La piel del contorno de ojos es la parte más delicada del rostro, puesto que es cinco veces más fina que la del resto del rostro. Esta zona debe cuidarse con un producto específico, especialmente a partir de los 30 años, cuando se empiezan a notar más las bolsas y las líneas de expresión.
“Tiene menos colágeno, menos glándulas sebáceas y menos tejido graso. Todo eso la convierte en una zona extremadamente frágil y vulnerable a los signos del envejecimiento. Por eso los primeros signos de la edad suelen aparecer justo ahí”, apunta Rosa Roselló, directora de formación de Druni.
Una mujer realiza yoga facial para tratar el contorno de ojos
En esta parte se notan mucho factores como la falta de sueño, cambios hormonales o estrés y el resultado es el de la aparición de ojeras o la mirada más apagada. Además, el verano afecta especialmente a esta zona por la exposición solar, los cambios de temperatura o deshidratación.
“En esta época del año, la piel del contorno de ojos necesita un extra de hidratación y protección. El calor y la exposición solar aceleran la degradación del colágeno y favorecen la aparición de arrugas. Además, muchas personas sudan más o usan productos solares faciales no adaptados al contorno, lo que puede irritar esta zona tan delicada”, expone Roselló.
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Por ello, es imprescindible incorporar este producto a la rutina de cuidado de la piel, y más en este momento del año. El contorno de ojos debe adaptarse a las necesidades de la zona y es muy importante usar una crema que sea específica, no basta con una crema hidratante normal.
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“A partir de los 30, lo ideal es apostar por fórmulas con ingredientes hidratantes y antioxidantes, como el ácido hialurónico, la vitamina C o los péptidos. Si lo que te preocupa son las bolsas, busca ingredientes descongestionantes como la cafeína. Y si el foco está en las ojeras, puedes optar por fórmulas iluminadoras con niacinamida o vitamina K”, recomienda la experta, que añade que cuanto más minimalista sea la fórmula, mejor.
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La aplicación del producto también debe ser precisa, no sirve de nada poner mucha cantidad o aplicarlo frotando. “Cada activo tiene una dosis máxima a partir de la cual deja de aportar beneficios, e incluso puede ser menos tolerado. No por aplicar más producto obtendrás mejores resultados”, dice Roselló, que recomienda usar el dedo anular y dar pequeños toquecitos desde el lagrimal hacia fuera.
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También es importante saber en qué momento de la rutina de cuidado de la piel debe introducirse. “En la rutina facial siempre se empieza por las texturas más ligeras y se acaba con las más densas. Por eso el orden ideal es: tónico, sérum, contorno de ojos, crema y protector solar. Nunca al revés”, remarca.