La farmacéutica María de los Ángeles García, conocida popularmente como Boticaria García o Marián García, es a día de hoy uno de los rostros más famosos de la pequeña pantalla y de las redes sociales. La experta en nutrición compagina sus consultas profesionales con su faceta de divulgadora tanto en sus perfiles oficiales como en distintos programas de televisión.
Además de colaborar en varios espacio de Atresmedia, como Zapeando o Y ahora Sonsoles, la especialista también participa en formatos de Televisión Española, como Saber Vivir y Orbita Laika. Y es precisamente en el programa científico de la corporación pública donde hablaba de manera muy clara sobre el ibuprofeno y el paracetamol.
La diferencia entre el paracetamol y el ibuprofeno es muy simple. Este último se caracteriza por ser el fármaco de la 'Triple A', pues actúa de tres maneras distintas en nuestro cuerpo: es analgésico, antipirético y antiinflamatorio. El paracetamol, por el contrario, solo tiene dos funciones: analgésico y antipirético. Sin embargo, la venta del paracetamol sigue estando muy por encima de la del ibuprofeno. Pero, ¿por qué sucede esto?
Según la nutricionista, el ibuprofeno recorre nuestro cuerpo a ciegas sin saber dónde tiene que actuar. ''El ibuprofeno no tiene ni la menor idea de dónde está el dolor. No sabe si te duele la rodilla o la cabeza y va recorriendo todo el cuerpo'', explicaba. El problema está en que existen unos receptores o enzimas llamados COX-1 que están ubicados en el estómago. Allí, producen bicarbonato, mucus y el flujo sanguíneo.

Paracetamol i ibuprofèn
''Por eso se dice que los AINES (ibuprofeno) atacan al estómago porque bloquean la producción de esas sustancias que son buenas'', aseguraba. No obstante, la experta aclaraba que la unión es reversible, cuando se eliminan los AINES, desaparece esa barrera de producción. ''Pero mientras está ese efecto, tiene ese problema. Y el paracetamol no tiene ese problema. Y aunque no tiene ese efecto antiinflamatorio, si es analgésico y por eso es uno de los top ventas'', contaba Boticaria García.
Unas palabras que se suman a las del farmacéutico Tom Anchordoquy en el medio Science alert. Según su estudio, los fármacos ''no tienen control sobre la parte del cuerpo dónde pueden terminar finalmente''. Y aunque los medicamentos ''están diseñados para actuar sobre receptores específicos y producir un efecto deseado, es imposible evitar que sigan circulando por la sangre y se unan a sitios no deseados'', lo que puede causar efectos secundarios no deseados.