del año necesitas salir. Además, conseguir una visa permanente es complicado.

C: Exacto. Australia sería el país perfecto si estuviera más cerca de España y si no fuera tan difícil quedarse a largo plazo. Las normas de inmigración cambian cada año y es difícil conseguir un sponsor. Tienes que ser muy bueno en tu trabajo y aguantar años en el mismo puesto. Es un país que, en cierto modo, no quiere que te quedes para siempre.

En la isla han presenciado paisajes que prácticamente no podrían ni haber soñado

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¿Qué le diríais a alguien que quiere irse a trabajar fuera pero no se atreve?

C: Que lo haga. Tiempo para volver siempre hay. Yo dejé mi trabajo en España para venir y ha sido la mejor decisión que he tomado. No sé qué haré en el futuro, pero esta experiencia te enriquece y te abre la mente.

J: Coincido. No vas a perder nada, solo vas a ganar. Te das cuenta de que puedes empezar de cero en cualquier parte del mundo, sin conocer a nadie y sin tener nada asegurado. Eso te da una confianza brutal en ti mismo.