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Las expertas en dermocosmética advierten del efecto de la resistencia a la insulina en el rostro: “Actúa como un veneno”

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El exceso de glucosa se traduce en inflamación, pérdida de firmeza, acné adulto y un tono apagado

Rosalía con el bizcocho que preparó para asistir a 'La Revuelta'

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La piel es un reflejo del estado interno del organismo. Para lucir un rostro luminoso, hidratado y sin imperfecciones es esencial seguir un estilo de vida saludable, pero muchas personas pecan de caer en la tentación del dulce, lo que puede derivar en lo que se conoce como resistencia a la insulina.

Este exceso de azúcar afecta más de lo que se pueda pensar al estado de la piel. “La resistencia a la insulina es un estado metabólico por el que las células no responden eficazmente a la insulina, lo que lleva a un exceso de glucosa e insulina circulante en la sangre (hiperglucemia e hiperinsulinemia). Este desequilibrio no solo se asocia a factores como malos hábitos o cambios hormonales (por ejemplo, la menopausia con el descenso de estrógenos), sino que tiene un impacto directo y negativo en la arquitectura y función de la piel”, exponen las farmacéuticas Marta Barrero y Elena Ramos.

Consumir una alta dosis de azúcar afecta al estado de la piel

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Las directoras de The Secret Lab y portavoces de Druni aseguran que esta hiperglucemia crónica actúa como un “veneno molecular que desencadena diversos efectos como la inflamación, la glicación, alteraciones de la barrera cutánea, o acné adulto”. El resultado es una piel más reactiva, apagada y con tendencia a los brotes.

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Como apuntan las expertas, las señales que son un aviso de que algo no funciona correctamente en el interior del organismo son la inflamación o edema facial (especialmente, hinchazón persistente en el contorno de ojos), una sensación de rostro ‘inflamado’, sequedad excesiva que no mejora y granitos inflamatorios o quísticos en barbilla, mandíbula y cuello sin una causa hormonal clara.

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También puede aparecer acné adulto sobre pieles que nunca lo habían sufrido. “La hiperinsulinemia estimula la producción de andrógenos, lo que favorece la hiperseborrea y la queratinización folicular, dando lugar a la aparición de acné adulto, incluso en pieles que nunca lo padecieron previamente”, comentan las farmacéuticas, que añaden que en los pliegues como nuca o axilas “es frecuente que surjan manchas oscuras, gruesas y de tacto aterciopelado, conocidas como acantosis nigricans, muy vinculadas a la hiperinsulinemia y a fases avanzadas del problema”.

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Las profesionales afirman que el azúcar es responsable directo del envejecimiento cutáneo, por lo que se tiene que seguir una rutina cosmética que es clave cuando hay resistencia a la insulina. “Una rutina eficaz debe ser integral y enfocada en antiglicación, antiinflamación y reestructuración. Por ejemplo, carnosina (L-Carnosina), un péptido que puede inhibir la formación de AGEs y proteger las fibras de colágeno existentes; ciertos extractos, como el de Albizia Julibrissin (Árbol de Seda), demuestran actividad antiglicante; o antioxidantes potentes para proteger y reparar contra el estrés oxidativo asociado a la hiperglucemia, como la vitamina C o el ácido ferúlico, esenciales para la síntesis de colágeno”, aconsejan Marta Barrero y Elena Ramos.

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A estos activos se suman ingredientes potentes como los retinoides, el ácido hialurónico o los péptidos bioactivos. Por la mañana es clave una fórmula antioxidante y antiglicación, como vitamina C o niacinamida, mientras que por la noche es el turno de los activos reestructurantes y renovadores, como retinoides o alfa-hidroxiácidos.

Además, es muy importante seguir unos buenos hábitos para revertir la resistencia a la insulina y mejorar la salud cutánea, como seguir una dieta rica en fibra, grasas saludables y proteínas magras. También se debe reducir el consumo de azúcares refinados, harinas blancas y alimentos ultraprocesados. También se debe practicar ejercicio e intentar dormir entre 7 y 9 horas para mantener el cortisol a raya.

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