Loading...

Gabi y Tomás, 24 años, compraron una casa en Asturias y la están reformando: “Lo más duro será pasar el invierno sin ventanas”

Vivienda

Gabi y Tomás compraron una casa que llevaba 40 años abandonada en Asturias con la idea de reformarla ellos mismos y convertirla en el hogar de sus sueños

Gabi y Tomás en su nueva casa

@manostotheobra

La vivienda continúa siendo uno de los grandes temas que más preocupan a la sociedad, especialmente entre los jóvenes, que observan cómo los precios no dejan de subir en un mercado cada vez más tensionado por la falta de oferta. Según datos del portal Idealista, el precio medio por metro cuadrado en Barcelona se situó en noviembre en 5.089 €/m², alcanzando así un nuevo máximo histórico.

La tendencia es similar en Madrid. En la capital, el precio medio ascendió ese mismo mes a 5.758 €/m², consolidando una escalada que se extiende por toda la región. Para entender la magnitud de esta subida: una vivienda de 80 metros cuadrados en Madrid costaría hoy alrededor de 173.000 euros más que en 2020, cuando el precio medio por metro cuadrado era de 3.595 euros, según datos del mismo portal. 

La casa de Gabi y Tomás en Asturias

@manostotheobra

Con este escenario, alejarse de las grandes ciudades e instalarse en localidades rurales se ha convertido en una de las opciones más económicas para quienes buscan vivienda. A ello se suma la elección de casas de segunda mano frente a obra nueva, una alternativa que puede abaratar todavía más el acceso a un hogar.

Gabi y Tomás, dos jóvenes de 24 años con el sueño de independizarse, han optado precisamente por este camino. Compraron una casa que llevaba 40 años abandonada en Asturias con la idea de reformarla ellos mismos y convertirla en el hogar de sus sueños. Documentan todo el proceso en su cuenta de Instagram @manostotheobra, donde muestran cada pequeño avance de la reforma.

Cuando compramos la casa había murciélagos, ratas, arañas e incluso una lechuza en el tejado

Editorial TeamReforman una casa abandonada

Hace ya dos meses que trabajan en la transformación de la vivienda, que cuenta con casi 400 m² de parcela y una casa de 200 m² dividida en tres plantas, donde en el pasado llegaron a vivir hasta 11 personas. Cuando la compraron, las ventanas estaban rotas, las paredes caídas, las vigas podridas y, además, se encontraron con varios “inquilinos” sorpresa. “Había murciélagos, ratas, nidos de pájaros, arañas e incluso una lechuza en el tejado”, cuentan. 

Gabi y Tomás reformando su vivienda

@manostotheobra

Añaden que el suelo estaba completamente cubierto de excrementos, por lo que lo primero fue iniciar una limpieza profunda. “El baño daba tanto asco que parecía la habitación de un Erasmus. Éramos conscientes del enorme reto que teníamos por delante, pero aun así decidimos ponernos manos a la obra, porque esta historia no ha hecho más que empezar”, explican.

Lo más duro no ha sido el esfuerzo físico, sino las interminables horas dándole vueltas a todo

Editorial TeamReforman una casa abandonada

En apenas dos meses, aseguran, han logrado limpiar la casa a fondo, desbrozar la parcela, levantar todo el suelo del salón, derribar paredes que “sobraban” y cavar una zanja para conectar el saneamiento con la red de alcantarillado. Pero, según dicen, lo más duro no ha sido el esfuerzo físico, sino “las interminables horas dándole vueltas a todo, aprendiendo sobre la marcha y haciéndonos mil preguntas para no cagarla”. “Esto es mejor que la universidad”, bromean, conscientes de todo lo que están aprendiendo por su cuenta.

A pesar de seguir sin agua, celebran haber recibido “la mejor noticia del mes”: por fin tienen luz. El proceso, sin embargo, no ha sido sencillo. Explican que lo más desesperante fue la espera hasta obtener el CUP —el Código Universal del Punto de Suministro— y que la distribuidora realizara la conexión. “Tardaron casi dos meses, aunque hay gente a la que se le alarga mucho más”, comentan.

Lee también

El coste tampoco pasó desapercibido: 1.095 euros por instalar la luz de obra. Detallan que este tipo de suministro provisional es habitual cuando la vivienda aún no tiene definida su instalación eléctrica definitiva, pero se necesita electricidad para avanzar con la reforma. En su caso, la casa conservaba algunos cables antiguos “que no servían para nada”. Al contactar con la distribuidora descubrieron que no existía constancia de ningún suministro previo porque el registro era demasiado antiguo, por lo que tuvieron que iniciar los trámites desde cero. “Muchas veces basta con entregar una factura antigua del dueño anterior para que te restablezcan la luz, pero no fue nuestro caso”, aseguran.

Ahora, llega la parte realmente complicada: pasar el invierno sin ventanas, ya que muchas están podridas y otras tienen los cristales rotos. Conscientes de que el proceso de reforma será largo, Gabi y Tomás no se dan por vencidos y afrontan cada reto con ilusión. Cada paso, por pequeño que sea, es un avance más hacia el hogar en el que sueñan vivir algún día.