Están por todas partes y es prácticamente imposible librarse de ellos; los microplásticos y nanoplásticos están presentes a niveles alarmantes en el medio ambiente y, lo que es peor, dentro de nuestro organismo.
Según estudios recientes, los microplásticos ya se acumulan a niveles alarmantemente altos en nuestro cuerpo. El uso de plásticos ha provocado que, en las últimas décadas, haya unos 2,5 millones de toneladas flotando en los océanos del mundo en 2023, más de diez veces los niveles de 2005.
Microplásticos
Los microplásticos y nanoplásticos son ya parte de nuestro cuerpo, al que penetran por inhalación, ingestión o absorción dérmica; y lo que es peor, de nuestros órganos vitales. A día de hoy, se han encontrado concentraciones altas en el cerebro -con niveles más altos en cerebros de personas diagnosticadas con demencia-, riñones e hígado; lo cual plantea numerosos interrogantes sobre las consecuencias que esta exposición a los microplásticos puede tener para la salud.
Otro dato preocupante es la posible infiltración de nanoplásticos en sangre. La bióloga marina Laia Valor llamaba la atención sobre esto en el podcast Estirando el chicle, presentado por Carolina Iglesias y Victoria Martín; asegurando que no solo se habían encontrado restos de nanoplásticos en los órganos vitales, sino también en embarazadas y en sangre.
Laia Valor, bióloga marina, en 'Estirando el chicle' con Carolina Iglesias y Victoria Marín.
“El Mediterráneo está muy contaminado por plásticos. Muchas especies están donde no deberían estar por temperaturas”, explica Valor,. “Ya se han registrado embarazadas con microplásticos en la placenta, ya hay registros de personas con microplásticos en la sangre”.
En los océanos, la mayor concentración de contaminación plástica, conocida como el “Gran Parche de Basura del Pacífico”, se encuentra en aguas cercanas a California. Esta acumulación abarca una superficie aproximadamente tres veces mayor que la de Francia y se mueve constantemente con las corrientes oceánicas.
Se han identificado microplásticos en el interior de más de 1.300 especies animales, incluidos peces, mamíferos, aves e insectos
La científica también quiso advertir sobre los plásticos presentes en los alimentos que comemos, una de las principales vías de exposición en el cuerpo. “El pescado que te comes puedes dar casi por hecho que va a tener microplásticos”, sentencia la bióloga. “Es que tú te lo comes. Ya no es en plan de: “No, hay que reciclar” o “No, hoy en el colegio nos han dicho: ‘Mamá hay que reciclar’. Es tu vida, es tu salud”, insiste.
Laia Valor, bióloga marina, en 'Estirando el chicle' con Carolina Iglesias y Victoria Marín.
Como señala Valor, se ha descubierto que cientos de especies marinas tienen microplásticos en sus cuerpos, fruto de los plásticos y las basuras que a diario son vertidas en el agua o por comer pescado ya contaminado. No solo eso, sino que los microplásticos también se acumulan en los tejidos de otros animales que comemos, como cerdos, vacas y pollos. Además, debido a su reducido tamaño, pueden ser transportados por el viento, siendo inhalados o detectados en alimentos tan dispares como la miel, frutas y verduras.
La especialista lamenta que la gente no se lo tome más en serio. “Lo importante que es el mar para todos. Es esencial para todo el mundo que quiere tener salud. Si la gente lo supiera…”, insiste Valor, que reitera la importancia del reciclaje. “Obviamente, todo ayuda”.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se han producido cerca de 10.000 millones de toneladas métricas de residuos plásticos desde su invención allá por los años 50, de los cuales menos del 10% se ha reciclado. Los microplásticos acaban en nuestro organismo, y a pesar de que la ciencia aún no puede predecir su efecto, sí se ha podido establecer una línea de in investigación que indica una posible relación entre la exposición a microplásticos y un mayor riesgo de cardiopatías graves, derrames cerebrales e incluso la muerte.
