Nunca sabes si lo estás haciendo bien. A veces piensas que dar ánimos es decirles lo listos que son, y resulta que quizá eso no les ayude tanto como creías. Ser padre va así: ensayo, error y aprendizaje constante.
Cada frase puede acabar siendo un acierto o un fallo según cómo la reciban tus hijos. Y lo que en un momento parece funcionar, al siguiente puede volverse en tu contra. Esa incertidumbre forma parte del trabajo de criar a un hijo.
Experimento con más de 400 niños
Esfuerzo frente a talento: el matiz que lo cambia todo
Lo contó Álvaro Bilbao, neuropsicólogo especializado en desarrollo infantil, en uno de sus vídeos más compartidos en redes sociales, donde recrea una situación muy común en cualquier casa: un adulto elogia a una niña por ser muy inteligente y, de repente, todo se tuerce. La escena sirve para plantear una idea con bastante recorrido: la importancia de reconocer el esfuerzo por encima de la inteligencia.
Bilbao parte de una investigación llevada a cabo por la psicóloga Carol Dweck en la Universidad de Stanford. En ese estudio, más de 400 niños de primaria realizaron una tarea sencilla. A la mitad se les felicitó diciendo que eran muy inteligentes, mientras que al resto se les reconoció el esfuerzo que habían hecho.
A continuación, todos se enfrentaron a un nuevo reto, mucho más complicado. Los resultados marcaron una diferencia clara: aquellos a los que se había elogiado por su inteligencia mostraron menos disposición a arriesgarse, mientras que el 90 % del segundo grupo mantuvo el interés, siguió intentándolo y logró resolver la tarea.
Según explicó Bilbao, esa diferencia tiene un impacto real en su manera de aprender y afrontar retos: “Ayudarás a Martina a ser más determinada y resistente, porque aprenderá que las habilidades se pueden desarrollar con esfuerzo”. Por eso insiste en que es mejor reforzar lo que un niño puede controlar, como su dedicación, en lugar de fijarse en algo externo como la inteligencia.
En ese mismo vídeo, Bilbao también apuntó que realizar estos halagos “puede desmotivarlos”. Y añadió que “nuestras habilidades que se pueden desarrollar con esfuerzo, no dependen solo del talento natural”. Una forma distinta de animar, que puede cambiar su manera de aprender durante años.