Una de las preguntas más recurrentes entre los consumidores de belleza es por qué hay cosméticos formulados con los mismos ingredientes que en el supermercado tienen un precio muy asequible y en farmacias o tiendas llegan a costar diez veces más. “Vemos cosméticos a veces muy baratos y otros muy caros que, aparentemente, llevan los mismos activos. La diferencia de precio no siempre es un capricho de las marcas ni de los departamentos de marketing”, explica la cosmetóloga y creadora de Byoode, Raquel González.
Puede que haya productos que tienen los mismos ingredientes pero no todos tienen la misma efectividad. “No todos los ingredientes son iguales, aunque se llamen igual. Hay muchas calidades de ácido hialurónico, de vitamina C o de retinoides. La diferencia entre que un producto funcione o no está, muchas veces, ahí”, afirma la directora dermocosmética de Medik8, Estefanía Nieto, mientras que, por su parte, la directora dermocosmética de Perricone MD, Mireia Fernández, pone un ejemplo muy claro para entender esta diferencia: “En cosmética pasa como en las recetas de cocina. Todo el mundo puede hacer un gazpacho, pero no todos saben igual. La materia prima es clave”.

Jennifer Aniston usa desde los 15 años la crema hidratante Aveeno, que cuesta menos de 10 euros
Esta diferencia de precio no solo está en una mayor calidad, que es esencial para conseguir una mayor eficacia, también el desarrollo de un activo de patente -con gastos de investigación y producción- y el marketing tienen un papel destacado. “Hay ocasiones en las que parte del coste se atribuye a marketing, para que la difusión y viralidad del producto sea sostenible, pero no siempre es así, sobre todo en firmas de autor, donde casi el total de la inversión se destina a producto”, comenta el experto en marketing de marcas de cosmética Gerardo Peña.
A todo esto se le debe sumar la formulación del producto. “Hay información que va más allá del listado de ingredientes a la que no siempre tiene acceso el usuario: desde el pH, que es fundamental para ver cómo interactúa el cosmético en la piel, hasta otros aspectos como las temperaturas del proceso o la técnica de encapsulación para que el activo dure más, no se oxide, penetre mejor…”, alerta Nieto.

Hyaluronic & Okra Allegory de Byoode (55 euros)
Asimismo, se debe tener en cuenta el listado de ingredientes, que deben ordenarse de mayor a menor en volumen de concentración según marca la ley. “Sin embargo, cuando hay ingredientes que comparten porcentaje, ahí la marca puede decidir cómo los ordena según aquello que más quiere potenciar”, dice Fernández.
Además, se debe tener en cuenta que un mismo ingrediente puede actuar de forma distinta según su posición en la fórmula. Por ejemplo, en el caso de ácidos como el láctico, si actúa como exfoliante debe aparecer al principio de la lista, pero si su función es estabilizar figuran al final del listado.

Hyaluronic Intensive Hydrating Serum de Perricone MD (95 euros)
Las expertas recomiendan usar productos que den respuesta a las necesidades que tiene la piel y tener en cuenta los activos. “Hay cosméticos asequibles que cumplen su función, igual que hay productos de precio elevado que no lo justifican. Pero lo que sí está claro es que el precio es un indicador más de todo lo que hay detrás: la investigación, la calidad, la seguridad, la sensorialidad y la sostenibilidad”, expone la cosmetóloga Raquel González, que añade que, “en la mayoría de los casos, podemos estar seguros de que a mayor importe, mejor eficacia del producto y menos placebo de activos cosméticos”.