“Durante el posparto, a veces se valora más la rapidez en la recuperación física que la salud emocional, ignorando el esfuerzo adaptativo necesario para esta nueva etapa”, así lo desvela Pilar Morales para Guayana Guardian. La experta es responsable del departamento de coaching de PronoKal y siempre ha tenido una mente curiosa, interesada en comprender el funcionamiento humano para optimizar el bienestar.
El impacto transformador del coaching despertó en ella el deseo de dedicarse profesionalmente a esta disciplina, con el objetivo de ayudar a otros a mejorar su bienestar, enfocar su mente, gestionar sus emociones y vivir en armonía con sus valores. En la entrevista, hemos abordado uno de los temas más importantes para la mujer tras dar a luz: el posparto. “La maternidad no debería ser una carrera por regresar a una versión anterior de una misma, sino una oportunidad de redescubrimiento y cuidado integral en esta nueva etapa de la vida”, declara.
Madre tomando un momento para disfrutar de la maternidad y absorber todo lo que conlleva
¿Cuáles son las principales fuentes de presión social que crees que afectan a las mujeres para perder peso después del embarazo?
Te diría que estamos en un momento social en el que la presión es generalizada. Todo tiene que ser urgente, no se respetan los ritmos naturales, y todo es para ayer, incluso el proceso de recuperación después de un embarazo y un parto. Además, existe esta cultura de la “superwoman”, de la supermamá que debe poder con todo. La idea de que la madre debe ser capaz de criar, trabajar, recuperar su cuerpo rápidamente y, si es posible, hacerlo sin mostrar signos de agotamiento ni vulnerabilidad puede ser abrumadora.
La presión por cumplir expectativas en el posparto, sumada al aumento de cortisol y adrenalina y la falta de sueño, crea una auténtica “tormenta perfecta”
A veces se valora más la rapidez con la que se recupera el cuerpo que la salud emocional o mental de la persona, ignorando todo el esfuerzo adaptativo que está realizando para enfrentar la nueva etapa de su vida. Este enfoque, en realidad, puede ser contraproducente, porque aunque es cierto que el cuerpo cambia tras el embarazo, lo cual es completamente natural, también es positivo cuidarse para ganar energía, mejorar la movilidad y aumentar el bienestar. Sin embargo, cuando esto se hace desde la exigencia o la presión, puede generar agotamiento, culpa y frustración. El autocuidado es, por supuesto, fundamental. Cuidarse es importante en este momento, pero debe hacerse de manera amable, realista y sostenible.
¿Cómo crees que influye la representación de los cuerpos en redes sociales, como los cuerpos de posparto “perfectos” que se comparten?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que cada cuerpo es único y, por lo tanto, cada recuperación será diferente. Compararse con otras madres o con esas imágenes, muchas veces irreales, que aparecen en redes sociales, es una fuente frecuente de frustración y desmotivación. Es esencial cambiar la narrativa y normalizar que los cuerpos posparto son diversos, lo que implica que los procesos de recuperación también deben ser individualizados.
Durante el posparto, a veces se valora más la rapidez en la recuperación física que la salud emocional, ignorando el esfuerzo adaptativo necesario para esta nueva etapa
Siempre recomiendo que estos procesos se hagan con el apoyo de profesionales de la salud, quienes ayudan a encontrar estrategias respetuosas con el ritmo de cada cuerpo, evitando objetivos inalcanzables o expectativas irreales. De hecho, la maternidad no debería ser una carrera para volver a una versión anterior de una misma, sino una oportunidad de redescubrimiento y de cuidarse de manera integral en esta nueva etapa de la vida.
¿Cómo puede afectar la presión por querer perder peso y conseguir el cuerpo perfecto a la salud mental y emocional de las madres?
La presión puede generar frustración, culpa y agotamiento. En el posparto, ocurre una auténtica revolución hormonal que afecta tanto al cuerpo como a la mente de la madre. Hay una caída significativa de estrógenos y progesterona, un aumento de la prolactina, y se libera oxitocina. Todo esto crea un cambio hormonal que genera una gran vulnerabilidad emocional. Las madres pueden experimentar tristeza, irritabilidad, llanto fácil o cambios de humor sin una causa aparente.
Primer plano de las manos de los padres formando un corazón con los pies del bebé en el centro.
