Gabriel y Victoria dejaron Barcelona para vivir en un pueblo de 10 habitantes de Soria: “Pasas de escuchar ruidos todo el día a disfrutar del silencio y la naturaleza”

CAMBIO DE VIDA

Los jóvenes catalanes decidieron dar un giro a su vida y mudarse al pueblo de sus abuelas

Gabriel Yáñez y Victoria Sancho

Gabriel Yáñez y Victoria Sancho

Hay decisiones que pueden cambiar el rumbo de tu vida. Es el caso de Gabriel Yáñez y Victoria Sancho, que decidieron dejar atrás el caos y el estrés de una gran ciudad como Barcelona para trasladarse a un pequeño pueblo de 10 habitantes de Soria. Hace 2 años estos primos de 27 y 28 años decidieron dar un giro a su vida y mudarse al pueblo de sus abuelas, el lugar en el que habían veraneado toda la vida. “Siempre nos ha gustado venir y pensábamos que si surgía la posibilidad, nos gustaría vivir aquí y probar este estilo de vida”, explica Gabriel en una conversación con Guyana Guardian. Finalmente, se dieron las circunstancias y se mudaron. 

Gabriel es programador informático y teletrabaja desde el pueblo, mientras que Victoria es profesora de primaria y estaba estudiando para las oposiciones en Catalunya, pero no tenía plaza. Así que decidió que se podía presentar también a las de Castilla y León. Desde su llegada a Soria, trabaja como maestra en un colegio de un pueblo cercano y estudia las oposiciones. Este contexto les permitió aprovechar la oportunidad y dejar atrás el bullicio de la ciudad. Lo hicieron convencidos de que esta nueva aventura les saldría bien, sin embargo, se tuvieron que adaptar poco a poco al ritmo del mundo rural.

Gabriel Yáñez y Victoria Sancho

Gabriel Yáñez y Victoria Sancho

“Fue un shock porque vienes de un sitio en el que estás acostumbrado a escuchar ruidos y a que todo vaya deprisa, y llegas aquí y es una sensación difícil de explicar por qué no escuchas nada más que algún pajarito cantando. Aprendes a disfrutar del silencio”, cuenta Gabriel.  Otra de las cosas donde han notado más diferencia es a la hora de conducir. “No creo que a nadie le guste conducir por Barcelona, aquí vas viendo el paisaje tranquilamente y no hay caravanas”. 

Además, destaca que lo que más le gusta es la vida de pueblo, poder encontrarse a un vecino y hablar con él “es otro estilo de vida”. Los vecinos recibieron muy contentos la llegada de estos dos jóvenes catalanes, ya que están acostumbrados a que la gente se vaya. En cambio, a sus padres no les convenció la decisión, pero con el tiempo la han aceptado y así tienen una excusa para visitar más el pueblo. “La alternativa era irse todavía más lejos”, apunta Gabriel.

La vida en un pueblo de 10 habitantes

La vida en el pueblo es muy tranquila y ha ido cambiando al largo de los años. Pese a que la gente mayor se ha ido muriendo, quedan los hijos, y, por tanto, la población del pueblo es joven. “Hay varios vecinos que tienen entre 40 y 60, y en a partir de la primavera vienen algunos jubilados”. Como es habitual en muchos pueblos de la España vaciada, cuando llega el buen tiempo y las vacaciones de verano, el ambiente es totalmente diferente “somos 200 o 300. Hay como 60 casas, pero ahora hay como 50 cerradas”, explica.

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La forma de vivir de Gabriel y Victoria ha cambiado completamente, pero especialmente en los pequeños detalles como “salir a la calle, ver a un vecino y pararte a hablar con él”. Gabriel también destaca que el ocio es mucho más barato que en la ciudad. “Si vamos a jugar a pádel, solo nos cuesta 5 euros la hora y en Barcelona cuesta más del doble”. Además, destaca el hecho de vivir en la naturaleza, “puedes dar un paseo por el monte en cualquier momento. A quien le gusta la naturaleza o la bicicleta, es un detalle a tener en cuenta”.

