Eva Álvarez, experta en Medicina Estética: “El bronceado es siempre una señal de daño en la piel causado por la radiación ultravioleta. Es una respuesta natural de defensa”

Tomar el sol en verano es una de las actividades favoritas de muchas personas. Con la piel bronceada se ven mucho mejor y también se notan con mucha más energía y un mejor estado de ánimo. Pero la exposición continuada, y sin una correcta protección, pueden tener efectos negativos para la piel.

“La piel dañada por el sol puede aparecer enrojecida, irritada, sensible y deshidratada, con tendencia a agrietarse y descamarse. Pueden acentuarse las arrugas y manchas, y la piel puede presentar un aspecto ‘oxidado’, apagado y sin brillo”, señala la doctora Eva Álvarez.

Aunque el bronceado suele percibirse como un signo de belleza, no deja de ser un reflejo de que la piel ha sufrido una agresión. “El bronceado es siempre una señal de daño en la piel causado por la radiación ultravioleta. Es una respuesta natural de defensa, lo que indica que ya hay un daño acumulado. Para lograr ese tono sin exponer la piel a los efectos nocivos del sol, los autobronceadores son una alternativa segura”, apunta la Medical Advisor de Toskani & Toskanimed.

Para tener y lucir una piel sana, la prevención es el mejor aliado. Se debe usar una protección adecuada, de amplio espectro y con beneficios hidratantes para preservar la integridad cutánea y evitar alteraciones a largo plazo. Además, cabe recordar que el protector solar se debe reaplicar cada dos horas.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es hidratar correctamente la piel tras la exposición solar. En este sentido, las cremas after sun pueden ayudar no solo a tener la piel nutrida y regenerada, también prolongan el bronceado. Un cuidado que debe continuar tras las vacaciones.

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“Los productos home care y la constancia en su uso son pilares fundamentales del cuidado cutáneo. Después del verano, será imprescindible reforzar el uso de hidratantes, regenerantes y antioxidantes”, explica la doctora Álvarez, que recomienda introducir a la rutina de cuidado de la piel activos como la niacinamida, pantenol, vitamina C o ácido hialurónico.

Asimismo, se pueden realizar tratamientos médicos que pueden ser de gran ayuda para devolver la vitalidad a la piel. “La mesoterapia, los skinboosters, los peelings químicos o los estimuladores de colágeno pueden marcar una gran diferencia en la recuperación de la piel”, concluye la experta.