José María Verdú, médico en Barcelona, 64 años: “Mi vocación era ser matemático, pero tenía buena nota, y si volviera a empezar, volvería a escoger medicina”

Salud pública

El doctor Verdú, médico de familia en el CAP de Sant Martí de Provençals, reflexiona sobre esta profesión: “Me quedan dos años para jubilarme”

José María Verdú, médico de familia, con su gato

José María Verdú, médico de familia, con su gato

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Cuando entra en su despacho del CAP de Sant Martí de Provençals, el doctor José María Verdú ya sabe que el día seguramente no será fácil. Puede atender hasta 35 pacientes, combinar visitas presenciales, llamadas y consultas electrónicas, y todavía encontrar tiempo para la investigación.

Hace casi 30 años que Verdú atiende a los vecinos de este barrio de Barcelona e, incluso, ha acompañado a varias generaciones de una misma familia. Ahora, sin embargo, le quedan dos años para jubilarse y, tal como explica en La Vanguardia, aprovechará el tiempo libre que tendrá entonces para hacer aquello que más le gusta: ir a la montaña y los animales. 

José María Verdú se jubila en dos años

José María Verdú se jubila en dos años

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De matemático a médico de família 

¿Por qué escogió ser médico?

Pues no fue por vocación. Yo quería ser matemático, pero en aquella época los matemáticos solo daban clases. Tenía buena nota y entré en medicina sin saber casi por qué. No fui un estudiante brillante, pero cuando aprobé el MIR y empecé a ejercer, todo cambió. En dos años estudié todo aquello que no había hecho en cinco, y desde entonces no he dejado de aprender.

Ahora puedo decir que, si volviera a empezar, volvería a escoger esta profesión. Me lo paso muy bien siendo médico. Me levanto feliz cada mañana, excepto en la época del coronavirus, que fue muy duro.

El sistema catalán me ha permitido dedicar tiempo a la investigación, algo que me apasiona

José María Verdúmédico

¿Cómo recuerda los primeros años?

Con afecto. Primero trabajé en Madrid, en un barrio de alto nivel económico en el que veía pocos pacientes al día en la sanidad pública. Después me fui enamorando de la profesión. He tenido la suerte de trabajar con grandes compañeros y pacientes. Y el sistema catalán, además, me ha permitido dedicar tiempo a la investigación, cosa que me apasiona.

¿Cómo es un día normal en su consulta?

Acostumbro a llegar pronto, organizo la jornada y empiezo con los pacientes más complicados. En un día normal atiendo unas 30 y 35 personas entre consultas presenciales, telefónicas y electrónicas. Normalmente, son casos sencillos, pero otras veces uno solo te puede ocupar 45 minutos. Hay urgencias, grandes dependientes y situaciones delicadas.

Cada día es diferente. Sin embargo, disfruto mucho. Me gusta mi equipo, los compañeros y la relación con la gente del barrio. Cuando eres veterano, ya no conoces a tantos pacientes nuevos, pero sigues sintiendo este vínculo con la comunidad.

José María Verdú, médico de familia, 64 años

José María Verdú, médico de familia, 64 años

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El recuerdo más duro: la pandemia

¿Cuál ha sido la situación más dura o emotiva que ha vivido?

Sin duda, la pandemia fue el más duro. El desconocimiento, el desbordamiento, los protocolos que cambiaban tres veces al día y la sensación de no saber qué pasaría. También he vivido casos difíciles, como víctimas de violencia de género.

El maltrato sigue siendo un tema muy complejo, a pesar de los avances. Genera mucha impotencia. Y después está la proximidad a la muerte, comunicarlo a la familia o enfrentarte a tus propios errores. Todos los médicos nos equivocamos, y cuando pasa, nos hace mucho daño. Aprendemos a aceptarlo, pero no deja de hacer daño.

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¿Nunca ha pensado en dejar esta profesión?

No, nunca. Solo en tercero de carrera, cuando dudaba de si serviría para esto. Pero una vez empecé a ejercer, no lo he pensado más. Lo que sí que insisto es en cuidar a los nuevos profesionales: los jóvenes médicos, los administrativos, las enfermeras… todos necesitan mejores condiciones y reconocimiento.

Dos años para colgar la bata

¿Le queda poco para jubilarse?

Sí, unos dos años. Me encanta mi trabajo, pero también me apetece disfrutar de más tiempo libre. Me gusta mucho la montaña, los animales, andar por el campo… Tengo un gato y no puedo tener perro porque paso todo el día fuera.

Intentaré no desligarme del todo de la medicina: seguiré leyendo, estudiando y, si puedo, colaborando con proyectos médicos o sociales. Pero hay que dejar paso a las nuevas generaciones. Siempre seré médico, aunque cambie la rutina.

Ser médico exige entrega, pero también ilusión y humanidad

José María Verdúmédico

¿Qué consejo daría a los médicos jóvenes?

Que disfruten de su profesión, que nunca dejen de estudiar y que respeten a todos los compañeros. Y sobre todo, que traten a los pacientes como les gustaría que trataran a su madre. Este ha sido siempre mi lema.

Todos tenemos días malos, pero hay que mantener la empatía. Que amen lo que hacen, y si descubren que no les gusta, que busquen otra cosa. Porque ser médico exige entrega, pero también ilusión y humanidad.

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