Viajar en familia es mucho más que cambiar de escenario: es compartir tiempo sin relojes, descubrir juntos un rincón inesperado y escuchar, cómo no, el clásico “¿cuánto falta?” antes de salir de la ciudad. Una oportunidad para reforzar los lazos afectivos y crear recuerdos compartidos, inolvidables, lejos de la rutina y de las pantallas. Cada escapada se convierte, así, en una experiencia que une y emociona a todas las edades.
Los más pequeños disfrutan, especialmente, cuando la naturaleza se presenta como zona de juego: explorando bosques, siguiendo huellas, observando animales o contemplando, por primera vez, la fuerza de una cascada. Junto a ellos, los adultos recuperan por unos días esa capacidad ya perdida para observar el mundo con los ojos bien abiertos. Y lo mejor es que no hace falta ir muy lejos para vivir todo eso. España está llena de rincones donde la naturaleza invita a descubrir y aprender. Lugares donde, por ejemplo, sentirnos como auténticos paleontólogos entre fósiles de dinosaurios, admirar decenas de especies en semilibertad, caminar por el bosque o contemplar un mar de marismas y cientos de aves.
Cada escapada se convierte en una experiencia que une y emociona a todas las edades
Para que el viaje funcione de verdad, también se necesita un alojamiento bien ubicado, que facilite la logística y cuente con servicios pensados para viajar con niños. En ese sentido, Paradores se convierte en el aliado perfecto para familias viajeras, ya que muchos de sus establecimientos están ubicados a pocos minutos de los principales parques naturales o espacios de ocio al aire libre. Además, cuentan con todo lo necesario para que padres e hijos disfruten al máximo. Desde ludotecas, salones de juego interiores y parques infantiles hasta menús adaptados (a necesidades especiales de celiaquía o intolerancias alimenticias, si fuera el caso). También ofrecen cuna gratis hasta los 2 años y cama supletoria sin coste hasta los 12 años (salvo en temporada alta, que se aplica descuento). Todo está pensado para que las escapadas en familia sean tan cómodas como emocionantes. Y cuando cae la noche, servicios como Chromecast o Pressreader invitan a terminar el día con una película o un cuento antes de dormir.
Las instalaciones y servicios pensados para los más pequeños harán nuestra estancia en cualquier alojamiento más fácil y divertida, como la sala de juegos del Parador de Molina de Aragón
Es más: su variedad de alojamientos permite elegir según el plan y el tipo de familia. Encontrarás, desde enclaves rodeados de naturaleza hasta ubicaciones privilegiadas en el centro de ciudades, junto al mar o en plena montaña. Además, algunos tienen siglos de historia; otros, un diseño más actual, pero todos, independientemente de su estilo, están pensados para facilitar la vida en familia: desde el descanso hasta la logística que implica viajar con niños. Y eso, cuando se trata de escapadas con mochila, peluche y horarios flexibles, es lo que más se agradece. Porque si algo valoran los padres en un viaje es encontrar una trona sin tener que pedirla tres veces… o que el wifi funcione cuando toca entretener al pequeño mientras se deshace la maleta. Para demostrarlo, aquí van seis planes en familia para disfrutar juntos, aprender sin darse cuenta y volver con más recuerdos.
El lado más salvaje de Cantabria
Como en la selva africana, pero sin hacer miles de kilómetros. Así es como se presenta Cabárceno, una antigua explotación minera a cielo abierto reconvertida en parque natural, con más de 120 especies de animales de los cinco continentes, que viven en régimen de semilibertad. Se pueden observar desde el aire, subidos a una telecabina, o desde una bicicleta, siempre que los peques sean mayores de 9 años.
Cabárceno permite observar a más de 120 especies de animales de los cinco continentes, en régimen de semilibertad, como estos rinocerontes
Además, el parque ahora ofrece un nuevo espacio, la sala 360º para una experiencia inmersiva en la que se proyectan vídeos del parque y de la región. También es posible observar las técnicas de vuelo de más de 30 aves rapaces de todo el mundo: buitres leonados, milanos negros, halcones peregrinos, águilas americanas… Y en la Casa del Oso, conocer los aspectos más singulares de la vida de los osos pardos, cuya población, en peligro de extinción, se sitúa entre 324 y 370 ejemplares según las últimas estimaciones.
