¿Pasar muchas horas durmiendo puede provocar un aumento de peso? Es posiblemente una de las cuestiones que más incertidumbre genera en la sociedad. Y es que echarse la siesta es actualmente una de las tradiciones culturales más arraigadas en nuestro país. Por ello, son muchos los que realmente se preguntan si dormir unos 30 minutos después de comer o pasar muchas horas durmiendo de noche puede engordar.
Sobre este tema hablaba recientemente la famosa nutricionista Boticaria García en el programa de La 2 Saber Vivir. Durante su intervención en el espacio de Televisión Española, la divulgadora científica lanzaba una contundente pregunta a los espectadores: ''¿Es verdad que dormir engorda?''.
La especialista aseguraba de forma tajante que se trata de un mito. ''El organismo es capaz de quemar aproximadamente una 1 Kcal/kg y hora de sueño'', explicaba. En este sentido, la experta aseguraba que ''tener un sueño de calidad y en cantidad suficiente nos puede facilitar el camino hacia la pérdida de peso''.
De hecho, la nutricionista advertía que no tener un sueño de calidad o no dormir sí que puede ''favorecer el sobrepeso y la obesidad''. Esto se debe principalmente a cinco motivos muy concretos que la propia especialista explicaba en el espacio de La 2. En primer lugar, las hormonas se alteran. ''La falta de sueño puede provocar un desequilibrio en las hormonas que regulan el apetito y aumenta la grelina, la hormona del hambre y viaja desde el estómago al cerebro y disminuye la leptina, la hormona de la saciedad que viaja desde la grasa al cerebro'', explicaba.

Dormir con la boca abierta es perjudicial en muchos aspectos
Dormir poco también favorece más almacenamiento de grasa. Según la experta, no tener un sueño de calidad altera el metabolismo y disminuye el gasto energético en reposo, por lo que aumenta la acumulación de grasa. ''Y si esto se mantiene en el tiempo, a largo plazo no hace falta que os diga qué pasa'', añadía García.
También genera más estrés. ''Cuando tenemos sueño es más probable que vivamos estresados y esto nos puede llevar a comer más y peor. Y ahí es donde aparece el hambre emocional'', detallaba a la vez que aseguraba que con el estrés crónico se pueden liberar hormonas como el cortisol que puede hacer que se libere más grelina y menos leptina. ''Se puede acumular más grasa en la zona abdominal'', recalcaba.
Asimismo, Boticaria García explicaba que aquellos que duermen menos comen más. ''Los estudios han demostrado que las personas que duermen menos tienden a darse algún que otro paseo a la cocina y acaban comiendo más. Tienen más antojos y más preferencia por alimentos dulces'', desvelaba. Por último, la nutricionista advertía que la falta de sueño genera menos motivación para la actividad física. ''El estilo de vida se vuelve más sedentario y se queman menos calorías'', decía.