El sol es el principal protagonista del verano. Coger color es uno de los objetivos para muchos cuando vamos a la playa, pero la realidad es que protegernos de los rayos UVA juega un papel más esencial de lo que imaginamos.
Los buenos consejos siempre son bienvenidos, y la dermatóloga Andrea Combalia desvela, para La Vanguardia, los mejores trucos para proteger nuestra piel durante los meses más calurosos del año. No hay nada como lucir una piel bonita y saludable, y la doctora tiene claro la forma más fácil para conseguirlo: huir de los potentes (y a veces peligrosos) rayos de sol.
Consejos de dermatóloga
Proteger la piel en verano
¿Qué efectos directos tienen las altas temperaturas y la exposición solar prolongada sobre la piel?
Es importante mencionar que el espectro de radiación que emite el sol no es uniforme. Existen diferentes tipos de radiaciones: por un lado, la alta temperatura viene determinada por los rayos infrarrojos, que nos permiten sentir el calor a nivel de la piel; y por otro lado, está la radiación ultravioleta (UV), tanto A como B, que no sentimos, pero que actúan sobre nuestra piel causando quemaduras, especialmente la UVB, y envejecimiento cutáneo.
Aunque un día esté nublado o no haga mucho calor, nuestra piel sigue recibiendo radiación ultravioleta. La radiación UV atraviesa las nubes, por lo que podemos quemarnos o broncearnos incluso en días nublados. En un día soleado, solemos tener más radiación infrarroja (calor) y más radiación UVB (riesgo de quemadura), pero puede haber condiciones en las que no notemos mucho calor y aun así haya radiación UVB que atraviese las nubes y nos dañe.

Istock
Por un lado, las altas temperaturas provocan sudor, un mecanismo de defensa del cuerpo frente al calor. El sudor nos refresca al evaporarse, pero también provoca deshidratación, por lo que es fundamental beber agua.
De esta forma, la exposición solar prolongada produce quemaduras solares y está relacionada con el cáncer de piel, incluyendo no solo el melanoma (que tiene base genética), sino también el carcinoma espinocelular y el carcinoma basocelular.
La radiación ultravioleta daña las fibras de elastina, afectando la elasticidad de la piel y contribuyendo al envejecimiento cutáneo
La radiación ultravioleta daña las fibras de elastina, afectando la elasticidad de la piel y contribuyendo al envejecimiento cutáneo. Esto incluye arrugas profundas y manchas solares por exposición acumulativa, sobre todo en zonas foto expuestas como manos, cara, escote o brazos. Comparando la piel de estas zonas con la de áreas no expuestas (como la espalda baja o glúteos), se observa una calidad de piel muy distinta, lo que evidencia el impacto de la radiación UV.
Además, la radiación está directamente relacionada con el desarrollo de tres tipos de cáncer de piel:
- Melanoma: menos frecuente, con base genética, aunque la radiación UV es un factor predisponente
- Carcinoma basocelular: el más frecuente, directamente relacionado con la exposición a la radiación UV.
- Carcinoma espinocelular: también relacionado con la radiación UV, aparece en áreas fotoexpuestas y tiene riesgo.
De los tres, el melanoma es el menos frecuente, pero es importante prestar atención a heridas o costras en la piel que no curan, especialmente en zonas expuestas al sol, y consultar al dermatólogo.
¿Cómo podemos diferenciar entre una piel bronceada saludable y una piel con daño solar acumulado?
Una piel con daño solar acumulado presenta pérdida de elasticidad, aparición de manchas (léntigos solares), pequeños capilares o telangiectasias, todo ello evidencia de fotoenvejecimiento.
El sol es fundamental para la vida: sintetiza vitamina D, mejora el estado de ánimo y aporta beneficios. Sin embargo, hay que diferenciar entre la necesidad de sol y la exposición excesiva. Pasear al aire libre es beneficioso, pero exponerse de forma desproporcionada, sin ropa o en las horas centrales del día, provoca daño.
Es normal coger algo de tono en verano, pero hay que vigilar el daño celular y el riesgo de cáncer de piel
El sentido común indica buscar sombra, utilizar ropa protectora y usar fotoprotector. La quemadura solar debe evitarse al 100%. Es normal coger algo de tono en verano, pero hay que vigilar el daño celular y el riesgo de cáncer de piel. Además, si se desea mantener una piel sin manchas, es clave protegerla del sol, ya que las manchas proceden de esta exposición.
¿Qué rutinas o ingredientes son imprescindibles en el cuidado diario de la piel durante el verano?
Durante el verano, cobra importancia incluir antioxidantes en las rutinas faciales. El sol oxida y daña las células, y los antioxidantes ayudan a reparar tanto a nivel externo como interno. Además, es recomendable incluir frutas y verduras ricas en betacarotenos, que mejoran el estado de la piel.