Tras un día de aventuras en Cabárceno, el Parador de Limpias ofrece el descanso perfecto para toda la familia, rodeado de jardines donde seguir disfrutando de la naturaleza
Después de culminar la visita disfrutando de un paseo por los jardines de Cabárceno y su laberinto de senderos, el Parador de Limpias, a apenas 40 kilómetros, tiene todo lo necesario para seguir disfrutando de la naturaleza en familia y para descansar. Un palacio de principios del siglo XX, junto a las aguas del río Asón, que disfrutaba el mismísimo Alfonso XIII en sus vacaciones de verano y que presume de un jardín de especies únicas, algunas declaradas Patrimonio de la Humanidad. Junto a sus dos piscinas, una de temporada y otra climatizada abierta todo el año, el Parador ofrece instalaciones deportivas y una completísima ludoteca que gustará a los más pequeños a la vuelta de sus excusiones.
El establecimiento de Limpias ofrece una completísima ludoteca que gustará a los más pequeños
En los alrededores, sorprenderán fabulosas cuevas, playas y paisajes de gran belleza que apetecerá conocer. Así, es posible embarcarse en una ruta por la bahía de Santander o subirse a una canoa en la ría de Limpias y disfrutar de una divertida jornada. O incluso aprender a elaborar de forma artesanal manjares tradicionales en entretenidos talleres o en visitas educativas. Actividades, todas ellas, incluidas en el programa de experiencias “Naturaleza para los Sentidos”, que propone el Parador para una estancia original e irrepetible.
Entre las muchas actividades posibles está la de subir a una embarcación y disfrutar de una ruta en barca por la bahía de Santander
El increíble Pirineo aragonés
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es uno de esos lugares que parecen sacados de un cuento. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este rincón del Pirineo aragonés ofrece un espectáculo natural que fascina a grandes y pequeños: bosques de hayas y abetos, cascadas que parecen brotar del cielo, gargantas vertiginosas y cumbres que rozan las nubes. Un escenario ideal para que los niños descubran la magia de la montaña y para que los adultos se reconecten con la naturaleza.
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido sorprende con rutas para todos los niveles, ideales para disfrutar en familia rodeados de paisajes espectaculares
El parque cuenta con rutas increíbles, para los más avezados, como la que te lleva a la espectacular Cola de Caballo, pero también otras más sencillas y accesibles que permiten disfrutar del entorno sin grandes esfuerzos. La Pradera de Ordesa, por ejemplo, ofrece un paseo tranquilo entre árboles centenarios y junto al río Arazas, con zonas para descansar y observar la fauna.
A escasos 100 metros del acceso al parque, el Parador de Bielsa se convierte en el refugio perfecto tras un día de montaña. Situado en el corazón del valle de Pineta, este acogedor refugio alpino, a los pies de Monte Perdido, ofrece vistas espectaculares al paisaje y acceso directo a rutas sencillas. Su arquitectura tradicional, con tejados de pizarra y madera, invita al descanso y a la contemplación. Pero también a la diversión de los tuyos mientras se escucha el sonido de la montaña. Los más pequeños disfrutarán del entorno seguro para jugar, mientras los mayores se relajan en sus salones panorámicos o degustando platos típicos como la trucha del Cinca o el ternasco de Aragón.
Tras la aventura en Ordesa, el Parador de Bielsa invita a seguir disfrutando en familia, rodeados de montañas y tranquilidad
El Parador también propone actividades familiares como rutas en 4x4 por el Cañón de Añisclo, paseos guiados por el valle para conocer cómo vivían las familias locales hace más de un siglo o experiencias para acercarte a la vida de un pastor de las cumbres. Además, se encuentra junto al Área recreativa de Pineta, perfecta para jugar al aire libre. Y si se visita ahora en otoño, la ruta del bosque de La Pardina del Señor, entre Fanlo y Sarvisé, regala un espectáculo de colores cálidos y bonitos senderos para caminar en familia.
