Mantener una conversación puede convertirse en una auténtica pesadilla para muchas personas, sobre todo para aquellos con una personalidad introvertida. Hablar con extraños, una primera conversación para entablar una amistad o hacer que una conversación complicada sea menos estresante puede ser una tarea imposible, pero parece que todo podría ser más sencillo si atendemos a un detalle: la receptividad conversacional.
A esta conclusión ha llegado Julia Minson, profesora de Políticas Públicas de la Harvard Kennedy School, que junto a su equipo lleva años estudiando negociaciones, desacuerdos y otras conversaciones difíciles. En una investigación reciente, ella y su equipo descubrieron que la receptividad conversacional es la clave para superar los conflictos ideológicos.

Mantener una conversación con éxito es sencillo, si sabes cómo.
“La receptividad conversacional consiste en utilizar el lenguaje para demostrarle a la otra persona que uno está activamente comprometido con su punto de vista”, explicó la experta en una ponencia con la Universidad de California. Una máxima que tiene que ver con el concepto de “apertura mental”, o lo que es lo mismo, utilizar palabras y frases específicas para hacer saber a la otra persona que le está escuchando de verdad y que se está considerando lo que tiene que decir, independientemente de si se está de acuerdo o no con ella.
Cómo aplicar la receptividad conversacional
Minson ha desarrollado un método que ha resultado efectivo para mostrar esta receptividad conversacional, que hará que hablar con los demás siempre sea un éxito. Según sus investigaciones, existen frases y palabras específicas que se pueden decir para mostrar receptividad conversacional. “Hay palabras que son las mismas y que aparecen en todas las conversaciones, palabras que indican compromiso y escucha”, explica Minson.
Frases como: “te escucho”, “entiendo”, “los dos…”. Todos estos inicios son excelentes para establecer una conexión e indicar a la otra persona que realmente estás escuchando lo que tiene para decir y lo estás asimilando, dándole a entender además que estás pensando en su punto de vista.

Minson recomienda practicar con el lenguaje, pues es algo que se puede entrenar y, como señala, es “contagioso”.
El método desarrollado por Minson y su equipo es HEAR (OÍR), el acrónimo que utiliza para enseñar a sus alumnos.
- H: significa “huidizo”, suavizando tus afirmaciones con palabras como “a veces” o “tal vez”. Cuanto menos absoluto y seguro suenes, menos querrá la otra persona contradecirte.
- E: hace referencia a “encontrar” aquella áreas en las que se comparten los mismos puntos de vista.
- A: significa “afirmación” y reconocimiento, reafirmando el punto de vista de la otra persona.
- R: hace referencia a “replantear” el tema hacia un camino más positivo, eliminando palabras negativas como los “no puedo”, “no quiero” o “nunca”. Unos términos a reemplazar por términos más positivos.
Minson recomienda practicar con el lenguaje, pues es algo que se puede entrenar y, como señala, es “contagioso”. Según la experta, “una de las cosas que sabemos desde hace mucho tiempo es que las personas imitan el contenido emocional del lenguaje. Entonces, si soy más positivo y amable, eso te hace más positivo y amable, es más difícil que tu interlocutor comience a ser negativo porque está luchando contra todo ese cableado que hace que las personas se imiten naturalmente entre sí”, explica.
Así que, lo mejor para una buena conversación es dejar claro a quién hablas que realmente le estás escuchando. Lo más probable es que ella haga lo mismo por ti.