Xevi Verdaguer, psiconeuroinmunólogo: “Migrañas, insomnio o reglas dolorosas pueden tener un origen común: el exceso de histamina”
Salud integrativa
El nutricionista y fisioterapeuta advierte que muchas migrañas, contracturas, reglas dolorosas o insomnio crónico podrían tener un origen común: la acumulación de histamina que no se elimina correctamente por el cuerpo
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Xevi Verdaguer relaciona el exceso de histamina con una larga lista de síntomas que muchas veces pasan desapercibidos o se malinterpretan

El cuerpo humano fabrica histamina de forma natural. Esta molécula, esencial en procesos inmunológicos y de activación cerebral, se convierte en un problema cuando se acumula más de la cuenta. Así lo explica el psiconeuroinmunólogo, nutricionista y fisioterapeuta Xevi Verdaguer en un vídeo, donde lanza una advertencia clara: los síntomas de exceso de histamina son más comunes de lo que pensamos y muchas personas los sufren sin saberlo.
“Esta mañana estaba en una reunión y vi a una chica que se ponía roja de la cara cuando decía algo importante o pasaba vergüenza”, relata Verdaguer. “No me podía aguantar las ganas de explicarle que creo que tiene un exceso de histamina”.
Según el experto, hay señales físicas muy reveladoras: enrojecimiento al hacer deporte, ronchas al ducharse con agua caliente, marcas rojas al rascarse, reacciones exageradas a picaduras de mosquito. Pero también síntomas menos visibles y que suelen confundirse con otros diagnósticos: migrañas, contracturas musculares crónicas, insomnio, digestiones pesadas, colon irritable, dolor menstrual, presión arterial baja, rinitis, picores, urticaria, ansiedad o nerviosismo.
“La histamina está en el cuerpo, pero si no la eliminamos bien, se acumula”, advierte. Y ahí empieza el problema.
El cubo de histamina
Cuando el cuerpo no da abasto
Verdaguer utiliza una metáfora simple pero eficaz: el cuerpo es como un cubo que se va llenando de histamina desde tres grandes fuentes:
- La histamina que fabricamos nosotros mismos, especialmente en el hipotálamo para mantenernos alerta. Por la mañana, está más alta; por la noche, debe bajar. Cuando hay estrés crónico, la histamina permanece elevada todo el día.
- La histamina que entra a través de los alimentos, especialmente pescados azules enlatados o ahumados (atún, sardinas, anchoas), embutidos, fermentados (quesos, yogures), cítricos (naranja, limón, pomelo), frutas maduras como la piña, nueces, verduras como el tomate y la berenjena, alcohol, vinagre y cerveza.
- La histamina que liberan nuestras células inmunológicas —como los mastocitos— en presencia de infecciones, bacterias, virus, parásitos o desequilibrios intestinales como el SIBO.
Cuando ese “cubo” rebosa, los síntomas aparecen. “Si te pican los ojos, te enrojeces con facilidad, haces caca pastosa después de correr o te duele la cabeza tras comer ensalada de atún, tomate y queso… eso también eres tú”, dice Verdaguer.
Las enzimas clave
DAO y metilación
El cuerpo tiene dos mecanismos principales para eliminar la histamina:
- DAO (Diamino Oxidasa): una enzima intestinal responsable de degradar la histamina que ingerimos con la comida. Si el intestino está dañado, esta vía falla.
- Metilación: un proceso hepático que también ayuda a eliminar histamina. Depende de micronutrientes como vitamina B12, ácido fólico y magnesio. Si faltan, la capacidad de detoxificación disminuye.
“La histamina no va a desaparecer del cuerpo. Pero si ayudamos a que estas dos enzimas funcionen mejor, podemos evitar que se acumule y, por tanto, reducir todos los síntomas”, afirma el especialista.
“Una dieta baja en histamina no lo resuelve todo, pero es una buena manera de empezar”, reconoce Verdaguer. Su enfoque integral incluye:
- Reducir o evitar alimentos ricos en histamina si se identifican síntomas compatibles.
- Tratar posibles infecciones o disbiosis intestinales que disparen la liberación endógena de histamina.
- Mejorar los hábitos de vida, reduciendo el estrés crónico y optimizando el descanso nocturno.
- Aportar los nutrientes necesarios para que los procesos de eliminación funcionen correctamente.
Como ejemplo curioso, Verdaguer menciona que muchas personas que no concilian el sueño se medican con antihistamínicos como Dormidina. “Si te tomas Dormidina y duermes mejor, es probable que tu insomnio sea por exceso de histamina”, concluye.
Aunque la histamina es ampliamente conocida por su papel en las alergias, su vínculo con la salud digestiva, hormonal y emocional sigue siendo ignorado por buena parte del sistema médico convencional. Xevi Verdaguer insiste en que es fundamental educar al paciente y observar su cuerpo, porque síntomas aparentemente inconexos —como una migraña, un sarpullido o una digestión pesada— pueden tener un origen común y tratable.