Aventura en las marismas
El Parque Nacional de Doñana no sólo es un bello y salvaje rincón en Huelva, también es uno de los ecosistemas más singulares de Europa con más de 300 especies de aves, marismas, bosques y dunas vivas que avanzan entre dos y cinco metros al año por la acción del viento. Refugio del lince, uno de los felinos más amenazados del planeta, Doñana es también un aula al aire libre donde los niños pueden aprender a identificar huellas de fauna salvaje, observar aves migratorias o participar en talleres de rastros y biodiversidad. Incluso hay itinerarios adaptados que convierten la visita en una experiencia educativa sin perder el componente de aventura. En el Palacio del Acebrón, por ejemplo, se puede visitar un pequeño museo etnográfico que explica cómo se ha vivido históricamente en este entorno. Y si hay suerte, desde el observatorio del Acebuche, se puede avistar al esquivo lince ibérico.
El Parque Nacional de Doñana es uno de los ecosistemas más singulares de Europa con más de 300 especies de aves, marismas, bosques y dunas vivas
Pero Doñana empieza antes de cruzar sus puertas. El parque ya se insinúa desde el mismo Parador de Mazagón, encajado entre el bosque y el Atlántico, que funciona como base logística para quienes quieren recorrer el entorno sin perder el contacto con el mar. Aunque sea otoño. De hecho, la época se agradece porque la playa, más desierta y salvaje, se convierte en el escenario perfecto para volar una cometa, correr por la arena y sacarle todo el partido en familia. El Parador ofrece acceso directo a la arena y, además, parque infantil, alquiler de bicicletas y actividades de su programa “Naturaleza para los Sentidos”. Aquí no hay colas ni espectáculos, pero sí espacio, aire limpio y una sensación de aventura que no necesita decorado ni disfraz de parque temático. Ideal para quienes prefieren la experiencia al ruido y un alojamiento moderno, tranquilo y con todas las comodidades.
El Parador Mazagón ofrece acceso directo a la playa
Naturaleza con emoción en Navarra
A las puertas del paisaje lunar de las Bardenas Reales, Sendaviva combina lo mejor de un parque de naturaleza, un parque de atracciones y un espacio educativo. Animales, diversión y aprendizaje en el parque más grande en extensión de España, con más de 800 animales de 200 especies distintas. Es posible subirse a una tirolina o a una cinta transportadora que recorre parte del parque o incluso adentrarse en un laberinto o en un simulador. Pero también entender cómo viven los animales, cómo se cuida el entorno y qué papel juega cada especie en su ecosistema. Además, en otoño, el recorrido se vuelve más amable para las familias y se disfruta más de los talleres y de los animales en semilibertad. Atracciones, todas ellas, pensadas para que los niños se impliquen y no solo se entretengan. La nueva zona medieval, por ejemplo, propone juegos de lógica y retos físicos. Aquí se puede aprender qué come un tigre, cómo se entrena un ave rapaz o por qué el lince necesita silencio para sobrevivir.
Grus americana, en peligro de extinción, en el Parque Senda Viva
A menos de media hora, el Parador de Calahorra ofrece el contrapunto perfecto: un alojamiento cómodo, tranquilo y bien conectado con la zona. Situado en la ciudad que vio nacer a Marco Fabio Quintiliano, el Parador combina historia y funcionalidad, con espacios amplios para familias, cocina riojana y actividades culturales que completan la escapada. Desde aquí se puede visitar el parque sin complicaciones, explorar el entorno de las Bardenas Reales o simplemente descansar tras un día de emociones. Y, por supuesto, descubrir Calahorra. Una ciudad que conserva restos romanos y presume de una catedral con más historia que muchos museos. Una escapada que mezcla naturaleza, diversión y cultura sin necesidad de elegir solo una.
Desde el Parador, se puede visitar Senda Viva, que combina lo mejor de un parque de naturaleza, un parque de atracciones y un espacio educativo
Molina de Aragón para todas las edades
Molina de Aragón es uno de esos destinos que sorprenden, sobre todo si viajas en familia. A primera vista parece un pueblo tranquilo, con su castillo vigilando desde lo alto y sus calles de piedra que invitan a pasear sin prisa. Pero basta con moverse unos kilómetros para descubrir que este rincón de Guadalajara tiene planes que combinan naturaleza, historia y aventura para todas las edades. A menos de media hora, el Parque Natural del Alto Tajo despliega hoces, pinares y ríos que serpentean entre paredes de roca. Uno de esos lugares donde los niños se quedan boquiabiertos mirando hacia arriba, y donde puedes sacar esa foto que acaba enmarcada en el salón. Además, en esta época, el bosque se tiñe de ocres y rojizos, y caminar por sus senderos es como meterse en una postal animada.
