“Cada vez son más las personas que se dan cuenta de que es necesario parar. La clave es la oportunidad”. Así de firme se muestra Pablo d’Ors, sacerdote cristiano, escritor y uno de los grandes referentes del momento en el tema de la divulgación de la dimensión contemplativa de la vida cristiana.
El religioso lleva más de dos décadas con una misión: enfatizar y concienciar sobre la necesidad de parar y abrazar el silencio, pues es la oportunidad de mejorar nuestras vidas gracias a la atención que prestamos a nosotros mismos. Un silencio que se consigue a través de la meditación, que D’Ors define como un viaje al interior para evitar el ruido y la dispersión.
Pablo d'Ors, sacerdote y escritor: “Las religiones separan como separa cualquier forma”.
“Quiénes seríamos nosotros sin la película que tenemos en la cabeza, que es el tiempo. La meditación y el estilo de vida contemplativo te ayuda a vivir desde una posición de observador, en lugar de ser ese cuerpo que vive arrastrado. Ves las cosas, no como víctima que sufre”, explica. “No somos el cuerpo, la mente; somos la conciencia, separada del sufrimiento, con una paz imperturbable”.
El sacerdote identifica meditación con oración y lanza una poderosa reflexión tras varias décadas de experiencia. “Dios no existe”, sentencia. “Dios es. Los que existimos somos nosotros, que somos la existencia de Dios. En la medida que entras en este ejercicio de observación, entendemos que esta dualidad de Dios y hombre es una ficción”, explica. Según D’Ors, el autoconocimiento es, en definitiva, conocimiento de Dios, lo que establece un vínculo profundo y visible.
Sendas de meditación es un libro que nos ofrece distintas formas de meditar
El religioso descubrió la meditación tras una “crisis profunda en el sacerdocio”, como él mismo revela, provocada por “conflictos institucionales”. “Perdí el suelo bajo mis pies. Solo te puedes fiar de ti mismo y de las personas que te quieren de verdad. Me agarré a la escritura y la meditación, la palabra y el silencio. La fidelidad a estas prácticas -por cada hora que escribo, medito dos-, hace que te des cuenta que si no te proteges, te sales del centro”.
“Lo que hace que algo sea constructivo es parar”, sentencia. “Si no se hacen las cosas desde el silencio, no se pueden tener vivencias. Una vida no reflexionada no merece la pena. Para mí se ha convertido en un talante de vida”, admite. “Hay cosas muy pequeñas que se quedan grabadas, pero si vas recordando se va configurando el alma”.
La necesidad de la pausa y el silencio
El sacerdote lamenta que las nuevas tecnologías y lo acelerado que obliga esta sociedad a ir a las personas estén complicando la tarea de parar. No obstante, insiste en que existen otras maneras de “recargar la energía del alma”, como puede ser escribir. “La conversación profunda, la lectura, un paseo por la naturaleza, descanso nocturno, jugar con los niños… Cuando estamos bajos es importante frecuentarlas para no perder energía”, explica el escritor.
Pablo d'Ors: “Buena parte de nuestro sufrimiento viene porque nos identificamos con el cuerpo, la mente y lo emocional”.
“Para mí, la más importante; la pausa más oxigenante es el silencio”, insiste. “Estar enfocado en tu centro, en la no forma. Si estás en tu centro, ves el centro del otro y se siente reconocido, entrando en una relación constructiva contigo. Si no, ves las apariencias. Necesitamos ser mirados al corazón. La convivencia se hace posible, hay comunión. Somos una familia”.
El religioso insiste: “Cada vez generamos más frenesí y desasosiego, pero al mismo tiempo hay una minoría significativa que va despertando y comprendiendo que necesitamos la interioridad. Si dentro no estamos bien, todo lo que hagamos o haya fuera no estará bien. Hemos descubierto que pensar y actuar está bien, pero hay algo mejor: mirar y escuchar”.
