Jaume Soley, doctor en Ingeniería Química: “Cuando se combinan productos sin sentido funcional o sin respetar tiempos de aplicación se puede generar irritación o efectos no deseados”
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El director técnico de Gen Identity apunta que una rutina demasiado larga puede volverse difícil de cumplir y que no sea la más efectiva
Las coreanas utilizan los sérums con microagujas para cuidar su piel
La rutina de cuidado de la piel que siguen las coreanas es quizá la más copiada de la actualidad. Muchas mujeres quieren lucir el cutis hidratado, luminoso y sin imperfecciones de las asiáticas, que tienen su propio ritual que puede constar de hasta diez pasos, pero muchas veces seguir este ritmo puede ser contraproducente.
“Las rutinas extensas pueden ser eficaces si están bien construidas, pero en la práctica diaria muchas veces se vuelven difíciles de cumplir. La confusión surge cuando se combinan productos sin sentido funcional, sin respetar tiempos de aplicación o sin entender las interacciones entre activos. Esto, lejos de beneficiar a la piel, puede generar irritación o incluso efectos opuestos a los deseados”, asegura el doctor en Química, Jaume Soley.
Jaume Soley es el Director técnico de Gen Identity
El director técnico de Gen Identity apunta que hay varios riesgos a la hora de seguir estas rutinas que incorporan muchos productos de texturas distintas y de mezclas de activos. Como apunta, la clave no es reducir, sino optimizar. “Debes elegir lo esencial y complementarlo de forma personalizada, sin sobrecargar la piel”, afirma.
Esta simplificación puede llegar a ser muy positiva si se hace de manera inteligente. Más vale menos pasos y productos bien formulados con activos clave, que no muchos pasos y productos que, combinados, no tienen ningún sentido y pueden acabar dañando la barrera cutánea, con irritaciones y granitos. “La cosmética no tiene por qué ser complicada, pero sí debe ser estratégica”, señala.
“La cosmética no tiene por qué ser complicada, pero sí debe ser estratégica”
Los tres pilares básicos de una buena rutina de cuidado de la piel son la limpieza, la hidratación y la protección solar. La primera se centra en eliminar impurezas, sebo, maquillaje y partículas contaminantes que aceleran el envejecimiento. Por la noche, se recomienda la doble limpieza para que los activos de tratamiento penetren mejor.
La hidratación es el paso esencial para aportar agua, reforzar la función barrera y mejorar la tolerancia a otros ingredientes, mientras que el protector solar ayuda a prevenir el fotoenvejecimiento. “A partir de esta tríada básica, se pueden añadir productos específicos según las necesidades de cada piel, pero sin estos tres pasos ninguna estrategia resulta completa”, remarca el experto.
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A partir de los 30 años se aconseja incluir en la rutina activos antioxidantes como la vitamina C, calmantes como la niacinamida o moléculas regeneradoras como los péptidos. También es importante apostar por los retinoides para acelerar la renovación celular.
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“La clave está en adaptar la rutina al estado fisiológico de la piel, no solo a su tipo”, subraya Soley, que también recomienda usar mascarillas que actúen como “un tratamiento intensivo puntual”, así como exfoliantes para recuperar la luminosidad y mejorar la renovación celular.
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“El contorno de ojos trata una zona extremadamente fina y con necesidades específicas. El cuello y escote, por su menor densidad de glándulas sebáceas, requieren productos nutritivos y reafirmantes. Los tónicos o aguas tratantes pueden preparar la piel y mejorar la absorción. En definitiva, estos productos no deben ser vistos como un lujo, sino como herramientas adicionales para una piel que necesita algo más en momentos concretos”, concluye.