El reconocido médico y escritor Gabor Maté ha vuelto a poner el foco en el impacto del entorno emocional y social sobre el desarrollo de los niños, especialmente desde la gestación.
Maté subraya que el estrés y las tensiones que atraviesan los padres durante el embarazo pueden tener consecuencias fisiológicas reales en el bebé. “Las tensiones en la mujer embarazada afectarán la fisiología del niño”, afirma con contundencia.
Lo que están viviendo los padres repercute en el útero
La situación emocional afecta al embarazo
Según Gabor Maté, esta influencia comienza incluso antes del nacimiento. “En esta cultura tóxica, no le damos a nuestros hijos el entorno adecuado”, explica, al tiempo que recuerda cómo su propia experiencia como padre fue determinante: “He estado en un matrimonio en el que hemos tenido mucha infelicidad (…) Hay dos maneras de saber si un matrimonio es infeliz, una es que puedas preguntarle a los padres y la otra es que puedas medir el nivel de cortisol de los niños porque el estrés de los padres afecta a la fisiología del niño”.
Diversos estudios científicos respaldan estas afirmaciones. Investigaciones recientes han demostrado que niveles elevados de estrés durante el embarazo pueden alterar el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal (HPA) del feto, clave en la regulación de la respuesta al estrés, aumentando el riesgo de trastornos emocionales en etapas posteriores.
Maté también aborda el estrés estructural que viven muchas mujeres embarazadas en sociedades como la estadounidense: “En Estados Unidos, el 25% de las mujeres tienen que volver a trabajar dentro de las dos semanas posteriores al parto (…) y ese bebé es abandonado a las dos semanas, y así lo viven”.
En su relato personal, Maté comparte cómo su esposa, durante su embarazo, escribió en un diario dirigido al bebé: “Por favor no tomes este estrés como algo personal. Ella no estaba feliz por nuestra relación, no estaba feliz por lo que estaba pasando en nuestra relación, siendo un doctor adicto al trabajo, por el hecho de no estar presente emocionalmente, incluso culparla por cómo me sentía yo. Ella le está hablando al bebé dentro de ella y así es como empecé uno de los capítulos”, reflejando el conflicto emocional que atravesaban como pareja.
El enfoque de Maté encuentra respaldo en un estudio publicado en Molecular Psychiatry, que sugiere que el estrés prenatal autopercibido por la madre puede reprogramar vías moleculares clave del sistema colinérgico del bebé, afectando su respuesta al estrés e inflamación. Asimismo, investigadores de la Universidad de Granada comprobaron que desastres naturales como una DANA pueden desencadenar estrés materno con impacto directo en biomarcadores del desarrollo cerebral del feto.

