Uno de los contenidos más habituales de las prescriptoras de belleza es la rutina de cuidado de la piel mientras viajan en avión. Las expertas comparten aquellos productos que son imprescindibles para proteger el rostro mientras vuelan, ya sea en un viaje de dos horas como uno que dura prácticamente todo el día.
Pero, ¿qué le ocurre exactamente a la piel cuando se utiliza este medio de transporte? “Cuando vamos en avión, el cambio de presión afecta directamente en nuestra piel y son cambios que se aprecian de forma bastante inmediata”, expone Patricia Garín, directora dermocosmética de la firma coreana Boutijour.
Según las expertas hay cinco síntomas que son los más habituales cuando se viaja por el cielo. El primero de ellos es notar la piel mucho más tirante, especialmente cuando se trata de un vuelo de larga distancia. “Los vuelos, cuanto más largos, mayor altitud suelen tener y el cambio de presión asociado a esta variable incide directamente en la humedad de nuestra piel, que se tiende a ver resentida”, dice Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode, que añade que el aire acondicionado provoca que el equilibrio de hidratación de la piel se pierda.
“Los vuelos, cuanto más largos, mayor altitud suelen tener y el cambio de presión asociado a esta variable incide directamente en la humedad de nuestra piel”
“Recomiendo llevar en el avión un suero de ácido hialurónico o una esencia. Texturas ligeras que se absorberán rápido y que le aportarán a nuestra piel la humedad que necesita”, aconseja la experta.

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Como consecuencia de esta falta de hidratación, aparecen los brillos y se genera un exceso de sebo. “Para evitarlo, veo adecuado exfoliarse la mañana antes de volar con un producto rico, por ejemplo, en ácido salicílico y, antes de volar, hidratar la piel con texturas ligeras que humecten gracias al ácido hialurónico o la glicerina, evitando aquellas fórmulas más nutritivas con manteca de karité, por ejemplo”, recomienda Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8.
Otros síntomas son las rojeces y la irritación. “En ciertos casos, la falta de hidratación desencadena rojeces mientras volamos. Esta es una reacción irritativa como respuesta de la piel cuando los niveles de humedad están bajo mínimos. Podría hasta producir picores”, expone Garín, que sugiere usar una mascarilla relajante antes de dormir, en pleno vuelo, y, si puede ser, que lleve ingredientes calmantes como la niacinamida o la centella asiática. “También se puede reponer la humedad con un sérum o crema rico en ácido hialurónico, nos vendrá de maravilla”, añade.

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Asimismo, la irritación y la presión pueden provocar procesos inflamatorios. “Esto va muy asociado a la retención de líquidos que se deriva del cambio de presión atmosférica”, explica la directora dermocosmética de Perricone MD, Mireia Fernández. Para evitar esa inflamación, las expertas recomiendan hacerse masajes tanto en el cuerpo como en el rostro y usar cremas o sérums que estén formulados con péptidos, factores de crecimiento o derivados del cobre.

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Las profesionales también lanzan un importante consejo: usar protector solar. “La radiación UV es más intensa a determinada altura porque está menos filtrada por elementos como las nubes”, apunta Mireia Fernández. Por su parte, Raquel González recomienda aplicar un protector especialmente cuando se está cerca de la ventana y si es un trayecto de día.