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“Una novia descubrió, el mismo día de su boda, que su marido le había sido infiel con su mejor amiga justo antes del baile nupcial”: la rocambolesca historia que vivió una ‘wedding planner’

Bodas

La ‘wedding planner’ española, que ha visto de todo en los altares, relata el día en que una boda que parecía perfecta terminó en caos y sangre

María empezó organizando bodas junto a su suegra y hoy es una de sus grandes pasiones

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Dicen que las bodas sacan lo mejor y lo peor de las personas. En un solo día se concentran meses, o incluso años, de ilusión, nervios, expectativas y emociones. Y aunque la mayoría terminan con risas, abrazos y recuerdos inolvidables, hay otras en las que todo puede torcerse en cuestión de minutos.

Quienes se dedican a organizarlas lo saben bien. Los wedding planners son testigos silenciosos de historias que mezclan amor, familia, estrés, y a veces incluso drama. Están ahí cuando los novios se prometen amor eterno, pero también cuando las cosas no salen según lo previsto.

María Espinar, una de esas profesionales que ha hecho de las bodas su forma de vida, asegura haberlo visto todo. Desde ceremonias que parecen sacadas de una película romántica hasta celebraciones que acaban en auténtico caos. Pero entre todas ellas hay una que no olvida y que ha contado tanto en una conversación con La Vanguardia como en su perfil de TikTok: una historia capaz de dejar sin palabras a cualquiera.

Una boda puede pasar del romanticismo al caos en cuestión de segundos

María Espinar

María asegura que era una de esas bodas en las que todo parecía perfecto: unos novios jóvenes, de 27 o 28 años, guapos, enamorados y aparentemente inseparables. La wedding planner llevaba meses organizando aquel enlace, cuidando cada detalle, y el día de la celebración estaba siendo espectacular. Todo transcurría según lo previsto hasta que, justo antes del esperado baile nupcial, alguien notó que faltaba el novio.

En las bodas, todo puede pasar, incluso que el novio acabe en la misma habitación que la mejor amiga de la novia siendo infiel

Getty Images/iStockphoto

Pasaron los minutos y la impaciencia empezó a crecer. Ni estaba fumando, ni en el baño, ni con los amigos. “Era imposible que siguiera desaparecido tanto rato”, recuerda María. Así que decidieron actuar: la novia salió a buscarlo por los exteriores de la finca, sus padres dieron una vuelta por los jardines y ella, junto a su equipo, optó por revisar el cuarto de los novios, una habitación reservada para guardar objetos de valor, a la que solo acceden los organizadores y los propios protagonistas del enlace.

Tras llamar varias veces y no obtener respuesta, estuvieron a punto de marcharse, pero antes quisieron asegurarse de que la puerta estuviera bien cerrada. Al girar la manilla, la puerta cedió. Dentro estaba el novio, y no, no descansaba por haber bebido un poco de más ni se había refugiado del bullicio de su propia boda: estaba acompañado… por la mejor amiga de la novia.

Cuando llevas tantas bodas, sabes que los silencios largos no presagian nada bueno

María Espinar

“En ese momento nos quedamos blancos. Piensas: ‘¿Qué hacemos? ¿Se lo decimos a la novia? ¿Callamos?’. Porque claro, una boda vale 30.000 euros… y las dudas también pesan”, recuerda la wedding planner.

La escena siguiente fue todavía más surrealista. La amiga salió de la habitación con total naturalidad, altiva, como si nada hubiera pasado. Detrás de ella, el novio apareció sonriente y saludando: “¿Qué tal, chicos? ¿Cómo va todo? ¿Listos para el baile?”. María y su compañero apenas podían creerlo. “Solo pensaba: tu mujer lleva veinte minutos esperándote para bailar, y tú aquí…”, cuenta.

María asegura que, aunque este tipo de historias son las que más triunfan en redes, lo habitual es que todo sea tan bonito como parece

Getty Images

Aun así, decidieron no decir nada y continuar con el protocolo. Llegaron al baile nupcial, y la novia, al verlo, no tardó en notar que algo no iba bien. “¿Dónde estabas?”, le preguntó. Él respondió con naturalidad: “Nada, descansando un momento en el cuarto”. Fue entonces cuando ella lo entendió todo. La expresión en su cara lo dijo antes que las palabras: empezó a llorar, a gritarle, a exigirle explicaciones.

Las bodas perfectas no existen, pero algunas terminan siendo inolvidables por razones que nadie desearía

María Espinar

El padre, alarmado, se acercó a preguntar qué ocurría. Cuando la hija le señaló al recién casado y le reveló la infidelidad, el hombre reaccionó sin pensarlo: le propinó un puñetazo que le rompió la nariz. La música se detuvo. En cuestión de segundos, el salón se convirtió en un caos: gritos, invitados intentando separarles, sangre en el suelo, la novia huyendo entre lágrimas y el novio tras ella. Con todo el jaleo, la amiga también desapareció.

Los wedding planner se encargan de que todo salga según lo previsto, o al menos lo intentan

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“La boda terminó ahí mismo”, resume María. “Literalmente, hubo un casamiento y un divorcio el mismo día. Yo no sabía si reír o llorar. Pero si algo aprendí de aquella boda es que hay límites que ni el amor ni el alcohol pueden cruzar. Así que, por favor, novios del mundo: no os pongáis los cuernos el día de vuestra boda”, sentencia.