Las rutas por el Parque Natural del Barranco del Río Dulce son una de las actividades que propone el Parador de Molina de Aragón
A menos de una hora, el Parque Natural del Barranco del Río Dulce cambia de registro pero no de encanto. Aquí rodó Félix Rodríguez de la Fuente sus documentales sobre el águila real y el zorro, y el paisaje sigue siendo igual de salvaje. Las rutas son cortas y bien señalizadas, perfectas para hacer con niños. De hecho, es una de las actividades que propone el Parador de Molina de Aragón dentro de su programa “Naturaleza para los Sentidos”. Además, hay paneles informativos que explican la fauna local y, si tienes suerte, puedes ver buitres leonados sobrevolando el cañón. En el mirador de Pelegrina hay una escultura en homenaje al naturalista, justo en el lugar donde solía grabar. Es un buen sitio para parar, sacar unos bocatas y dejar que los niños jueguen a ser exploradores. Y de vuelta en Molina, no sin antes disfrutar también de una experiencia junto a un rebaño de cabras, el castillo es parada obligada: uno de los más grandes de España, con torres, murallas y vistas que alcanzan hasta el valle del Gallo. Ideal para jugar a caballeros y princesas sin necesidad de pantallas.
El Parador de Molina de Aragón es el lugar perfecto para que toda la familia se sienta parte de la historia, con vistas privilegiadas a uno de los castillos más grandes de España
Todo esto, a tiro de piedra del Parador de Molina de Aragón, un edificio moderno y funcional con 24 habitaciones y amplios ventanales que miran al castillo. Pero lo que marca la diferencia para quienes viajan con niños es su sala de juegos: cuentos, juegos de mesa, construcciones… y hasta un tipi donde esconderse y dejar volar la imaginación. Es el tipo de sitio donde los adultos pueden relajarse sabiendo que los peques están entretenidos, y donde las aventuras del día continúan incluso después de volver al alojamiento. Una base perfecta para descubrir que, a veces, la escapada ideal está mucho más cerca de lo que parece.
Una escapada jurásica
Teruel tiene el privilegio de contar con hallazgos de récord: en su territorio se encontraron los restos de uno de los mayores dinosaurios conocidos en el mundo (Turiasaurus riodevensis), los fósiles del dinosaurio acorazado más completo de nuestro continente (Europelta carbonensis) o los dientes más grandes de España pertenecientes a dinosaurios carnívoros, por comentar sólo algunos. Por eso no es de extrañar que allí se encuentre Dinópolis, un completo parque, para grandes y pequeños, con espectáculos, recorridos temáticos, museo paleontológico, cine y simuladores 4D. El plan ideal si buscas diversión para los tuyos pero también aprendizaje. Un viaje de millones de años por el mesozoico para ver cómo vivieron los dinosaurios hasta su extinción pero también para conocer lo que sucedió antes (desde el Big Bang) y lo que vino después de la desaparición de estas criaturas (las glaciaciones y la llegada de nuestra especie). Allí es posible sumergirte en un gran acuario jurásico para conocer a los megadepredadores marinos o pasear entre dinosaurios y disfrutar de las espectaculares esculturas a tamaño real.
Cichthyosaurus en el Museo Aragonés de Paleontología de Teruel, integrado en Dinópolis
Una experiencia inolvidable a solo 10 minutos de la ciudad y a apenas 7 kilómetros del Parador de Teruel. Un acogedor alojamiento, con aires de palacete y tranquilos jardines, que os encantará por sus arcos ojivales y detalles arábigos, pero sobre todo por su hospitalidad e instalaciones, como la piscina de temporada o el parque infantil, donde los más pequeños podrán seguir jugando e imaginando a sus dinosaurios favoritos.
Los tranquilos jardines del Parador de Teruel, perfectos para descansar y seguir soñando con dinosaurios y aventuras