Además, es común sentir fatiga y una disminución del deseo sexual. Si sumamos el aumento de cortisol y adrenalina, hormonas del estrés, debido a la presión por cumplir expectativas y la autoexigencia, más la falta de sueño y las nuevas responsabilidades, se forma lo que yo llamo una “tormenta perfecta”. Por eso, es clave no exigirse demasiado y tener paciencia. La recuperación se irá regulando a su propio ritmo, cuidándose con amabilidad y realismo.
Y, por supuesto, diría a las madres que confíen en su cuerpo. Es un cuerpo que ha creado vida, así que sabe cómo recuperarse. Lo único que necesita es tiempo y cariño, sin presión.
¿Cómo pueden las madres diferenciar si quieren perder peso por motivos personales o por presión social?
Una pauta clave es cómo se sienten al cuidar de sí mismas. Si sienten autoexigencia, presión o culpa, están actuando desde una autoexigencia muy alta y bajo la presión social que, como bien dices, se convierte en presión personal. Nos exigimos tanto como lo hace la sociedad. Sin embargo, si el autocuidado se vive de manera amable, sin prisa y generando bienestar, quiere decir que lo están haciendo desde un lugar de amabilidad, sin culpa. Si sienten prisa o culpa, o se comparan con otras, es un indicio claro de que lo están haciendo desde la presión social y la autoexigencia.
¿Qué papel juegan los comentarios de familiares y amigos en la percepción que tiene la mujer de su cuerpo?
El papel del entorno es muy importante, aunque varía según cada madre. El entorno puede ser un gran apoyo o, en algunos casos, ejercer presión. Es crucial que el apoyo se enfoque en acompañar a la madre, no en presionarla para que cumpla con ciertos objetivos. Por ejemplo, en lugar de hacer comentarios sobre el cuerpo de la madre, incluso si son positivos como “Te estás recuperando muy rápido” o “Parece que ya estás recuperando el peso”, lo mejor es hacer preguntas como: “¿Cómo te sientes? ¿Cómo te encuentras?”.
Compararse con otras madres en el posparto genera frustración. Es clave normalizar que cada cuerpo y proceso de recuperación son diferentes
Validar las emociones de la madre es fundamental, y es muy importante que su entorno le diga que es normal sentir lo que está sintiendo, que no está sola y que está siendo apoyada. Ofrecer ayuda práctica, como cuidar al bebé para que la madre pueda descansar o llevar una comida nutritiva para que no tenga que prepararla, es muy valioso. Además, es esencial que el entorno respete el ritmo de la madre y sus decisiones. Ya sea en cuanto a la lactancia, el volver rápidamente a la vida social o el tomarse un tiempo para el autocuidado y alejarse de la vida social. Respetar sus decisiones y validar sus emociones es clave.
¿Cómo puede una madre establecer límites frente a los comentarios externos sobre su cuerpo y recuperación?
Para establecer límites frente a los comentarios externos, es esencial usar la asertividad. Cuando los comentarios, especialmente los relacionados con el peso o el cuerpo de la madre, generan presión o incomodidad, la madre puede responder de manera clara y firme pero respetuosa. Por ejemplo, podría decir: “Te comprendo y entiendo que tu intención es positiva, pero los comentarios sobre mi cuerpo me generan presión y no me hacen bien en este momento de mi vida. Lo que más necesito ahora es sentirme acompañada y apoyada, no cuestionada”. De esta manera, se establece un límite claro y se comunica cómo la madre quiere ser apoyada, sin entrar en conflicto, pero dejando claro lo que es importante para ella en ese momento.
¿Qué mitos sobre la recuperación posparto crees que son más comunes?
Existen varios mitos que contribuyen a la presión social sobre las madres después del parto. El más común es el de la “super mamá”, la idea de que una madre debe ser capaz de hacerlo todo, sin mostrar signos de agotamiento ni de vulnerabilidad. También está el mito de que la recuperación física debe ser rápida y perfecta: “Si no recupero mi peso rápido, estoy haciendo algo mal” o “si no hago ejercicio intenso, no sirve de nada lo que estoy haciendo”. Además, hay un mito interno que muchas madres se imponen: el de que cuidarse a una misma es egoísta.