Istock
Hoy en día existen suplementos de fotoprotección oral con betacarotenos que ayudan a reparar la piel. El fotoprotector es imprescindible, buscando fórmulas de amplio espectro que protejan frente a UVB, UVA, luz visible y luz azul, que también contribuyen a la aparición de manchas como el melasma.
Por la mañana se recomienda:
- Antioxidantes
- Fotoprotección de amplio espectro
Por la noche, se busca ayudar a la piel a renovarse con activos como el retinol, si ya se utilizaban durante el año. No es el mejor momento para empezar nuevos activos exfoliantes, ya que la piel está más sensible. También se recomienda aplicar activos calmantes como la niacinamida.
Además, se pueden usar activos que minimicen la síntesis de melanina para prevenir la aparición de manchas. Algunos activos despigmentantes clásicos no se recomiendan en verano por ser intensos, pero otros como el ácido azelaico sí son adecuados. Algunas marcas tienen patentes específicas, aunque no siempre es necesario mencionarlas por ser más comerciales.
¿Qué hábitos debemos evitar en épocas de calor si queremos mantener una piel radiante?
Evitar la exposición solar intensa directamente es esencial para mantener una piel sin manchas y minimizar el fotoenvejecimiento, que incluye pérdida de elasticidad, ruptura de fibras elásticas, manchas y arrugas.
Comparando la piel de zonas fotoexpuestas con zonas protegidas en personas mayores, se observa claramente el deterioro. Por ello, es fundamental minimizar la exposición solar directa en el día a día, no solo en vacaciones.
Y es que las pequeñas decisiones cotidianas, como elegir la acera con sombra, contribuyen a reducir la exposición al sol. Siempre con sentido común, sin obsesionarse, pero siendo proactivos y cuidadosos.
¿Qué recomendaciones da para mantener la piel hidratada y luminosa cuando el sudor y la humedad parecen dominar todo?
En verano, al sudar más, la piel tiende a estar más grasa, especialmente en zonas como el escote o la espalda. Esto hace que a veces evitemos aplicar productos.
Por ello, se recomienda elegir texturas fluidas que no engrasen demasiado, evitando la sensación pegajosa. Por ejemplo:
- Para el cuerpo: leches o lociones ligeras.
- Para el rostro: sérums fluidos y menos emolientes, incluso para activos como la vitamina C.
Un mismo activo puede presentarse en texturas más o menos densas, por lo que es importante elegir la adecuada para el verano, priorizando confort y efectividad.

Istock
¿Qué podemos hacer si tenemos manchas o queremos prevenir su aparición?
No solo se trata de tratar las manchas cuando aparecen, sino de prevenirlas. Para ello debemos usar protectores solares de amplio espectro (UVA, UVB, luz visible), preferiblemente con filtros minerales que bloqueen mejor la radiación.
Otro consejo es optar por un fotoprotector con color que incluya óxido de hierro para bloquear luz visible, siendo más efectivo en prevención de manchas faciales. Para ello, debemos escoger un tono adaptado a nuestro fototipo de piel.
Incorpora activos que bloqueen la síntesis de melanina es clave para minimizar la aparición de manchas
Además, incorporar activos que bloqueen la síntesis de melanina es clave para minimizar la aparición de manchas. Algunos de estos activos están patentados por laboratorios, pero se pueden utilizar componentes como ácido azelaico, vitamina E y vitamina C.
Existen fórmulas adecuadas para aplicar incluso en verano, por lo que es recomendable consultar al dermatólogo o al farmacéutico de confianza.
Así, hay otros pequeños gestos complementarios que podemos realizar:
- Uso de sombrero (mejor que gorra, por cubrir orejas y nuca).
- Buscar la sombra siempre que sea posible.
- Protección física: gorros, sombreros, ropa.
- Fotoprotección tópica: el uso de cremas solares sigue siendo esencial.