Nuestro bienestar es esencial para proseguir en el día a día. En una sociedad cada vez más difícil de gestionar, tanto el cuerpo como la mente deben estar preparados para afrontar cualquier ocurrencia, de día y de noche. Sin embargo, la cabeza es a menudo un elemento olvidado. Tan pronto como nos despistamos, podemos encontrarnos sintiendo dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones.
Las relaciones sociales son uno de los aspectos más complicados de gestionar, sea por el peligro de la toxicidad o por la incapacidad de gestionar los actos y emociones de otra persona. Un asunto sobre el que reflexionó el doctor José Carbonell, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y afincado en Palma de Mallorca. Según sus palabras, la bipolaridad de querer a odiar cada cinco minutos es peligrosa.
“Lo que no puedes estar diciéndome cuando estás conmigo es que soy lo mejor que te ha pasado la vida y que luego al minuto siguiente, en cuanto sales por la puerta, no vuelvo a saber de ti en tiempo o parece que no me contestes a los mensajes. Sé que no hay otra persona, sé que lo que tenemos es único y especial, pero al mismo tiempo me doy cuenta de que no sé si es miedo al compromiso o no sé qué es lo que te está pasando”, exponía.
“La verdad es que ya no sé cómo posicionarme, no sé qué es lo que tengo que pensar, si hay algo que he dejado de hacer o algo que estoy haciendo mal, o qué puedo hacer frente a esta situación. Lo que sí sé es que me estoy volviendo loco frente a la relación así. Y cuando me vienen los pacientes así, yo lo primero que les digo es ‘Chavales, tenéis que pensar en vosotros’”, sentenciaba, ejemplificando esta problemática con más situaciones.
“Tenéis que pensar que las parejas suman o restan y que una persona intermitente, cuando empieza a restar y cuando empieza a hacer que tú vivas, a pesar de que vivas momentos de gran pasión, cuando eso lo que te está produciendo es que luego tengas momentos de gran angustia y la incertidumbre de la anticipación a ver cuándo te volverá a contactar o a lo mejor va a cambiar o seguro que va a cambiar por mí”, remarcaba.
“No puedes vivir tu vida hipotecada por una persona que no sabe qué es lo que quiere. Lamentablemente, a veces a las decisiones que tienes que tomar es sufrir o sufrir más. Si quieres seguir intentando ver cómo evoluciona esa relación, posiblemente acabarás sufriendo más. La otra opción es decir ‘Mira, hasta aquí hemos llegado porque ya no puedo más, me estás volviendo loco, estoy sufriendo demasiado por esta relación’ y tienes que ser tú quien tome la decisión de hacer esa extinción total”, recomendaba.