Piensan que todo debe girar en torno al bebé, y que tomarse tiempo para cuidar su bienestar personal es incorrecto. Este tipo de creencias puede generar mucha presión. Es importante que las madres comprendan que cuidarse a sí mismas es, de hecho, una forma de cuidar a su bebé. Durante el embarazo, todo lo que la madre hacía en beneficio de su bienestar también beneficiaba al bebé, ya que compartían un cuerpo. Aunque ahora no compartan el mismo cuerpo, el vínculo sigue existiendo. Si la madre está tranquila, descansada y cuidada, será capaz de estar más presente, ser más amorosa y más paciente con su bebé. En este sentido, el bienestar de la madre no solo es necesario, sino que es el primer regalo que puede darle a su hijo.
¿Cómo puede afectar la presión por perder peso a la percepción de la maternidad y el vínculo con el bebé?
La presión por perder peso puede afectar negativamente al vínculo con el bebé y a la percepción de la maternidad. Cuando una madre siente la presión de cumplir con ciertos estándares estéticos, puede comenzar a centrar su atención en esos objetivos y, en consecuencia, perder de vista lo realmente importante: el bienestar de ella misma y el vínculo con su bebé. La presión constante eleva los niveles de estrés, y cuando estamos estresados, solemos priorizar lo urgente por encima de lo importante.
Es fundamental que las madres se hagan la pregunta: “¿Qué necesito en este momento?
Por ejemplo, una madre puede sentir la necesidad urgente de limpiar la casa o recuperar rápidamente su cuerpo, cuando lo más importante en ese momento es descansar y cuidar su salud mental y emocional. Es fundamental que las madres se hagan la pregunta: “¿Qué necesito en este momento?”, y muchas veces la respuesta será algo sencillo, como descansar cinco minutos, disfrutar de una infusión o tomarse una pequeña pausa. Estas pequeñas acciones de autocuidado le permitirán estar más presente, ser más paciente y tener la energía necesaria para cuidar de su bebé.
¿Qué papel juega el marketing de productos posparto, como suplementos o fajas, en la percepción del cuerpo de las madres?
El marketing de productos posparto, como suplementos o fajas, puede influir tanto positiva como negativamente en la percepción que las madres tienen de su cuerpo. El problema surge cuando los mensajes del marketing son demasiado generalistas y crean expectativas poco realistas sobre cómo debería ser el cuerpo posparto o cuánto tiempo debería tomar la recuperación. Cuando el enfoque está en la “recuperación rápida” o en cómo se debe ajustar el cuerpo a ciertos estándares, puede generar ansiedad y frustración en las madres.
El cuerpo que ha sido capaz de crear vida es sabio y sabe cómo recuperarse
Por el contrario, los mensajes que normalizan la diversidad de cuerpos posparto y los diferentes procesos de recuperación pueden ser más saludables. Es importante que los mensajes de marketing promuevan la idea de que cada madre es única, y por tanto su proceso de recuperación también lo será. Las marcas deberían centrarse en la individualidad de cada mujer y promover una visión inclusiva y respetuosa del cuerpo posparto, que permita a las madres sentirse cómodas y orgullosas de su cuerpo, sin importar cómo se vea o se sienta.
Madre sostiene y abraza a su bebé recién nacido en casa.
¿Qué mensaje te gustaría que escucharan las madres sobre su cuerpo después del parto, especialmente en un mundo tan enfocado en las apariencias?
El mensaje más importante que me gustaría que las madres recibieran es que confíen en su cuerpo, que escuchen lo que realmente necesita y que respeten su propio ritmo de recuperación. El cuerpo que ha sido capaz de crear vida es sabio y sabe cómo recuperarse. Las madres deben entender que no necesitan apresurarse ni cumplir con los estándares que la sociedad impone. Lo único que su cuerpo necesita es tiempo, cariño y paciencia para recuperarse.
Es importante que las madres se den permiso para cuidar de sí mismas, porque al hacerlo no solo mejoran su propio bienestar, sino que también están brindando lo mejor de sí mismas a su bebé. El mensaje central es que cuidar de una misma no es un acto egoísta, sino una forma de fortalecer el vínculo con el bebé y estar más presentes, amorosas y equilibradas en la maternidad. Este tipo de mensajes son fundamentales, sobre todo en un mundo que está tan enfocado en las apariencias y en la presión social. Compartirlos y difundirlos es crucial para ayudar a las madres a sentirse empoderadas, valiosas y saludables.
