David Sinclair, 55 años, experto en longevidad de Harvard: “Comer despacio y hasta estar solo un 60% lleno puede ser la clave para una vida más larga y saludable”

LONGEVIDAD

David Sinclair destaca que muchas personas tienden a comer rápidamente y sin prestar atención a la cantidad que ingieren

David Sinclair, biólogo y académico australiano conocido por sus investigaciones sobre el envejecimiento

David Sinclair, biólogo y académico australiano conocido por sus investigaciones sobre el envejecimiento

David Sinclair, un renombrado profesor de genética en la Universidad de Harvard, es una de las voces más influyentes en el campo de la longevidad y el envejecimiento. Durante décadas, ha investigado cómo la genética y las elecciones que se toman en el día a día pueden afectar a la duración y la calidad de la vida humana. A través de su trabajo, ha descubierto que el envejecimiento no es un proceso inevitable, sino que puede ser modificado. En sus estudios, ha identificado varios hábitos que, si se adoptan, pueden mejorar la salud general y aumentar la longevidad. Y uno de los más importantes es: cómo comemos.

Sinclair señala que uno de los hábitos más beneficiosos para la longevidad es comer conscientemente y no llegar a la sensación de estar completamente lleno. En lugar de comer hasta saciarse, propone detenerse cuando estemos aproximadamente un 60% llenos. Esta práctica, aunque parece sencilla, tiene un profundo impacto en nuestro cuerpo y en los mecanismos biológicos que regulan la salud y el envejecimiento. “Comer despacio y de manera moderada activa genes específicos relacionados con la longevidad, lo que promueve la reparación celular y mejora la salud general”. 

Mujer

Comer despacio y de manera moderada activa genes específicos relacionados con la longevidad, lo que promueve la reparación celular y mejora la salud general” 

Nicoleta Ionescu

Esta idea está relacionada con la activación de los mecanismos de supervivencia de nuestro cuerpo. A lo largo de la evolución, los seres humanos han desarrollado sistemas biológicos que responden al estrés de la falta de alimentos o a situaciones de peligro. En estos momentos, el cuerpo entra en lo que Sinclair llama “modo de supervivencia”, activando una serie de procesos protectores para asegurarse de que las células y los órganos puedan funcionar durante más tiempo. Esta misma respuesta es la que, según el experto, puede ser aprovechada para extender la vida y prevenir enfermedades relacionadas con la edad.

Sin embargo, Sinclair también señala que vivimos en un mundo lleno de comodidades que han desactivado esos mecanismos naturales. Hoy en día, es fácil acceder a la comida y el confort, y rara vez nos enfrentamos a las dificultades que nuestros ancestros solían vivir. “Nos hemos acostumbrado tanto a la conveniencia que estamos haciendo lo peor posible para nuestros cuerpos”, afirma. Esta vida de excesiva comodidad puede llevar a un estilo de vida sedentario y a una alimentación poco saludable.

Dieta basada en plantas 

El profesor de Harvard también subraya que la dieta que seguimos es crucial para nuestra salud y longevidad. La clave está en consumir alimentos que activen los mecanismos de longevidad. En particular, recomienda una dieta basada en plantas, rica en polifenoles y grasas monoinsaturadas. Alimentos como el aceite de oliva, los aguacates, las verduras coloridas y los frutos rojos son ricos en estos compuestos. Además, el vino, en cantidades moderadas, también es una fuente importante de resveratrol, un polifenol que ha demostrado tener efectos positivos en la salud celular y la longevidad. “Si quieres activar los genes de longevidad, debes asegurarte de que tu dieta contenga estos alimentos estresados”.

Alimentos

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Sin embargo, no solo la elección de los alimentos es importante, sino también cómo los consumimos. La idea de no llenar el estómago por completo es un principio clave en el estudio de la longevidad. Comer en exceso no solo afecta al peso corporal, sino que también puede desencadenar procesos que aceleran el envejecimiento. Al comer moderadamente, no solo reducimos el riesgo de obesidad, sino que también favorecemos la reparación celular y la regeneración. 

Otro aspecto fundamental de la longevidad es cómo nos relacionamos con la comida. Sinclair destaca que muchas personas tienden a comer rápidamente y sin prestar atención a la cantidad que ingieren. Este comportamiento puede ser un obstáculo para adoptar hábitos más saludables. En su caso, ha trabajado en “reprogramar” su mente para evitar caer en la tentación de comer en exceso. A través de la práctica de la moderación y la conciencia alimentaria, ha logrado mejorar su salud general.

Además de los hábitos alimenticios, Sinclair también resalta otros factores importantes para una vida larga y saludable. Dormir bien, mantener una rutina de ejercicio regular y rodearse de personas que nos apoyen son componentes esenciales de un estilo de vida saludable. En las denominadas “zonas azules”, regiones donde las personas viven más tiempo y con mejor salud, es común encontrar una fuerte red social y hábitos que fomentan la conexión humana y el apoyo mutuo.

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