Durante mucho tiempo, has seguido las mismas dietas y rutinas para perder peso, pero ahora, después de los 45 años, sientes que nada funciona como antes. La grasa se acumula en zonas nuevas, la energía baja y las estrategias que antes te daban resultado simplemente no alcanzan tus objetivos. No es falta de esfuerzo ni de disciplina: tu cuerpo está viviendo una transformación que provoca un cambio en la forma en que procesa la grasa y la energía. Esta etapa puede ser desconcertante y frustrante, pero también es una oportunidad para conocer mejor tu organismo y adaptar tu cuidado a sus nuevas necesidades.
Marta León, ingeniera química, lo explica en sus redes sociales con claridad: “Si tienes más de 45 años y usas la misma dieta para adelgazar, debes saber que tu cuerpo ya no responde igual por la bajada de estrógenos”. Pero esto no es el fin del camino, sino el comienzo de una nueva estrategia para entender y cuidar tu cuerpo.
Ese 'cinturón abdominal' no es tu enemigo, aunque no te guste
Mujer en menopausia
La razón principal por la que muchas mujeres experimentan cambios en su cuerpo entre los 45 y 55 años es la llegada de la menopausia. Durante esta etapa natural, el organismo atraviesa una serie de transformaciones hormonales, donde destaca la bajada de estrógenos. Para adaptarse a esta baja hormonal, el cuerpo redistribuye la grasa, acumulándola especialmente en la zona abdominal. “Ese 'cinturón abdominal' no es tu enemigo, aunque no te guste, es tu cuerpo siendo inteligente”, argumenta León.
Además, hay un aliado poderoso que muchas veces se pasa por alto: la microbiota intestinal. “En tu intestino vive un ejército microscópico que decide cuánta energía absorber, cómo gestionas el azúcar, cómo te sientes y cómo metabolizas los estrógenos”. Cuidar esta comunidad bacteriana es fundamental para adaptar tu cuerpo a esta nueva etapa y recuperar el equilibrio.
Y para comenzar a cuidarse es esencial entender qué desequilibra el cuerpo. Afecta notablemente el estrés crónico, la falta de sueño, la dieta ultraprocesada y el sedentarismo. Todo ese te combo de factores lo que provocan es una alteración de la microbiota, que el cortisol se altere y que la grasa se acumule más fácilmente en el abdomen. “Pero se puede revertir”, explica León.
Entonces, ¿qué funciona realmente después de los 45? La clave está en alimentar a las bacterias buenas con prebióticos naturales que se encuentran presentes en verduras de temporada, almidón resistente como el plátano verde o la patata enfriada, legumbres, ajo, cebolla y germinados. Además, es fundamental incorporar probióticos, bacterias beneficiosas, a través de alimentos fermentados como el kéfir, el chucrut casero o la kombucha sin pasteurizar.
No solo se trata de la alimentación, también es importante cuidar el estilo de vida
Tu cuerpo es tu aliado, no tu enemigo
Pero no solo se trata de la alimentación, también es importante cuidar el estilo de vida. Dormir entre 7 y 8 horas de calidad, moverse cada día y practicar fuerza, reducir el estrés y respetar los ritmos naturales del cuerpo, exponiéndose a la luz natural durante el día y buscando calma por la noche. Estos son hábitos que potencian el bienestar y ayudan a equilibrar el organismo en esta nueva etapa.
“Tu cuerpo es tu aliado, no tu enemigo. Está haciendo lo mejor que puede con lo que tiene, no necesita castigo, necesita compasión, así que cuida a tu cuerpo como cuidarías a una amiga: con cariño, atención y escucha”, concluye la experta en microbiota y hormonas, Marta León.
