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Mireia Velasco, experta en nutrición integrativa: “Tenemos miedo a nuestra digestión y es clave en nuestra salud”

ENTREVISTA

La experta habla con 'Guayana Guardian' de intestinos, microbiota y SIBO, el tema estrella de su nuevo libro, 'Acaba con el SIBO' (Roca Editorial)

Mireia Velasco, experta en naturopatía y nutrición integrativa.

Cortesía Mireia Velasco

Si alguien ha intentado hablar de lo que come, seguro que se le ha mirado de soslayo. Primero, por la dieta que siga; segundo, por las veces o las cantidades. Pasado ese filtro y estándar social relativo a la imagen exterior, llega el interior. Nadie se atreve a hablar largo, tendido y abiertamente sobre lo que pasa en nuestro tracto digestivo. Qué pasa por nuestro estómago, intestinos o cómo son nuestras heces; qué se cuece por los jugos gástricos o qué diantres es la flora intestinal.

Tememos hablar de ello, nadie en su sano juicio comentará cómo son sus heces en una conversación tomando un café. Con esto está de acuerdo Mireia Velasco, especialista en nutrición integrativa, que concede una entrevista a Guayana Guardian para charlar sobre la importancia de hablar de este proceso para nuestra salud. “Durante mucho tiempo, la digestión y la salud intestinal han sido temas incómodos, casi de los que “no se hablan en la mesa”. Y no hablemos de las heces o de los gases, que siguen siendo un tabú en muchas conversaciones, a pesar de que nos dan información clave sobre nuestra salud”.

No hablamos de nuestras heces tanto como deberíamos.

STEVE GSCHMEISSNER/SCIENCE PHOTO / Getty

Una información clave, conectada con dos partes de nuestro cuerpo como son nuestra mente y nuestro corazón. “El intestino no es solo un sistema de tuberías que procesa la comida, sino que está profundamente conectado con nuestro bienestar general”, señala Velasco. “Desde la energía hasta el estado de ánimo. Hablar de digestión es hablar de salud”.

No podía estar más en lo cierto. Parte de la “culpa” la tiene nuestra flora intestinal. Cuanto mejor se encuentre, mejor nos sentiremos nosotros. Por eso, hay que dejar de lado el estrés de una vez por todas.  

Gestionar las emociones no es “controlarlas” o evitarlas, sino aprender a transitarlas con conciencia

Mireia Velasco

“El intestino y el cerebro están conectados a través del eje intestino-cerebro, una comunicación bidireccional que vincula el sistema digestivo con el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso entérico (SNE) o el cerebro de nuestra “barriga”. Esta conexión explica cómo el estrés emocional puede afectar a la digestión y cómo una microbiota intestinal desequilibrada puede influir en el estado de ánimo, la ansiedad o incluso la depresión”, insiste.

Mireia Velasco, autora de 'Acaba con el SIBO' (Roca Editorial).

Cortesía Mireia Velasco

Velasco asegura que el estrés activa el sistema nervioso simpático. “Conocido como el interruptor para ponerte en “modo de lucha o huida”, lo que reduce el flujo sanguíneo hacia el intestino y ralentiza la digestión, con sus consecuencias posteriores”, explica, añadiendo que los casos de estrés crónico terminan por alterar la microbiota, debilitar el sistema inmunológico y afectar al complejo motor migratorio (CMM). “Crean el ambiente “perfecto” para el desarrollo del SIBO, entre otros tipos de disbiosis.”

La experta charla con Guayana Guardian coincidiendo con la presentación de su nuevo libro, Acaba con el SIBO (Roca Editorial), donde explica de manera amena en qué consiste todo esto de la digestión y, más importante, de qué va esto del SIBO, la enfermedad “de moda” entre las influencers.

Mireia Velasco presenta 'Acaba con el SIBO'.

Roca Editorial

Famosas creadoras de contenido como Adara Molinero, Natalia Osona o Marta Pombo han revelado en sus redes sociales que sufren SIBO, un trastorno conocido técnicamente como sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado y que impacta significativamente en la calidad de vida de quien lo padece. 

Velasco explica cómo en el caso del SIBO intervienen bacterias, pero no solo eso, sino también “otros microbios distintos como son las arqueas o los hongos. Esto puede incluir síntomas como hinchazón abdominal, diarrea/estreñimiento, gases, digestión lenta, intolerancias alimentarias y otros síntomas”.

Cada vez más gente diagnosticada por el estilo de vida que llevamos hoy en día. Hay “autodiagnósticos” y muchas veces erróneos. No todo malestar digestivo es SIBO

Mireia Velasco

“Mucha gente cree que el SIBO es una “infección”, pero no lo es en el sentido clásico. Las bacterias involucradas en el SIBO no son necesariamente “malas” ni ajenas al organismo. Se trata, en su mayoría, de bacterias comensales (propias del intestino), que han migrado y proliferado en un lugar inadecuado: el intestino delgado, en lugar del colon, que es donde deben estar en mayor cantidad”, continúa explicando la experta. 

“A diferencia de una infección bacteriana, en la que los antibióticos son la primera línea de tratamiento, el SIBO puede mejorar con estrategias como adaptación de la dieta, la fitoterapia (con antimicrobianos naturales) y la corrección de disfunciones subyacentes, entre otros.”

Una mala flora intestinal puede condicionar la calidad de vida.

Getty Images

Una forma de ayudar a nuestro organismo sería incorporando probióticos a nuestra dieta. Eso sí, con cuidado y adecuados a cada situación. “Los probióticos son microorganismos vivos que pueden aportar beneficios a nuestra microbiota. Ayudan a equilibrar la microbiota intestinal, mejorar la digestión, reforzar el sistema inmune, etc. Sin embargo, no todos los probióticos son iguales ni sirven para todo el mundo”, advierte Velasco.

“Tomar probióticos sin una estrategia adecuada puede empeorar los síntomas. Es importante elegir el probiótico adecuado para cada situación”.

La buena noticia es que se puede vivir sin SIBO. Como asegura Mireia Velasco, siguiendo los pasos indicados por un especialista, el trastorno puede desaparecer. No obstante, ese no es el verdadero desafío. “En muchos casos, el verdadero desafío no es solo eliminarlo, sino evitar que vuelva. El SIBO tiene una tasa de recurrencia elevada, con estudios que indican que hasta un 44% de las personas recaen dentro de los 9 meses posteriores al tratamiento si no se abordan las causas subyacentes.”