A nivel personal esta experiencia le está ayudando a poner calma a la vida y a poder pararse a pensar. “Le recomendaría probar este estilo de vida a alguien que no sabe muy bien que hacer con su vida, o que está escribiendo o estudiando. Vienes aquí y es un lugar ideal para concentrarte y para pensar y para dedicarte un ratito para ti mismo”.

Gabriel Yáñez y Victoria Sancho

Gabriel Yáñez y Victoria Sancho

Su día a día es muy sencillo y “muy similar al que hacíamos en la ciudad”, pero señala que hay pequeñas cosas del día a día que marcan la diferencia. “Si tuviera que coger el coche para ir a trabajar, sabría a qué hora tendría que salir para llegar al trabajo, el problema es que viviendo en la ciudad tienes que levantarte mucho antes y aun así llegas tarde… ”, explica. 

El fin de semana, los planes también son algo diferentes. En lugar de ir a grandes discotecas en las cuales hay que pagar entrada o tienes que vestirte de determinada manera para poder entrar, ahora optan por ir a las fiestas de algún pueblo cercano. “Es una fiesta de 100 o 150 personas donde conoces a todo el mundo, los precios también son mucho más baratos y puedes vestir como quieras”, cuenta. También tienen opciones mucho más tranquilas, como un simple paseo por el campo, o una partida de cartas con los vecinos el domingo por la tarde en el bar del pueblo, que lo gestionan entre todos los vecinos. 

Explicamos nuestra experiencia para conseguir inspirar a otras personas a hacer lo mismo

Staff Writer

Hace casi 8 años que la mujer que regentaba la tienda del pueblo se jubiló, y desde entonces la compra tiene que estar mucho más planificada. “Al menos una vez a la semana vienen el carnicero, el pescadero y el frutero. El panadero viene cada dos días”, detalla. Si los vecinos quieren comprar alguna cosa más especifica o urgente, tienen que desplazarse al pueblo más cercano. La población grande que tienen más cerca es Aranda del Duero, con más de 30.000 habitantes y queda a unos 40 minutos en coche. 

Desde su llegada, Gabriel y Victoria decidieron compartir su historia en redes bajo el nombre @repoblando donde acumulan más de 100.000 seguidores. “Pensamos, que sería una buena manera de darle un poco de vida a las zonas rurales. Decidimos explicar un poco nuestra experiencial para ver si así conseguimos inspirar a otras personas a hacer lo mismo que nosotros y esta es nuestra pequeña aportación y nuestro pequeño homenaje al mundo rural”, afirma. El objetivo de estos dos jóvenes es incentivar a la gente a que no abandone el mundo rural y que prueben este estilo de vida y hagan cosas por sus pueblos. Gabriel cuenta que desde que empezaron a publicar contenido en redes han recibido muchos mensajes de gente que les cuenta que están valorando mudarse a un pueblo porque su estilo de vida les da envidia. 

Aquí todos somos una gran familia es muy bonito tener siempre a alguien con quien hablar

Staff Writer

Las pequeñas cosas son lo más importante en este remanso de paz. Para Gabriel lo que más le gusta de vivir en el pueblo es el sentimiento de comunidad “aquí todos somos una gran familia. Me parece muy bonito salir de casa y siempre tener a alguien con el que hablar, o con quien hacer una actividad. Es muy fácil hacer vida social por aquí”, detalla. De vivir en la ciudad, lo único que echa de menos es tener los servicios más a mano, como el médico, que solo va una vez a la semana al pueblo. “Si es algo más grave pueden venir la ambulancia, pero tarda un ratito en llegar. Si tienes que ir al hospital, está como a 1 hora”, relata. 

El futuro es incierto, pero de momento, el de estos jóvenes está ligado a su pueblo, aunque no descartan acabar trasladándose a alguna pequeña ciudad como Soria o volver a algún pueblo pequeño de Catalunya. Lo que sí tienen claro es que una gran ciudad como Madrid o Barcelona “si se puede evitar mucho mejor”. 

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